NUEVO PAIS Estuvo y estará hoy en las Actividades de Madres de Plaza de Mayo Imprimir
Escrito por Gerardo Bova   
Sábado, 24 de Marzo de 2012 14:25

Todo sobre los Actos por La Memoria, Verdad y Justicia, desde la Universidad de las Madres:

EDUARDO ANGUITA: “EL DESAFÍO MÁS GRANDE ES CONSTRUIR MEDIOS QUE SEAN COLECTIVOS”.
La Asociación Madres de Plaza de Mayo en repudio al 36° aniversario del golpe cívico-militar, bajo la consigna "35 años de lucha inclaudicable".
El director del periódico Miradas al Sur brindó una conferencia sobre el rol de periodismo en la consumación y legitimación de la dictadura, en un repleto auditorio “Juana Azurduy” de la Universidad Popular. Anguita fue presentado por Pedro Lanteri, director de La Voz de las Madres-AM530, que transmitió en vivo la actividad.
Al comenzar, sostuvo que las Madres “enseñan a dar dignidad”. “Si vamos a hablar de periodismo quiero decir que los periodistas no estamos en condiciones de reflejar todo lo de las Madres. Hacen falta quince días acá, como mínimo, para entender todo lo que hacen”. Han colectivizado todo. Es muy difícil lograr que el periodismo lo entienda. Nos cuesta mucho, y me incluyo, porque perdemos la perspectiva de lo colectivo”, agregó. Además, expresó que el ataque que las Madres sufrieron el año pasado por parte de los grupos mediáticos hegemónicos fue “un intento de la derecha que quiso atacar el tejido social”.
Luego, ya en dirección a aquel nefasto 24 de marzo de 1976, opinó que esa fecha fue “la culminación de un desgaste que fue impulsado por los sectores concentrados”.
Anguita desarrolló, posteriormente, diversos conceptos referidos a la necesidad de actuar con inteligencia sin subestimar al enemigo. En ese sentido ponderó la labor de Rodolfo Walsh y su trabajo de espionaje e inteligencia.
En su exposición instó a no desatender los planes, pasados y presentes, de la derecha para atacar los sectores populares. “La derecha tiene comando”, sostuvo. “Hay que aprender de las Madres, pero en serio. Hay gente que se organiza, como ellas, pero para hacer el mal”.
El director de Miradas al Sur repasó, luego, los diarios que existían en el momento del golpe, a los que fue caracterizando. “La Nación y La Prensa apoyaron todos los golpes”, dijo. “Clarín fue el más complejo: en el 73 entran cuadros políticos y grandes periodistas pero en febrero del 76 hubo despidos masivos y se echó a la comisión interna. Así desmiembran complementamente la redacción de Clarín”, añadió. “En Crónica, que tenía una comisión interna combativa, en diciembre del 75, entró la Infantería de la Marina a una asamblea y los despidieron a todos. Esto comprueba la existencia del plan sistemático”, reflexionó, entre los que mencionó la apropiación ilegal de Papel Prensa.< br />
Anguita hizo referencia a Rafael Perrota, director de El Cronista Comercial, quien tenía trato frecuente con Massera y Martínez de Hoz pero era informante de la Inteligencia del ERP y, posiblemente, de Montoneros.
En otro tramo, expresó: “Quiero recalcar el papal de los periodistas, que habían madurado. Había un Estatuto y ya se había extendido llamarse ‘trabajadores de prensa’. Se llegaba a ser director de un diario por consenso entre los accionistas y la asamblea de trabajadores. La dirección rendía cuentas a la mesa de redacción, los editores, y la línea editorial estaba basada en el estatuto gremial. La dictadura barrió con eso”.
Además, repasó los recientes logros como la Ley de Medios y la declaración de “interés nacional” del papel que se utiliza para imprimir los diarios. “¿Somos conscientes de las generaciones que nos están mirando?, se preguntó. “Les hemos dado, no digo una estocada, pero sí un pinchazo a los poderosos”, se respondió.
“Este tejido social reclama que sigamos dando la batalla cultural y que estemos a la altura de la circunstancias para construir medios populares”, sostuvo en otro momento de su alocución.
En medio de aplausos, Anguita aseguró que “el desafío más grande es construir medios que sean colectivos”. “Hoy se puede decir todo pero no creamos que tenemos todo ganado”, añadió. Además, expresó: “Hay muchos colegas que están apoyando pero también hay algunos empresarios que apoyan el modelo, por decirlo de algún modo, y que están pensando en la próxima jugada”. “Vayamos en esta vigilia pensando que tenemos muchos 24 de marzo por aprender”, concluyó, para luego, responder preguntas del público.
Tras su exposición, en la sede de la Asociación, Hipólito Yrigoyen 1584, se inaugura el bar político "El Revolucionario", en vigilia hasta las 0 del sábado 24 donde hará brindará un discurso la presidenta de la Asociación, Hebe de Bonafini.

“LOS 30.000 SE CONVIRTIERON EN LOS MILES Y MILES DE PIBES DEL BICENTENARIO”
La Asociación Madres de Plaza de Mayo realizó una vigilia en espera a las cero horas del 24 de marzo, donde su presidenta, Hebe de Bonafini, realizó un discurso en repudio al 36° aniversario del golpe cívico-militar.
Previo a las palabras de Hebe, se inauguró, en la sede de la Asociación, el bar político “El Revolucionario”, donde entre diversos símbolos e imágenes de luchadores del mundo entero se exhiben los objetos obsequiados a las Madres en sus casi 35 años de lucha.
En la inauguración estuvieron presentes muchísimos referentes culturales, políticos, sociales y periodísticos que no quisieron perderse la vigilia: Víctor Hugo Morales, Martín Sabbatela, Sandra Russo, Orlando Barone, Alejandro Apo, Jorge Dorio, Carlos Oviedo, Marcelo Duhalde, Néstor Busso, entre otros. Además de diversas bandas musicales, también participó el dúo de humor cordobés conocido como “Thelma y Nancy”.
A las cero horas del 24 de marzo, hizo uso de la palabra la presidenta de la Asociación, Hebe de Bonafini.
Éstas fueron sus palabras:
“Queridas compañeras, mis Madres, amigos, compañeros, todos los que colaboraron, todos los que venimos trabajando hace tanto tiempo, quiero empezar haciendo un pequeño recuerdo para dos compañeros que están muy enfermos: María del Carmen Berrocal, una Madre; y Luis Duhalde, el secretario de Derechos Humanos que también está muy enfermo.
Es muy difícil, en esta hora, en este día, después de tres clases magistrales que tuvimos en los días anteriores, pensar en un discurso, pensar en una reflexión cuando a uno siempre, como a mí, me mueve la pasión. Y cuando uno está tan apasionado reflexionar casi es imposible.
No quiero y no voy a dejar de tener un diálogo con mis hijos antes de terminar, con los 30.000, no quiero dejar de hacer un pequeño recorrido, gran recorrido, de lo que hemos hecho las Madres. Pero también a veces me parece que no todos saben lo que las Madres hemos hecho ni quiénes somos las Madres.
Nosotros hace 35 años, vamos a cumplir el mes que viene, que vivimos juntas: no es un colectivo cualquiera, no existe en el mundo un movimiento, un colectivo que viva junto 35 años. Desayunamos, almorzamos, tomamos el mate. Lo único que no hacemos es dormir y cenar. Pero hoy sí cenamos juntas. ¿Qué significa esto del colectivo de vivir juntas? Significa que ningún día, desde que se llevaron a nuestros hijos, dejamos de hacer algo. Ningún día, no les exagero. Yo estoy segura que esto ustedes no lo sabían. Ni al principio, cuando nos encontramos, porque cuando vino la dictadura ya había Madres que le faltaban los hijos, que había empezado en el 74 y 75 esta masacre que después se desató, este horror cívico, militar, eclesial, periodístico, sindical si quer&e acute;s porque la burocracia también colaboró. Ya muchas se habían encontrado, por eso la fecha del 30 de abril fue el día que se eligió para quedarnos en la Plaza. ¿Pero cuándo nacieron las Madres? Las Madres nacieron el primer día que se llegaron un hijo y no apareció. Pero nacimos por lo individual. El capitalismo es muy astuto. El capitalismo entra, golpea. Digo el capitalismo por decir todos los poderosos. Hoy estamos hablando de Clarín, de La Nación, los medios, como nos quieren golpear, deshacer, las basuras de las revistas como sacan tapas que dan asco. Porque ellos tienen plata, mucho dinero, y prensa. Y nosotros tenemos una gran pasión, la calle, las plazas llenas, multitudes y la juventud. Ellos jamás podrían hacer un acto como éste.
Pero nosotras, munidas de esa pasión, del amor intenso por nuestros hijos que cada una tenía y tiene, y seguimos teniendo, como cualquier madre, no somos extraterrestre, somos madres. Somos como todas. El gran amor hacia los hijos. Hay que ver el compromiso hasta dónde.
El 30 de abril fue el primer día que nos quedamos en la Plaza, que empezamos con esta marcha. Van a ser 35 años el mes que viene. Y hoy, 36 años de la dictadura más feroz, que silenció al país, que metió miedo por donde quisieran. Y el miedo venía con las balas y la tortura. Hoy un periodista me preguntaba ‘¿cuándo te diste cuenta que tus hijos no iban a volver?’ Y, hasta el 79, teníamos esperanzas, hasta el 79 íbamos a todos lados con la bolsita, con la pasta dental y la ropa interior a ver si ahí, en ese lugar, estaba el hijo.
Cuando nos dimos cuenta que después de la llegada de la comisión famosa que vino empezaron a aparecer cadáveres… Los primeros que aparecieron fue en Gorina, en un camión –ya lo contaba esta tarde– un camión del frigorífico con 32 ganchos con los pibes colgados fusilados y colgados de los ganchos del camión del frigorífico, ahí nos dimos cuenta que después de esas masacres nos quedaban muy pocas esperanzas. Y hasta ahí gritábamos ‘queremos nuestros hijos, que digan dónde están’. Todavía con la idea de lo individual y de repente nos dimos cuenta que no servía luchar por un hijo, que la lucha individual se iba a agotar en sí misma, y también empezamos a ver que el periodismo, el malintencionado, la basura, como todav&iacu te;a hay, le preguntaban a las Madres, a lo mejor a la más tímida, en qué andaba su hijo, como para justificar la muerte, la tortura y la desaparición, que es lo que quisieron todo el tiempo. ‘Si es terrorista está bien que lo maten’, ‘si usaban armas está bien que lo maten’, ‘si estaba en la guerrilla está bien que lo maten’, ‘si trabajaba con los curas del tercer mundo está bien que lo maten’. Y las Madres muertas de miedo decían ‘no andaba en nada’. Nosotros empezamos a discutir cómo no andaban en nada. Sí andaban en algo. ¿Tenemos que justificar? No. Defendían la patria, querían otra patria, no querían esto, no querían la tortura, la muerte, la desaparición, el hambre de los niños. No querían entregar la patria. Se pusieron de patas y cabezas. Estaban felices con lo que hacían. En tonces ahí nos dimos cuenta que teníamos que socializar la maternidad, que no podíamos ser más Madres de un solo hijo y ahí empezó el ataque, si querés, todavía mucho más duro de lo que iba siendo hasta ahí para las Madres que nos llevaban presas todos los jueves, que no pegaban, que nos quemaban las casas. Eso ya lo sabemos, no lo vamos a contar. Y ahí se hizo el ataque más duro. Y ahí ya se fueron preparando y ya Alfonsí hizo la ley de presunción, en la época del 82, la ley de presunción de fallecimiento que decía que por seis años todo aquel que no había sido visto estaba muerto. Y enseguida empezaron a pensar en una reparación. Por eso cuando vino Alfonsín, que creyó tanto la gente en él, nosotros ya sabíamos quién era, más o menos, no quisimos la Comisión. Dijeron ‘las Madres no quieren nada’. No, no queríamos. No queremos esto, no queremos lo otro y ahí inventaron la ‘reparación económica’. ¿Y quién la inventa? Naciones Unidas, el capitalismo, la Comisión de Derechos Humanos, Ginebra. ¿Por qué? No es que nos pagan porque son buenos. No es que le pusieron un precio a la vida de los hijos porque ellos son buenos. No, no. Porque nosotros habíamos armado un colectivo muy fuerte ya, ya había costado la vida de tres de nuestras compañeras, ya se habían llevado a Azucena, a Mary y a Esther, porque las Madres jodíamos de verdad. Y volvimos a empezar, que no fue poca cosa. Un grupo de Madres tuvimos que ir casa por casa otra vez porque nadie quería volver a la Plaza. Y entonces inventaron que había darle a cada madre un dinero por su hijo, ‘reparación económica’: 275 mil dólares por cada hijo, y un muerto. Y nosotros le dijimos no, señores. Nosotros somos Madres de 30.000. No somos más madres de uno. No señores, para el capitalismo la vida sólo vale plata pero para nosotros la vida sólo vale vida. Métanse en el culo la reparación económica.
Y así, llevando adelante esta discusión tan fuerte, tan terrible, hizo que un grupo de madres se fueran, cada organismo se quedó en su ranchito. Y nosotras seguimos peleando, cada vez con más fuerza pero con más convicciones de que no íbamos a abandonar a nuestros hijos pero no faltaba la otra batalla: la reivindicación de nuestros hijos como revolucionarios, que es la que todavía este país les debe.
Por eso, para esos días las Madres pensamos… bueno, ustedes saben, recorrimos el mundo. No lo voy a contar porque me voy a extender en cosas que, a lo mejor, no tienen tanta importancia. Pero yo quiero que sepan que las Madres vamos modificando permanentemente todo. Las Madres no somos un organismo de derechos humanos, no somos una ONG, somos un movimiento político sin partido pero hoy kirchneristas hasta la maceta. Porque hubo un hombre que nos devolvió la sonrisa, porque hubo un hombre que a pesar de todo lo que pasaba nos devolvió la felicidad y nos prometió y lo hizo: anuló las leyes de perdón, anuló las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Gracias a él, y a Cristina ahora, estamos juzgando y condenando a los asesinos. Las Madres hace rato que dejamos los juicios en manos de los abogados y empez amos a hacer las cosas con las que habían soñado nuestros hijos: la universidad, la radio, las viviendas, este movernos permanentemente. Por eso les decía hoy que todos los días, desde que empezamos, aun cuando no teníamos dónde reunirnos, hacíamos algo, o papeles. Hoy le ofrecí a Anguita que si quería que viniera a ver y a trabajar sobre nuestro archivo, que es enorme: hemos guardado todo.
Tener esto hoy, para nosotros, este lugar que ya existía pero dándole vida con todo lo que atesoramos durante 35 años, ahora compartirlos con ustedes. Decirles ‘compañeros, guardamos esto 35 años en esta casa para que lo vean, para que lo disfruten’. Este es un lugar de vida. Las Madres nunca vamos a hacer algo que tenga que ver con la muerte. Las Madres nunca les vamos a contar la tortura, las Madres nunca les vamos a contar el dolor, porque son cosas que no se pueden contar. El que cree que lo cuenta es porque no lo vivió.
Para nosotros, como lo decimos todos los días, nuestros hijos no están muertos ni van a morir nunca porque todo lo que hicieron fue pasión, amor, vida y lucha. Y eso lo tomamos nosotras. Ellos nos parieron a la lucha, pero nos dejaron embarazas para siempre de esta pasión por una patria nueva, por un país diferente y esto lo está haciendo posible Cristina, con toda la fuerza y con todo lo que le cuesta.
No es muy fácil hablar en un día como hoy. Hoy pensaba qué les voy a contar. Que volvíamos a la casa y nos esperaba un milico y a veces yo caminaba catorce cuadras cuando bajaba del micro y me daban una paliza entre medio de esas catorce cuadras. O que nos pintaron a un montón de Madres las casas diciéndonos ‘Madres terroristas’. Pero ustedes no se imaginan el orgullo que las Madres sentimos cuando nos dicen ‘Madres de terroristas’, porque cuando el enemigo de la derecha califica de terrorismo a un grupo, a una mujer, a un hombre, es porque ese hombre o esa mujer están en el buen camino.
Cuando se los llevaban primero decíamos ‘ay, no que no los maten’. Íbamos todos los días aun lugar diferente. Cuando una iba a un lugar decía ‘ay parece que en esa cárcel hay unos cuantos’. Allá corríamos todas: comisarías, no dejamos de visitar nada, de la punta del país al sur. Y cuando nos empezamos a enterar de las torturas, que algunas Madres no querían leer, yo dije ‘hay que leer lo que es capaz de hacer el enemigo’. Y empezamos a leer el espanto de lo que hacían. Dijimos ‘ay, que los maten. Entonces es mejor que los maten, que no los hagan sufrir, que no los torturen. Que los maten’.
De repente aparecía uno que había estado preso, como Anguita que estuvo once años preso, que estuvo hoy acá, torturado hasta no sé dónde y lo veíamos bien, entonces decíamos ‘no, que no los maten, que pasen lo que haya que pasar’. Y ese fue nuestro camino: de pasión, de dolor, de amor, pero nunca ni nos sentamos a llorar, ni le lloramos al enemigo, ni pedimos por favor, y todo lo que tenemos lo tenemos porque fuimos capaces de sentarnos en una radio para quedarnos con ella, de abrir una universidad sin permiso, de tomar una plaza, de tomar una catedral, de tener el ECuNHi, que es el lugar más hermoso que tiene la ESMA, donde hay 400 adultos mayores por día y cientos de niños, y cantidades de jóvenes, lleno de plantas y de flores, donde hay una huerta, donde Teresa Parodi hace maravillas.
Todo lo que las Madres vamos creando es de ustedes, es para ustedes. Nosotras para nosotras ya no queremos nada pero tenemos una gran responsabilidad que es no abandonar a los hijos. Y ese no abandonar a los hijos tiene que ver con hacer cosas bellas, con sentir que este día en que vino una dictadura siniestra acompañada de un silencio de una sociedad que en su mayoría creyó que nuestros hijos eran terroristas, en un montón de obispos que cobraban sueldos altísimos para acompañar a los asesinos cuando torturaban o cuando tiraban a nuestros hijos vivos al río o al mar; la burocracia sindical, que cuando se armaba un pequeño sindicato, progresista, que no querían la entrega que ellos hacían en aquella época, señalaba. Ustedes vieron lo que pasó en la Ford, en la Mercedes Benz, así en tantas fábricas y tantos lugares: por eso el 54% de los desaparecidos son trabajadores, señalados en su mayoría por la burocracia. O sea, la dictadura militar no lo hizo sola: cívico-militar-eclesial-sindical-periodística. 155 periodistas desaparecidos por decir la verdad, casi ochenta curas del tercer mundo, con algunos obispos, por acompañar al pueblo. ¿Saben cuál es la diferencia? Es que las madres de todos ellos, de los curas del tercer mundo, de los periodistas, de los médicos, de los trabajadores desaparecidos estamos orgullosas de haber tenido hijos revolucionarios, y las madres de ellos están avergonzadas y no las conocemos.
¿De dónde sacamos la fuerza? La fuerza no se compra. Por suerte no se vende en el shopping. La fuerza es acompañada de la pasión por algo que uno quiere. Uno cuando ama con pasión algo tiene fuerza todo el día para hacer. Yo a la mañana cuando me levanto, y a veces a la noche como decía el otro día, miro a mis hijos, tengo unas fotos hermosas ahí, y digo cómo serían ahora, no. ¿Cómo estarían ahora? Pero también yo sé que ellos tenían mucha pasión por lo que hacían, estaban muy convencidos y entonces nosotras también estamos convencidas de lo que hacemos, estamos convencidas que estamos en el buen camino, que no haber aceptado la reparación para no hacer un trabajo individual, porque no hay nada más hermoso que hace r un trabajo colectivo. No hay nada más hermoso que convertir a la madre de uno en Madre de 30.000. Es lo más grande que nos puede haber pasado y lo defendemos de verdad. Nunca elegimos ERP, Montoneros, Palotinos, los que murieron en Tucumán: no elegimos. Nos sentimos orgullosas de todos porque sabemos lo que querían todos y hacían todos. Y cuántos presos que estuvieron en la cárcel y los fuimos a visitar, con qué amor los visitábamos. Porque siempre decíamos ‘cuando salga uno, va a ser el hijo de todas, ¿no? Sí, claro’. Y yo muchas veces pensaba, cuando peleaba tanto, que no quería que si aparecían mis hijos aparecieran primero porque, entonces, iban a creer que había un negocio. Que aparezcan últimos, que los encontremos últimos. No, pero si viene un hijo nuestro esa Madre tiene que dejar de pelear. Tantas cosas discutimos, tantas cosas debatimos. Si empre sin dejar de pensar en el amor colectivo, en el trabajo colectivo. Y cuando una Madre se enferma nos enfermamos todas, y cuando una Madre se mejora nos mejoramos todas. Pero nunca decaímos. Este año fue muy duro para las Madres. Nos golpearon para desarmarnos, para deshacernos, una banda de cuarenta que ahora parece que son noventa, armados desde el lado político, para destruirnos. Y el tema es que las Madres somos como la tierra, como la madre tierra que siempre está abierta para esperar la semilla, y siempre está abierta para que la semilla germine. Y qué pasa: la tierra no quiere nada para ella, nosotros tampoco. Y este es el gran camino, no queremos nada para nosotros, todo para el otro, todo para ustedes, todo para el pueblo, todo para nuestros hijos. Pero no por capricho, no, es en hechos concretos. Cuando estos quisieron destruir todo, todos me decían ‘viste, por sacar de la cárcel, por sacar del Borda&rsquo ;. Dije ‘yo no voy a cambiar’. Las Madres no vamos a cambiar, vamos a seguir abriendo las puertas porque lo más hermoso que a uno le puede pasar es equivocarse por abrir el corazón y los brazos. Si hay quien traiciona, el traidor es el hijo de puta, no nosotros.
En los momentos peores el pueblo se puso de nuestro lado, el pueblo entero, el gobierno, la gente del exterior, gente que ni conocíamos. Gracias a todos los que nos acompañaron todo este tiempo porque en mayo ya va a ser un año, la traición va a cumplir un año y antes del año demostramos que las Madres somos más fuertes que estas columnas que son de hierro, pero no porque tengamos el corazón de hierro. El corazón es un corazón como todos, con sus sístoles y sus diástoles, lo que tenemos de hierro es la idea de que primero están los hijos, después están los hijos y siempre están los hijos. Y a eso no hay nada que lo pueda vencer.
Además de nuestros hijos, los 30.000, los tenemos a ustedes, que la mayoría son nuestros hijos, que aportan, que trabajan, que vienen, que van, que están contentos ahora de ver y compartir todo esto. Y también esos hijos que no llegaron a poder casarse o a tener sus hijos, o a terminar sus carreras pero, bueno, a mi me parece, queridos hijos, que andarán revoloteando por ahí, que siguieron naciendo en cada pibe, que siguieron naciendo en cada lugar, en Guatemala, ahora cuando estuve ahí con los chavistas, o cuando voy a un barrio, o el lunes que voy a ir a una escuela de Quilmes a hablarles a los chicos de la escuela, los más pequeños, seguro queridos que están ahí. Cuántas veces nos dijeron a todas ‘mamá lee, mamá aprendé política’. Y tal vez nosotra s, por esa ignorancia o por esa indiferencia a la política, no lo hicimos pero saben que cuando aprendimos, lo aprendimos bien. Yo sé que ustedes están atrás mío mirándome, todos esos ojos que tengo atrás mío me están mirando, nos están mirando, y ustedes saben que la mayor alegría que tengo ahora es que mis hijos, los 30.000 se convirtieron en los miles y miles de pibes del Bicentenario, más allá del nombre que elijan para hacer su militancia. ¡Gracias pibes por nacer todos los días! ¡Gracias, gracias por este Bicentenario y por nacer las esperanzas! Gracias también porque la muerte de Néstor, como toda muerte de revolucionario, hizo nacer estos pibes del Bicentenario, que cada uno elije un nombre para su organización, más peronista, menos peronista, más camporista, menos camporista. Es maravilloso. Sólo un país que tiene una juventud intensa, que vibra, que aprende, más allá que alguno quiere ser funcionario, bueno, ya se van a dar cuenta, los que luchan para ser funcionarios están equivocados, esos van a quedar sentados en el sillón y ahí los van a sacar. Pero los otros, los que estudian, los economistas que estudian para ser economistas de este lado, los abogados, los trabajadores, todos esos están peleando para el 2015, para el 2030, vaya a saber para cuántos dos miles.
Este paso de abrir “El Revolucionario” es la primera reivindicación profunda, y abierta y explícita que las Madres le queremos dar al mundo para decirle que estamos orgullosas de que esa revolución que empezaron nuestros hijos, tal vez en un momento mucho más difícil donde tuvieron que usar las armas, se convirtió hoy en una revolución sin armas pero que sí estamos haciendo la revolución, porque sí está viniendo la transformación. Por eso el bar “El Revolucionario” tiene que ver con eso. La revolución empieza cada mañana cuando se despierta y abre los ojos y piensa qué va a hacer por el otro. Ésa es la verdadera revolución y a nosotros, a todos, nos obliga esta Presidenta, que está dando lo mejor que ella tien,e a que nos preocupemos y nos ocupemos de apoyar este proyecto nacional y popular hasta el final, y si sale mal es culpa nuestra, no de Cristina.
Mañana, hoy ya, va a hablar Mariotto y ya después, en poquitos días, empezamos el mes de las Madres, donde va a haber de todo, también, porque es muy lindo festejar 35 años de lucha. Las Madres somos un plantel, que no somos como Verón que se va, que no va a jugar más, que vuelve: las Madres seguimos jugando pero tenemos entre 80 y 97 años, pero seguimos jugando, estamos en la cancha y todavía podemos hacer gambetas y les digo una cosa: todavía vamos a meter muchos goles. Gracias, compañeros”.