Los cacelorazos porteños... Imprimir
Escrito por Gerardo Bova   
Martes, 12 de Junio de 2012 00:00

                 TODO SE HACE, SEGÚN LAS CONVENIENCIAS

Caminando por las calles de Buenos Aires, uno tiene que andar con sumo cuidado por los enormes baches que no han sido solucionados por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de acuerdo a las promesas concretas que había hecho Mauricio Macri en su campaña proselitista, antes de asumir su primer mandato, cuando saltaba los "charquitos" y prometía la solución inmediata de dichos problemas. Caminar por las calles o veredas de nuestra ciudad, es una verdadera odisea y se acrecientan los inconvenientes por no tener resuelto el problema citado. Pero aquí no tenemos el único inconveniente, también se agrega el tema de la bicisenda, o como la denominan algunos porteños "la bolusenda", algo que instauró el citado gobernante, pero sin hacer un estudio previo, teniendo como base que es prácticamente imposible, practicar una doble mano en cualquier calle de Buenos Aires, con todos los problemas que esto acarrea. Existen una cantidad de accidentes que antes no ocurrían, por no realizar una investigación atinada al problema, antes de implantar tal medida. Se han recrudecido los accidentes por estas circunstancias, además de practicarlas, incluso en calles peatonales, como ser Suipacha, por ejemplo. Resulta humorístico pensar que sea una calle peatonal, pero tiene salideras de autos de los estacionamientos de la citada calle, además de la bicisenda, todo un despropósito.
Claro, falta agregar los enormes recursos asignados para mejorar las adyacencias del teatro Colón, donde se gastó una verdadera fortuna, pero se le achica el presupuesto a las escuelas y hospitales, incluyendo los fuertes incrementos al ABL, que ya ha llegado a un 800% en los cinco años de gobierno macrista, sin mediar una consulta popular, para tener en claro, si la población capitalina estaba de acuerdo con la decisión tomada por el PRO.
No pude observar ningún cacerolazo por estas decisiones gubernamentales de la Ciudad, ni tampoco manifestación en desacuerdo con la propuesta, como lo vienen haciendo con la decisión del gobierno nacional de poner restricciones a la compra de dólares, sin estar medianamente justificadas,  o la suba de impuestos a la tierra para los terratenientes del sector rural de la provincia de Buenos Aires. Algo que también ha decidido el gobierno provincial de Santa Fe, auspiciado por el gobernador Antonio Bonfatti, que no tiene ninguna ascendencia o vinculación con el kirchnerismo.
Además de todas estas aseveraciones vertidas por quien escribe esta nota, es necesario agregar, que el mandamás del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, tiene un procesamiento por las escuchas telefónicas y debe presentarse a un juicio oral, argumentado por el juez de la causa, pero parece que algunos sectores, con mayor notoriedad del rubro mediático, no se han enterado del tema, escondiendo el mismo, para no perjudicar al citado político.
Esto lo menciono para tratar de comprender las actitudes de sectores minúsculos de nuestra ciudad, que intentan pasar al archivo tales acontecimientos, pero si, prefieren poner todas sus energías para desprestigiar y quitar legitimidad al gobierno nacional, conducido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Es más, han volcado todo tipo de acciones, casi diría de corte belicista, para confrontar a un gobierno corrupto, según sus apreciaciones.
Los ataques producidos a los trabajadores del Canal Público, a los que realizan tareas en "Duro de Domar" y movileros y periodistas de Tiempo Argentino, Crónica y Télam, merecen todo nuestro repudio y ponen en cierta evidencia, el camino del odio y resentimiento que muestran estos pequeños sectores de la vida nacional, pero también nos dejan en situación de alerta, porque lo han hecho en toda nuestra vida anterior y no es casualidad que lo vuelvan a repetir, con los mismos formulismos de todas las etapas coexistidas.
Ha llegado la hora crucial de no caer en estas trampas, con la sana mentalidad y acción de dejarlos actuar, con la certeza de que la única forma de combatir a estos personajes, es a través de los hechos, y desde las esferas de nuestro gobierno, se sabe perfectamente, que desde ese ángulo, no hay temor posible, porque las realidades están a la vista y no tenemos que andar rindiendo exámenes todos los días políticos de nuestras vidas.
Solamente hay que observar los rostros de estos pequeños grupúsculos, viciados de odio y resentimiento, para darnos cuenta que paulatinamente se tendrán que dar cuenta de donde están viviendo y cuáles son los caminos a recorrer. Si lamentablemente no lo hacen, serán problemas de ellos y tendrán que recurrir rápida e inmediatamente a una analista para solucionar sus problemas existentes.