Generando cambio

Generando cambio

Las palabras de Francisco pueden cambiar el rumbo de la humanidad PDF Imprimir Correo
Escrito por Gerardo Bova   
Lunes, 28 de Septiembre de 2015 11:32

alt  Sólo basta leerlas y ponerlas en práctica. Único camino hacia la paz global

 Los que me conocen y lo digo hasta el hartazgo, a través de la vida o de mis editoriales, saben que no comulgo demasiado con las religiones, descreo mucho sobre las instituciones de cualquier creencia religiosa, todas han estado vinculadas a través de los siglos, a los sectores dominantes y en sociedad han causado innumerables daños a la comunidad global. Bajo ningún aspecto hoy se puede negar que los jefes religiosos, como representantes de esas instituciones, han negociado con los poderes políticos y financieros, con el agravante que ponían como estandarte principal a las insignias rituales de esas religiones. Sólo les basta observar en las últimas décadas lo actuado por los pontífices Wojtila y Ratzinger, como también los jerarcas de la religión judía y musulmana, para imponer el modelo neoliberal salvaje en el mundo, condenando a las sociedades a resignarse y perder día a día derechos fundamentales, no sólo para vivir en libertad, hay que incluír la dignidad, que muchas generaciones recientes han perdido por tener que "aceptar" esos modelos exclusivos.
Todo está escrito por mí, en muchas editoriales, incluso en dos de mis libros ("Entre Delirios y Realidades" y "Abya Yala, la América que Queremos") donde argumentanba la presencia y acción de los papas nombrados anteriormente, en el caso de la Perestroika, que produjo el derrumbe del Muro de Berlín, a través de la activa participación de Wojtila con Ronald Reegan y Michael Gorbachov, como en el caso de Ratzinger, el último papa alemán, que fue el trampolín para insertar el modelo neoliberal a través del euro en todo el continente europeo, en sociedad con los líderes políticos alemanes e ingleses.
Siempre consideré que la designación como Sumo Pontífice en la Iglesia Católica, de Jorge Mario Bergoglio no fue por mera casualidad, se nombraba un papa latinoamericano, con la intención de inmiscuirse en la política de los países emergentes que ostentaban una política inclusiva en sus pueblos desde hacía una década(léase, Chávez, Lula, Kirchner, Morales, Correa, Funes, ortega, etc) en contra del neoliberalismo y desde ya, esto perturbaba el andamiaje de los especuladores financieros, incluyendo naturalmente a los fondos buitre, que tanto han atacado a la Argentina. Por ello seguramente, lo del papa argentino, porque a sabiendas que no se llevaba bien con la presidenta de nuestro país y se lo creía con raíces conservadoras, era por lo tanto, el hombre adecuado para combatir a los "populistas" en el continente.
Bien, aquí es donde hay que detenerse para analizar, ya que se han equivocado desde el vamos, tal vez, por el desconocimiento de lo que representaba Bergoglio, hoy Papa Francisco, en la Argentina, ya que venía de trabajar años atrás, en las villas del Bajo Flores, cuando era un simple párroco en una de las iglesias del barrio porteño.
Debo pedir disculpas porque quien escribe estas líneas, también pensaba de tal forma y pensé que la presencia de Bergoglio en el Vaticano nos podía ocasionar algunos inconvenientes para desarrollar estas políticas inclusivas, no sólo en nuestro territorio, también en el resto de Latinoamérica. Aunque mencioné en varios escritos que iban a nombrar un papa latinoamericano, mi pensamiento pasaba por otro lado, se me ocurría que era para desmantelar el accionar progresista en defensa de los intereses corporativos, y vaya si me equivoqué, porque el accionar de Francisco desde aquella cumbre en Río de Janeiro con millones de jóvenes de todo el mundo, sumando los discursos de Santa Cruz de la Sierra en Bolivia; en el Capitolio norteamericano y el último en las Naciones Unidas, deja otra imagen y netamente favorable a lo que vienen insertando estos gobernantes progresistas en el continente, hacia una búsqueda constante de la igualdad de derechos y de oportunidades en las comunidades globales.
Me parece muy atinado e importante incluír en la presente editorial, párrafos salientes producidos por el Papa Francisco en su viaje a Bolivia, precisamente en Santa Cruz de la Sierra, porque son elementales para darnos cuenta el objetivo del Pontífice, con relación al giro que deben dar los mandamáses del mundo, para lograr la verdadera paz de los pueblos y poder vivir en armonía, bajo la consigna del diálago y los tratados diplomáticos, defenestrando para siempre las acciones bélicas.Único camino para lograr ésa paz definitiva entre los países y sus comunidades, algo que repitió en sus contenidos, en los discursos producidos en los Estados Unidos, que hicieron llorar y renunciar a su cargo como Presidente del Capitolio al político republicano John Boehner, vaya a saber que le tocó, en lo más íntimo al citado político, para tomar semejante decisión, tal vez, un arrepentimiento basado en la realidad que les estaba presentando el papa en su propia tierra y en sus rostros.
Cuando lean al final de mi nota parte del discurso de Francisco en Bolivia, van a observar con toda emoción ése perdón que hizo público sobre los pueblos originarios, vinculando abiertamente al Vaticano en la denominada "Conquista o Descubrimiento de América", pero con un detalle fundamental, aún nombrándolo a Wojtila, se diferenció del papa polaco, en eso, porque fue sin dudas más creíble, emocional y salido de sus vísceras.
Lo sugestivo es la cobertura que dan algunos medios argentinos y de gran parte del mundo, representantes de los sectores dominantes en el planeta, pero con mayor énfasis en nuestro país, teniendo en cuenta cuál era el pensamiento sobre la persona de Bergoglio hace apenas 3 años y cuál es la visión actual del pontífice. Parecería que estos sectores desean que el papa sea el mismo de antes en la figura de Bergoglio, porque supuestamente estaba del lado mercantilista, entonces hoy hasta lo catalogan de marxista y que se ha convertido en político, en lugar de difundir un mensaje pastoral y espiritual. Lo dicen con tanta liviandad, como si no se supieran que siempre los papas, como manifestara al principio de ésta nota, han actuado en política, lo que sucede y con total valentía, hoy habla en la casa de las democracias, como lo fue en los Estados Unidos y nunca antes se había registrado algo similar.
En fin, cada uno tiene el derecho de pensar y analizarlo de la manera que le convenga, pero consideré muy necesario para los tiempos que nos esperan, hacer un análisis sobre la presencia de Francisco y los contenidos de sus discursos, por ello
es importante, según mi óptica, leer y releer estos párrafos salientes, porque ahí están las bases necesarias para cambiar el mundo y Francisco lo manifestó con toda naturalidad y transparencia, para que nadie pueda decir que no fue anticipado oportunamente, si en realidad queremos vivir en paz o preferimos los conflictos eternos para producir negocios fenomenales que incluyen apenas a menos del 1% de la sociedad global.
Estos son los párrafos salientes de su extenso discurso en Santa Cruz de la Sierra, repetidos en algunos conceptos básicos en el Capitolio norteamericano y en la Asamblea Especial de las Naciones Unidas.
Aqui van los textos salientes:
“Las famosas tres T”: tierra, techo y trabajo
Me alegra verlos de nuevo aquí, debatiendo los mejores caminos para superar las graves situaciones de injusticia que sufren los excluidos en todo el mundo. Gracias Señor Presidente Evo Morales por acompañar tan decididamente este Encuentro.
Si esto así, insisto, digámoslo sin miedo: queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra como decía San Francisco.
Queremos un cambio en nuestras vidas, en nuestros barrios, en el pago chico, en nuestra realidad más cercana; también un cambio que toque al mundo entero porque hoy la interdependencia planetaria requiere respuestas globales a los problemas locales. La globalización de la esperanza, que nace de los Pueblos y crece entre los pobres, debe sustituir esta globalización de la exclusión y la indiferencia.
Se está castigando a la tierra, a los pueblos y las personas de un modo casi salvaje. Y detrás de tanto dolor, tanta muerte y destrucción, se huele el tufo de eso que Basilio de Cesarea llamaba «el estiércol del diablo». La ambición desenfrenada de dinero que gobierna. Ese es el estiércol del diablo. El servicio para el bien común queda relegado. Cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos, cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico, arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo, destruye la fraternidad interhumana, enfrenta pueblo contra pueblo y, como vemos, incluso pone en riesgo esta nuestra casa común.
¿Qué puedo hacer yo, cartonero, catadora, pepenador, recicladora frente a tantos problemas si apenas gano para comer? ¿Qué puedo hacer yo artesano, vendedor ambulante, transportista, trabajador excluido si ni siquiera tengo derechos laborales? ¿Qué puedo hacer yo, campesina, indígena, pescador que apenas puedo resistir el avasallamiento de las grandes corporaciones? ¿Qué puedo hacer yo desde mi villa, mi chabola, mi población, mi rancherío cuando soy diariamente discriminado y marginado? ¿Qué puede hacer ese estudiante, ese joven, ese militante, ese misionero que patea las barriadas y los parajes con el corazón lleno de sueños pero casi sin ninguna solución para sus problemas?
Pueden hacer mucho. Pueden hacer mucho. Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de «las tres T» ¿De acuerdo?  (trabajo, techo, tierra) y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio, Cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen!
Quisiera, sin embargo, proponer tres grandes tareas que requieren el decisivo aporte del conjunto de los movimientos populares:
3.1. La primera tarea es poner la economía al servicio de los Pueblos: Los seres humanos y la naturaleza no deben estar al servicio del dinero. Digamos NO a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata. Esa economía excluye. Esa economía destruye la Madre Tierra.
Los gobiernos que asumen como propia la tarea de poner la economía al servicio de los pueblos deben promover el fortalecimiento, mejoramiento, coordinación y expansión de estas formas de economía popular y producción comunitaria.
Esto implica mejorar los procesos de trabajo, proveer infraestructura adecuada y garantizar plenos derechos a los trabajadores de este sector alternativo. Cuando Estado y organizaciones sociales asumen juntos la misión de «las tres T» se activan los principios de solidaridad y subsidiariedad que permiten edificar el bien común en una democracia plena y participativa.
3.2. La segunda tarea, eran 3, es unir nuestros Pueblos en el camino de la paz y la justicia.
Los pueblos del mundo quieren ser artífices de su propio destino. Quieren transitar en paz su marcha hacia la justicia. No quieren tutelajes ni injerencias donde el más fuerte subordina al más débil. Quieren que su cultura, su idioma, sus procesos sociales y tradiciones religiosas sean respetados.
Ningún poder fáctico o constituido tiene derecho a privar a los países pobres del pleno ejercicio de su soberanía y, cuando lo hacen, vemos nuevas formas de colonialismo que afectan seriamente las posibilidades de paz y de justicia porque «la paz se funda no sólo en el respeto de los derechos del hombre, sino también en los derechos de los pueblos particularmente el derecho a la independencia» (3)
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Los pueblos de Latinoamérica parieron dolorosamente su independencia política y, desde entonces llevan casi dos siglos de una historia dramática y llena de contradicciones intentando conquistar una independencia plena.
En estos últimos años, después de tantos desencuentros, muchos países latinoamericanos han visto crecer la fraternidad entre sus pueblos. Los gobiernos de la Región aunaron esfuerzos para hacer respetar su soberanía, la de cada país y la del conjunto regional, que tan bellamente, como nuestros Padres de antaño, llaman la «Patria Grande». Les pido a ustedes, hermanos y hermanas de los movimientos populares, que cuiden y acrecienten esa unidad. Mantener la unidad frente a todo intento de división es necesario para que la región crezca en paz y justicia.
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