ARGENTINA PAÍS DE INMIGRACIÓN.- Imprimir
Escrito por Ediciones Agua Clara, para Nuevo País   
Lunes, 10 de Junio de 2013 14:36

Objetivo de los narco y tratantes de prostitución.

Gran parte de los que habitamos este suelo somos descendientes de inmigrantes extranjeros, o de migraciones internas.
Cuando se necesitaron brazos para las explotaciones agrícolo-ganaderas y las industrias de transformación primaria, la oligarquía dominante no solo despojó de sus tierras a los verdaderos dueños  indígenas y los sumió en la servidumbre, sino también promovió la inmigración de Europeos, Árabes y de nacidos en países limítrofes (Paraguayos, Bolivianos, Uruguayos, etc.). Quienes aún explotados inicuamente, terminaron por integrarse al conjunto venciendo los prejuicios difundidos por quienes se consideraron superiores, incluidos los descendientes de inmigraciones anteriores.
Su trabajosa adaptación, confundida por algunos con  generosidad de los sectores dominantes, terminó confluyendo en una idiosincrasia común.
Nuestra libertad inmigratoria no ha pasado desapercibida a las mafias internacionales, entre ellas la de la droga y la trata de personas.
Desde la República Dominicana, previo paso por Colombia ha arribado una multitud de prostitutas que se adueñaron de la zona cercana a Plaza Once en Buenos Aires, seguidas por  jefes (matones)de la trata y de la paralela distribución de drogas, quienes suelen movilizarse en coches alta gama y  no vacilan en perjudicar a cualquiera con el que traben relación ya sean las compañías telefónicas, a las que clavan con cientos de llamadas internacionales realizadas en un corto periodo, a hoteles de los que desaparecen, a los que les alquilan viviendas, con la garantía de negocios  cuya propiedad es fraguada,  y a los consorcistas de propiedad horizontal, que se ven obligados a soportar la inconducta y el barullo mafioso, y los daños que inflingen a los bienes comunes del consorcio.
Y a quienes se intoxican con la droga que ellos distribuyen.
La investigación de  las denuncias contra estos mafiosos no avanzan, se anuncia la concesión de su residencia definitiva en el país, a costa  de la vida más difícil de cien mil personas residentes en esa barriada, que anhelan recobrar su tranquilidad.
Tales beneficiarios , en definitiva, entorpeceran las posibilidades de quienes quieran laborar decentemente en el país.
Nuestro territorio debe seguir siendo accesible a todos los ciudadanos, en especial a los latinoamericanos, excepto a los degradantes agentes del crimen organizado.
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