En ése sector, sobresalió más el odio, incomprensión e ignorancia, que la solidaridad y el amor

Desde cualquier punto de vista es indudable que el 2020 ha sido un año atípico, al menos para un 99% de la población, pues no se puede comparar con ninguna de las etapas vividas en Argentina, casi desde hace un siglo. Ni siquiera tiene algún punto de comparación con la crisis del 30, ni con la más reciente del 2001, pues dichas situaciones estaban emparentadas con lo económico y no con una pandemia sanitaria, que no solo nos trajo una enorme pesadilla a nuestro territorio, sino a toda la humanidad en su conjunto.

Es indiscutible que esta pandemia nos deja un año muy amargo y distinto a lo habitual que hemos vivido a lo largo de las últimas décadas, tanto en nuestro país como en el mundo entero. Por lo tanto, es comprensible aceptar algún malestar en la sociedad, sin tener que hacer diferencias de clases sociales. Sin embargo, cuando uno tiene que analizar la reacción de una gran parte de nuestra comunidad, no podemos omitir bajo ningún concepto, desde donde venimos y cuáles fueron los reales motivos como para no cerrar un año, al menos decoroso, pues en Argentina no pasaron las mismas cosas que en otras naciones de la región, aunque casi todas ellas estaban gobernadas por el mismo sistema político de neto corte neoliberal al igual que el nuestro, que fue dejando a sus pueblos sumergidos en la pobreza y humillación.

Si usted se quiere amargar y vivir en la incertidumbre, le recomiendo leer detenidamente a toda la prensa amarilla, adicta y empleada de las corporaciones, pues le van a proponer un país a la deriva y que está viviendo las horas más dramáticas de la historia nacional. Aducen que estamos en la bancarrota total y además, con un gobierno que ha perdido la brújula e incluso, según la mirada de Joaquín Morales Solá, en su nota del diario La Nación, "Alberto Fernandez está a un paso de la rendición". Por supuesto, de acuerdo a la óptica de estos sujetos que representan a los medios corporativos, la que maneja las riendas es Cristina Fernández de Kirchner, y existe un enorme malestar en toda la cúpula gubernamental.
Claro, no va a encontrar una sola línea o comentario radial y televisivo, sobre los cuatro años del macrismo, pues a criterio de ellos, pareciera que no han estado en el gobierno y la fórmula Fernández-Fernández, heredó todo lo malo que le dejo CFK en sus ocho años anteriores al 2015.

Queridos/as compañeros/as:

Es muy difícil y sumamente complicado poder interpretar a muchos votantes del Frente de Todos, que a solo un año de haber votado el proyecto de país que estamos viviendo, hoy muestran su disconformidad mayormente en las redes sociales, espacio que deja en claro la manipulación y confusión que se arma cuando no se explica bien lo que se intenta manifestar. Es muy común encontrar negaciones a las propuestas del poder ejecutivo de parte de los sectores opositores, más aun cuando se detecta odio o rechazo absoluto a todo lo que se extrae del peronismo, pero resulta inadmisible si esas críticas desmedidas y falto de cultura investigativa, proviene del sector aliado a un gobierno popular, votado por más de 12 millones de argentinos/as, precisamente a un solo año, luego de atravesar cuatro años de una pandemia macrista y nueve meses de otra pandemia que se lleva puesto a miles de compatriotas.

Es la hora de despertar, no ponga en peligro la libertad suya y de su familia...

Semana a semana uno tiene que dedicarse a opinar y escribir sobre el comportamiento de algunos medios de comunicación y la implicancia certera que tienen ante la opinión pública, a sabiendas que gran parte de ella consume esas noticias que solo se convierten en una manipulación insoportable, dejando en claro la inocencia de millones de personas que no atinan a investigar, escuchando o leyendo otras opiniones, para saber si les están informando con la verdad.

A pesar de sus espantosas mentiras, no piden perdón y además no desean aceptar lo real

Nada puede sorprendernos en estos tiempos con respecto al comportamiento de ciertos medios de comunicación y cuáles son los intereses que defienden, sin embargo pareciera que de acuerdo a cada suceso que acontece tanto en el país, como en el resto del continente, siguen subestimando a las sociedades y continúan ofreciendo los mismos argumentos, con el propósito de mantener a sus seguidores y en la mayoría de los casos, no utilizan solo sus micrófonos o cámaras, sino que prefieren que sus propios "fans", hagan el trabajo de difusión a través de las redes sociales. En varias oportunidades lo consiguen, pero a medida que las mentiras son más groseras e insostenibles, van perdiendo credibilidad y tienen que crear otros artilugios para no perder terreno ante la opinión pública.