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Homenaje a Madres de Plaza de Mayo PDF Imprimir Correo
Escrito por Redacción Nuevo País   
Viernes, 02 de Diciembre de 2011 11:16

EL SEXTETO MAYOR HOMENAJEÓ A LAS MADRES
Celia de Prósperi, Josefa de Fiore, Rosa de Camarotti, Elsa de Manzotti, Juana de Pargament, Evel de Petrini, Mercedes de Meroño, Ana de Barimboin, Hebe de Mascia y Hebe de Bonafini -el tiempo que le permitieron sus compromisos- asistieron a la velada musical en honor a la Asociación Madres de Plaza de Mayo ofrecida el conjunto de tango Sexteto Mayor.
El de hoy fue el último de los conciertos del año, de un ciclo organizado por la Secretaría de Extensión de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, que tuvo entre sus protagonistas al Cuarteto Cedrón y a la Orquesta Juan de Dios Filiberto.

“Estamos muy felices de estar acá, en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, muy felices de homenajearlas a ustedes y tocar para esta institución que cumple una labor tan importante, no solamente en el país, sino en el mundo entero. Así que con esta alegría que tenemos esta tarde quiero presentar a mis compañeros del Sexteto Mayor, que está cumpliendo 38 años” anunció Horacio Romo, director y bandoneonista de la formación. “El pianista, que todavía no llegó a los 38, nuestro asesor de imagen, el maestro Fulvio Giraudo. Atrás mío tengo un músico excepcional, que se acaba de casar, quiero decirles que por cuarta vez el contrabajista Enrique Guerra. Aquí a mi lado tengo a un excelente bandoneonista, Luciano Ci arreta. Y ellos dos, nuestros ídolos y representantes, tienen más de 38 años: Eduardo Walczak y el fundador del Sexteto Mayor, Mario Abramovich en violines” continúo.
El mural del Auditorio “Juana Azurduy” pleno de color e imágenes de las Madres y su lucha en clave Guayasamín fue el telón de fondo que entre las fotografías de las y los desaparecidos enmarcaron la actuación del Sexteto. La intensidad de la ejecución parecía crecer con los aplausos que un público hechizado desencadenaba al final de cada tema. Eran las melodías conocidad, muchas de las cuales quizás las Madres bailaron en su juventud, pero con un sonido nuevo, arrebatador, cautivante. El concierto comenzó con Universo de José Libertella, recorrió milongas varias, tangos de Gardel, el vals “Desde el alma” dedicado a las Madres y a todas las damas presentes; y al gunas de las más emblemáticas piezas de Piazzolla, hasta el clímax final con una bellísima y potente versión de “Adiós Nonino”. El auditorio respiraba esos ritmos de dos por cuatro, repleto cómo estaba, nadie dejó de latir con la música que lo inundaba todo. Hasta se pudo ver entre quienes asistieron al periodista Eduardo Anguita siguiendo con la cabeza las curvas sonoras.
Tras los encendidos aplausos finales, las Madres obsequiaron a los músicos la moneda con el pañuelo blanco acuñada en el Bicentenario y agradecieron a los intérpretes, que a su vez, conmovidos, les agradecían a ellas. Nostalgia, fuerza, dolor, ternura, alegría, pasión y todo eso que es el tango. Y las Madres.

 
 


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