Generando cambio

Generando cambio

El poder del mercado PDF Imprimir Correo
Escrito por Carlos Heller   
Miércoles, 26 de Septiembre de 2018 00:00

Gentileza Diario Página/12

Un neologismo surgió luego de la firma del acuerdo con el FMI: deslebaquización. Esta palabra, complicada de pronunciar, hace referencia a un proceso de reducción de las Letras del BCRA en poder de bancos e inversores no bancarios, a cambio de otras opciones de inversión. Esta medida fue inspirada por los elevados vencimientos que se venían produciendo mes a mes, y que liberaban potencialmente enormes cantidades de dinero que podía ir a dólares y generar tensiones en el mercado cambiario. De todas formas, el ajuste cambiario del 90 por ciento entre el inicio del año y fines de agosto no fue causada principalmente por este efecto.
Tratando de no entrar en consideraciones muy técnicas, esta deslebaquización no parece traer muchos beneficios, ya que implica cambiar deuda del BCRA por deuda del Tesoro Nacional, esta última que se añade al ya elevado endeudamiento del Gobierno. Además, con la devaluación, las Lebac ya no eran un problema: antes de la licitación de este mes, el valor de estas Letras ascendía a 14.300 millones de dólares, cuando en marzo significaban unos 62.000 millones de dólares.
Esta semana el BCRA renovó 150.000 millones de pesos a inversores no bancarios, de los 381.930 millones que vencían. Es decir, se liberaron 214.235 millones de pesos al mercado. Lo más llamativo fue la tasa ofrecida por las Lebac, del 45 por ciento anual, cuando la tasa de política monetaria es del 60. ¿Cómo se interpreta esta situación?
Por el lado de los bancos, la mayoría invertirá en Leliq los 92.000 millones de pesos que vencían (aún no están los datos definitivos). Por el lado del Gobierno nacional, éste ofreció Letras del Tesoro Capitalizables en Pesos (Lecap) y colocó 107.374 millones de pesos (40 por ciento a 132 días, un 19 a 160 días y un 41 a 374 días). Se comenta que ingresaron 900 millones de dólares del exterior para invertir en estas Letras. ¿Se está produciendo nuevamente un proceso de carry trade (inversores externos que cambian dólares por pesos para invertir en Argentina hasta que consideren que es propicio el momento de volver a dólares y asegurar las altas tasas en moneda dura)? Sería apresurado aseverar tal comportamiento.
Quizá una razón de esta conducta se encuentre en el rendimiento del 4 por ciento mensual de las Lecap, que, como se capitaliza, genera una tasa efectiva anual del 60 por ciento: por cada 100 pesos colocados, dentro de un año, quienes invirtieron en ese plazo, recibirán 160 pesos.
De todas formas, esta importante inversión en títulos tendría sentido si se espera que la cotización del dólar se mantenga relativamente quieta. Si a la baja en la cotización entre fines de agosto y el 20 de septiembre se le suma la reducción del riesgo país, más otros indicadores, pareciera que los mercados están apostando, al menos por el momento, por esta idea.
Es la misma idea plasmada en el proyecto de Presupuesto 2019, el que, más allá de los reducidos valores promedio para el dólar que proyecta, asume “una baja del tipo de cambio real multilateral para 2019, punta contra punta, del orden del 8 por ciento”.
En definitiva, los mercados son una entelequia, pero están representados por intereses concretos. En un sistema de total liberalización de los flujos de fondos como el establecido por el actual gobierno, tienen la posibilidad de fijar los niveles de variables financieras fundamentales, como el tipo de cambio. No es un secreto que desde el FMI se promovía un dólar en niveles que rondaran los 40 pesos. O que, como informara Marcelo Bonelli, David Lipton, subdirector gerente del FMI, haya incidido sobre la mesa de dinero del BCRA.
En definitiva, puede plantearse que la devaluación fue funcional al objetivo de generar una contracción del valor de los salarios, de las jubilaciones y otros ingresos. Y que este ajuste se realizó con un fuerte shock, que lógicamente genera desajustes, desacoples, un resultado que algunos pueden leer como producto de errores, fallas o debilidades, pero que en realidad forma parte de la política del gobierno y del FMI. Aunque haya que “pagar los costos de corto plazo que haya que pagar”, como reconoció el ministro Nicolás Dujovne. Se canjean Lebac por Leliq o por Lecap, pero esto no cambia el impacto negativo del modelo sobre la ciudadanía y la producción.


 



 
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