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Escrito por Agencia Paco Urondo, Especial para Nuevo País   
Miércoles, 19 de Junio de 2013 21:00

Masones en la Historia Argentina

A partir de 2008, Jorge Clavero (Gran Maestre de la Gran Logia Argentina) se ha interesado por abrir la masonería a la sociedad. Publicamos algunos de los textos en los cuales reconocen y reseñan la trayectoria de diversos masones de nuestra historia.
Justo José de Urquiza
Militar y político, fue gobernador de Entre Ríos, líder del Partido Federal y Presidente de la Confederación Argentina entre 1854 y 1860. En la década de 1820 fue electo diputado en el congreso provincial por los vecinos de Concepción del Uruguay. Dirigió la oposición a la Constitución Argentina de 1826, que fue rechazada por su provincia. Desde 1828 en adelante fue comandante militar y civil de Concepción del Uruguay.
Acompañó la campaña militar que llevaría a Pascual Echagüe a la gobernación de Entre Ríos. Urquiza fue nombrado comandante de toda la costa del río Uruguay, con el grado de coronel. En forma paralela prosperó como hacendado y comerciante y desarrolló una red de apoyo político.
El 15 de diciembre de 1841, la legislatura eligió a Justo José de Urquiza como Gobernador de Entre Ríos.
En coincidencia con su iniciación masónica (1847), se produjo en Urquiza un fuerte cambio de actitud en su visión como gobernante y estadista, se rodeó inclusive de nuevos colaboradores. Gobernó desde Concepción del Uruguay, participó activamente de las campañas de Corrientes y Uruguay, extendió la ganadería, apoyó la instalación de saladeros de carne vacuna, hizo exigir la papeleta de conchabo a todos los peones rurales, mejoró los caminos y los puertos, instaló molinos de agua, y ayudó al establecimiento de pequeñas industrias. Ejerció un poder de policía muy eficaz para el mantenimiento del orden, la contabilidad adquirió una precisión desconocida al amparo de un prolijo control fiscal, redujo el gasto público e hizo publicar mensualmente en los diarios la nómina de gastos e ingresos.
En materia educativa estableció nuevas escuelas públicas primarias y secundarias. Durante su gestión, tres periódicos se publicaron en forma simultánea, se crearon teatros, escuelas secundarias de mujeres, bibliotecas públicas, convocó a emigrados ilustres, entre ellos Pedro Ferré, Manuel Leiva, Nicasio Oroño y Marcos Sastre y contribuyó a la adquisición de la sede y decoración de la Logia Jorge Washington de Concepción del Uruguay. El Supremo Consejo de la República Oriental del Uruguay le otorgó el Grado 18 de la Masonería.
A mediados de 1850, cuando la sitiada Montevideo estaba por caer, el Imperio del Brasil decidió apoyar a los asediados. En respuesta, Rosas lanzó la guerra contra el Imperio y designó a Urquiza como comandante del ejército de operaciones, le envió armamento y refuerzos.
Sin embargo, en enero de 1851 apareció un suelto en el periódico La Regeneración de Concepción del Uruguay titulado El año 1851que indicó el comienzo de la ruptura de Urquiza con Rosas.
El 1º de mayo de 1851, se anunció el Pronunciamiento de Urquiza, según el cual la legislatura entrerriana aceptó las repetidas renuncias de Rosas a la gobernación de Buenos Aires y a permanecer al frente de las relaciones exteriores. Reasumió también el manejo de la política exterior y de guerra de la provincia y reemplazó en los documentos "¡Mueran los salvajes unitarios!", por "¡Mueran los enemigos de la organización nacional!".
Corrientes fue la única provincia que apoyó el Pronunciamiento. De inmediato, Entre Ríos firmó un acuerdo con el gobierno de Montevideo y el Imperio del Brasil para expulsar a Oribe, llamar a elecciones libres en todo el territorio uruguayo, y enfrentar a Rosas.
Urquiza reunió en Entre Ríos el "Ejército Grande", con tropas locales, correntinas, emigrados unitarios, los soldados argentinos del sitio a Montevideo, unidades "coloradas" del ejército uruguayo y tropas del Imperio. Rosas []esperó a Urquiza cerca de su campamento de Santos Lugares. Ambos ejércitos se encontraron el 3 de febrero de 1852 en la batalla de Caseros. En pocas horas el triunfo fue para Urquiza, Rosas se exilió en Inglaterra, Urquiza asumió el gobierno bonaerense y designó gobernador al hermano masón Vicente López y Planes. Rápidamente envió al interior a Bernardo de Irigoyen, también hermano masón, con la misión de entrevistarse con los mandatarios provinciales e invitarlos a una reunión de gobernadores en San Nicolás de los Arroyos. El encuentro se desarrolló en los últimos días de mayo, se acordó reunir un Congreso Constituyente en Santa Fe con dos diputados por provincia y se otorgó a Urquiza el cargo de Director Provisorio de la Confederación.
La legislatura porteña rechazó el Acuerdo, Urquiza disolvió la legislatura.
El Congreso sesionó sin la presencia de Buenos Aires, y aprobó una Constitución federal y liberal, adaptada por José Benjamín Gorostiaga del proyecto del hermano masón Juan Bautista Alberdi contenido en su ensayo Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina (1852). Reconocía también la influencia de la Constitución de Estados Unidos y de la Constitución Argentina de 1826.
El 1º de mayo de 1853 se sancionó la Carta Magna que fue jurada el 9 de julio en todas las capitales provinciales.
El Congreso Constituyente se hizo cargo del Poder Legislativo, designó a Paraná capital de la República hasta que se uniera Buenos Aires, aprobó con Francia e Inglaterra un tratado de libre navegación de los ríos. En marzo del año siguiente, los Colegios Electorales de las provincias eligieron a Urquiza Presidente de la Confederación Argentina, acompañado por Salvador María del Carril, hermano masón, fundador de la Logia San Juan de la Frontera Nº 33, como Vicepresidente. Asumieron el 1º de mayo de 1854.
Urquiza priorizó la educación, la instalación de tribunales de justicia, también nacionalizó el Colegio y la Universidad de Córdoba y el Colegio de Concepción del Uruguay, presentó proyectos para la construcción de un ferrocarril hasta Córdoba, erigió edificios públicos en Paraná, y comenzó la instalación de colonias agrícolas de inmigrantes en Entre Ríos y en el resto del país. Buenos Aires se separó de la Confederación.
Juan B. Alberdi fue destinado a Europa donde estableció relaciones cordiales y logró que España reconociera la independencia argentina.
El plan económico trazado por Mariano Fragueiro, primer ministro de Economía de la Confederación, no arrojó los resultados previstos. Entonces, el gobierno de Urquiza contrajo empréstitos en el exterior, especialmente de la banca del brasileño Barón de Mauá. Como la situación no mejoró, se sancionó la ley de "derechos diferenciales" para favorecer la entrada del comercio exterior directamente por los puertos de la Confederación, especialmente por Rosario.
Transcurrido un lustro del mandato de Urquiza, Buenos Aires se rebeló contra la Confederación. En 1859 fue asesinado el caudillo sanjuanino Nazario Benavídez, Urquiza exigió la entrega de los asesinos e intervino el gobierno bonaerense. Buenos Aires optó por la guerra, y Urquiza derrotó al general Bartolomé Mitre en la batalla de Cepeda, avanzó hacia Buenos Aires y exigió la reincorporación a la Confederación.
La Masonería, instalada institucionalmente dos años atrás, tuvo entonces activa participación en la búsqueda de la definitiva pacificación.
En 1857, se habían constituido el Supremo Consejo Grado 33 y la Gran Logia del Gran Oriente Argentino, presididos ambos por José Roque Pérez. El país estaba dividido entre unitarios y federales, porteños y provincianos. En ese contexto, las Logias Unión del Plata N° 1 y Confraternidad Argentina N° 2, se propusieron alcanzar la unión y confraternidad de la dividida sociedad argentina, lograr la armonía y pacificación del país, unificar los criterios, zanjar los diferendos políticos y evitar la lucha fratricida.
En la noche del 27 de junio de 1860, el Presidente de la Confederación Argentina, Dr. Santiago Derqui, recibió en Paraná una comunicación del Gobernador de Buenos Aires, Bartolomé Mitre, quien a instancias de la Masonería lo invitaba a visitar la Ciudad de Buenos Aires para asistir a los actos oficiales del 9 de julio donde se celebraría un nuevo aniversario patrio. Urquiza, gobernador de Entre Ríos y presidente del Partido Federal, recibió una invitación idéntica.
El 6 de julio, Derqui y Urquiza llegaron a Buenos Aires acompañados de una importante comitiva. Culminados los festejos populares organizados por el Gran Oriente Argentino de la Masonería, se acordó la celebración de una tenida en la sede de la Institución para el 21 de julio a la que se denominó Tenida de la Unidad Nacional, con activa participación de las Logias Unión del Plata y Confraternidad Argentina.
La tenida fue presidida por José Roque Pérez, y durante su transcurso se otorgó el Grado 33 a Bartolomé Mitre, (Gobernador de Buenos Aires, unitario), Domingo Faustino Sarmiento, (unitario), Santiago Derqui (Presidente de la Confederación Argentina, federal), Justo José de Urquiza (Gobernador de Entre Ríos, federal) y a Juan Andrés Gelly y Obes, Jefe del Estado Mayor durante la Triple Alianza y hombre de la estrecha confianza de Mitre.
Los invitados fueron recibidos por el Supremo Consejo Grado 33 en pleno y por los Venerables Maestros (presidentes) de todas las logias de Buenos Aires. Tras los saludos, el Soberano Gran Comendador se retiró con los miembros del Supremo Consejo, en tanto una comisión especial condujo al resto a un templete próximo, donde les fue otorgada la más alta distinción de la Masonería, el Grado 33. De regreso al Templo Central, fueron recibidos con incesantes salvas de aplausos y vivas a la patria.
Ocupando el alto sitial del centro, el Dr. Roque Pérez sentó a su derecha al Presidente Derqui y a su izquierda al Gobernador Mitre; en los sitios especiales e igualmente destacados de la cabecera tomaron ubicación el Gobernador de Entre Rios Justo José de Urquiza, los ministros porteños Sarmiento y Gelly y Obes. De inmediato, Urquiza y Mitre, con sus manos sobre el Libro de Ley Sagrada, la Escuadra y el Compás, prestaron el solemne juramento y se comprometieron: “A OBLIGARSE POR TODOS LOS MEDIOS POSIBLES A LA PRONTA PACIFICA CONSTITUCION DEFINTIVA DE LA UNIDAD NACIONAL”.
José Roque Pérez pronunció entonces un discurso en cuyos párrafos salientes expresó que “un gran acontecimiento nos reúne y agrupa en este lugar... es la presencia del Presidente de la República Argentina, del Primer Magistrado de Buenos Aires y del Gobernador de Entre Ríos, que vienen a tomar un asiento entre nosotros, no en calidad de Magistrados, sino en la de hermanos y fieles sostenedores de nuestra Orden”
“…Estos nombres simbolizan ya lo que veis hoy realizado, después de cinco años de luchas desgarradoras, la una el Jefe de la República, y los dos guerreros que cruzaron sus espadas en el campo de batalla, firmada la paz se daban el abrazo de hermanos que es la verdadera UNIÓN NACIONAL ARGENTINA”....”
Como símbolo de la Unión Nacional, Bartolomé Mitre (Jefe del Partido Unitario), y Justo José de Urquiza (Jefe del Partido Federal), se afiliaron a la Logia Confraternidad Argentina N° 2 que, a partir de ese momento también se conoció como Logia de la Unidad Nacional. Por su parte la Logia Unión del Plata Nº 1, a la que pertenecía Derqui, proclamó miembro de honor a Urquiza quien retribuyó a través del Dr. Pedro Díaz de Vivar con una medalla conmemorativa del Primer Aniversario del Pacto de San José de Flores para cada dignatario de la Gran Logia de la Argentina y los miembros del Supremo Consejo, “en prenda de reconocimiento por vuestro eficaz apoyo para obtener la pacificación”. Por entonces, Buenos Aires revisó la Constitución, propuso modificaciones que fueron aceptadas en una nueva Convención Constituyente reunida en Santa Fe.
El 9 de agosto de 1861, la Logia Asilo del Litoral de Paraná proclamó a Urquiza miembro de honor. Con todo, nuevas desavenencias entre Buenos Aires y la Confederación determinaron una nueva contienda, esta vez en Pavón. Pese a que las fuerzas de la Confederación tenían asegurado el triunfo, Urquiza se retiró del campo de batalla para obtener la pacificación definitiva y se dirigió a Entre Ríos. En coincidencia con ese gesto, el Presidente Derqui y el Vicepresidente Pedernera renunciaron a sus cargos y entre todos abrieron el camino a la presidencia de Bartolomé Mitre.
Urquiza mantuvo la autonomía del gobierno de Entre Ríos y conservó el cargo de gobernador. Hubo un acuerdo tácito con Mitre, por el cual éste nunca se enfrentó políticamente a Urquiza. A cambio, Urquiza se mantuvo neutral durante todas las rebeliones federales de esa década. Urquiza también otorgó su apoyo político al Presidente Domingo Faustino Sarmiento. Mitre y Sarmiento fueron huéspedes de Urquiza en el Palacio San José, ambos fueron recibidospor separado con honores excepcionales: pasaron entre una doble fila de gauchos formada como guardia de honor entre el puerto de Concepción del Uruguay y el Palacio San José.
Urquiza murió asesinado en el Palacio San José el 11 de abril de 1870. Había nacido el 18 de octubre de 1801.
Carlos Pellegrini
Integra la galería de Presidentes argentinos que fueron miembros de nuestra Institución. Gobernó entre 1890 y 1892, a la renuncia de Miguel Juárez Celman de quien era su compañero de fórmula. Su padre, el ingeniero franco-italiano Carlos Enrique Pellegrini, concluyó en 1872 la construcción del edificio que aún es la sede central de la Masonería Argentina.
Carlos Pellegrini recibió su diploma de abogado en 1869 después de su participación en la campaña del Paraguay. Se afilió luego al Partido Autonomista encabezado por Adolfo Alsina. En 1873, tras dos candidaturas fallidas, asumió como diputado de la Asamblea Nacional. Fue también ministro de Gobierno de la provincia y de Guerra y Marina entre 1879 y 1886, durante los gobiernos de Nicolás Avellanada y Julio Argentino Roca.
En 1881 fue elegido senador y cuatro años después viajó a Europa para negociar un empréstito. De nuevo en Buenos Aires, fue elegido vicepresidente del gabinete de Miguel Juárez Celman, labor que compatibilizaba con la presidencia del Senado.
Cuando asumió la Presidencia, la crisis económica que sufría Argentina era profunda por el estado de falencia de varias instituciones financieras. En 1891 creó el Banco de la Nación y la Caja de Conversión y envió a Victorino de la Plaza a Londres para negociar el pago de los empréstitos. Pellegrini también reorganizó el servicio de salud pública, aprobó una serie de medidas para acabar con la corrupción y fomentó la reforma de la vida política.
En septiembre de 1893 recibió el mando de una fuerza militar para desarticular una rebelión en Tucumán. Fue elegido senador en 1895, conservó su banca hasta 1904. Carlos Pellegrini fundó el diario El País desde cuyas páginas reclamó una profunda reforma de la vida social y la política de Argentina, y una mayor democracia.
Después de visitar Estados Unidos donde asistió en 1904 a la asunción del presidente Theodore Roosevelt, publicó sus experiencias en cartas al diario La Nación. Fue elegido diputado y falleció el 17 de julio de 1906 en Buenos Aires. Había nacido el 11 de octubre de 1846.
Carlos Pellegrini fue iniciado masón en la Logia Regeneración Nº 5, trabajó en la Logia Docente, presidió la Logia Nacional y fue Gran Maestre electo del Gran Oriente del Rito Argentino constituido en 1906.
La Masonería Argentina recuerda a uno de sus fecundos hermanos que supo transitar la vida pública con los atributos éticos propios de nuestra Institución.
Manuel García Ferré
La Masonería Argentina lamenta profundamente el fallecimiento de su hermano Manuel García Ferré, iniciado en la Logia Floridablanca N° 399, alejado actualmente de la actividad institucional.
Creador de Anteojito, Larguirucho, Hijitus, Calculín y Petete, se destacó como historietista y relevante artista gráfico. Nacido en España, llegó a la Argentina después de la Guerra Civil Española y en medio de la Segunda Guerra Mundial.
Tras su paso por Billiken, García Ferré creó la revista Anteojito que alimentó con sana fantasía y recursos educativos a varias generaciones de niños argentinos. También fue el autor de Hijitus, primera serie de dibujos animados en nuestro país (1967).
El año pasado filmó Soledad y Larguirucho, con Soledad Pastorutti. Dos años antes había sido declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
Manuel García Ferré deja una huella imborrable en la sociedad argentina.
Evaristo Carriego
De familia entrerriana, vivió desde niño en Honduras entre Mario Bravo y Bulnes, en el barrio porteño de Palermo. En su adolescencia se relacionó con publicaciones anarquistas, entre ellas La Protesta. Colaboró en el diario La Tribuna y en la revista Caras y Caretas.
También fue asiduo de los cafés frecuentados por escritores en la primera década del siglo XX. En 1908 publicó Misas herejes y luego, sucesivamente, El alma del suburbio y La canción del barrio que constituyeron sus obras póstumas. Fue autor también de La fonda, La bandera celeste, Vida del General Lamadrid, Vida y muerte en Aragón, La muerte del cisne y Tu secreto.
La vida de Evaristo Carriego tuvo un recorrido breve: falleció de tuberculosis a los 29 años de edad, el 13 de octubre de 1912. Se había iniciado masón el 3 de julio de 1906 en la Logia Esperanza Nº 111 junto con Florencio Sánchez, autor de M’hijo el dotor, creador del término “Canillita” para designar a los vendedores de diarios.
La Masonería Argentina es un punto de encuentro de personas de buenas costumbres que adhieren al ideario democrático, más allá de sus ideologías y convicciones de todo tipo, con el solo requisito de evitar los dogmatismos y los fanatismos. A lo largo de su historia reúne a hombres públicos, artistas, intelectuales, comerciantes y todos aquellos que desean de buena fe su crecimiento espiritual y el de la sociedad a la que pertenecen. En esa convicción, hoy recordamos a nuestro querido hermano masón Evaristo Carriego.
Lucio V. Mansilla
Estudió sucesivamente en varios colegios y atendió tareas contables en un comercio de su familia. Pasó luego a un saladero a cargo de su padre, en San Nicolás. Sus lecturas de Rousseau y el temor de que llegaran a oídos de su tío Juan Manuel de Rosas hicieron que su familia lo enviara a Europa y Oriente durante tres años. A su regreso, se alistó en el ejército de la Confederación y, después de Caseros, volvió a Europa junto a su padre y su hermano. Compartieron la travesía hasta Brasil con Domingo Faustino Sarmiento.
Nuevamente en Buenos Aires se dedicó al periodismo, pero debió alejarse a la ciudad de Paraná, capital de la Confederación, por un incidente en un teatro con el senador José Mármol a quien retó a duelo por ciertos contenidos de Amalia que consideró agraviantes para su familia.
Sucesivamente fue secretario de Salvador María del Carril, diputado por Santiago del Estero y secretario de la Convención Constituyente de 1860 en la que Buenos Aires se unió a la Confederación. Participó luego en la Guerra del Paraguay, combatió en Humaitá, Estero Bellaco, Tuyutí, Boquerón, Sauce y fue herido en Curupaytí. Sarmiento lo destinó al servicio de la frontera sur de Córdoba desde donde se internó en el desierto para tratar pacíficamente con los indios. Escribió luego Una excursión a los indios ranqueles que publicó en el diario La Tribuna entre el 20 de mayo y el 7 de septiembre de 1870 como cartas dirigidas a su amigo Santiago Arcos, que vivía en España.
En la presidencia de Julio Argentino Roca, Lucio V. Mansilla fue diputado y desarrolló misiones diplomáticas internacionales. Tras radicarse en París, pidió su baja del ejército y abordó la literatura y el periodismo. Publicó una biografía de Juan Manuel de Rosas y los ensayos En vísperas y Un país sin ciudadanos, además de artículos destinados a la prensa de Buenos Aires. Publicó en el diario Sud América una serie de relatos coloquiales autobiográficos titulada Causeries (charlas) de los jueves que fue editada entre 1889/90 como Entre nos, Retratos y recuerdos sobre 17 personas de su época que conoció personalmente y De Adén a Suez donde contó su primer viaje al lejano oriente.
Su obra póstuma fue Memorias, en la que narró su infancia y juventud, y describió San Telmo, su barrio natal. Mansilla nació en 1831 en la esquina de Tacuarí y Potosí (hoy Alsina). Falleció en París el 8 de octubre de 1913.
Lucio V. Mansilla fue iniciado masón, pero fue separado de la Institución a causa de un duelo que sostuvo con Pantaleón Gómez en 1880. La medida respondió a que la Masonería defiende la vida a rajatabla y su Código de Moral Masónica sostiene una serie de premisas éticas y morales que prescriben, entre otras conductas, “Ama a tu prójimo como a ti mismo, evita las querellas, prevé los insultos, deja que la razón sea tu guía, estima a los buenos, ama a los débiles, huye de los malos, pero no odies a nadie, no seas ligero en airarte, porque la ira reposa en el seno del necio, no juzgues ligeramente las acciones de los hombres; no reproches y antes procura sondear bien los corazones para apreciar sus obras”. En virtud de ellas, las autoridades de la Masonería Argentina decidieron el alejamiento de Mansilla porque el duelo entrañaba un claro peligro para la vida de los contendientes y el desconocimiento de las reglas liminares de la Institución.
Adolfo Saldías
Abogado, historiador a quien se considera precursor del revisionismo, dirigente político, militar y diplomático. En 1882 fue miembro de la Convención Provincial Constituyente. Ingresó al Partido Autonomista de Buenos Aires, liderado por Adolfo Alsina. Tuvo activa actuación en la Revolución del ‘90 junto a Leandro Alem. Tras la derrota, fue desterrado a Uruguay.
Participó de la fundación de la Unión Cívica Radical en 1891 y de la insurrección armada en 1893 por lo que fue nuevamente desterrado a Uruguay después de sufrir prisión en Ushuaia. En 1898 fue designado ministro de Obras Públicas y entre 1902 y 1905 ejerció la vice gobernación de la Provincia de Buenos Aires acompañando a Bernardo de Irigoyen. Poco después asumió como diputado nacional hasta 1910, luego viajó a Bolivia como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario, cargo en el que lo sorprendió la muerte el 17 de octubre de 1914.
En 1888 había dado a conocer la versión definitiva de su Historia de la Confederación Argentina en cuya elaboración utilizó los archivos que Rosas llevó a Inglaterra. Pese a que dedicó su libro a Mitre, el ex presidente criticó severamente la obra. Saldías también escribió, entre otros títulos, Ensayo sobre la historia de la Constitución argentina, La decapitación de Buenos Aires, Ley de las Instituciones y Los Minotauros.
Hijo de masón, fue iniciado en la Logia Constancia Nº 7 el 19 de agosto de 1873 de la que fue su Venerable Maestro (Presidente) dos años después. También ejerció como Gran Orador (representante de la ley masónica) de la Gran Logia de la Argentina y desarrolló un interesante trabajo de historia oral con masones que actuaron en tiempos de la Independencia.
La Masonería Argentina recuerda a su hermano Adolfo Saldías, cuya tarea en la Institución es reconocida lo mismo que su obra historiográfica a la que incorporó puntos de disenso que facilitan el debate aún en nuestros días.
Enrique Muíño
Fue actor de teatro y de la cinematografía, uno de los grandes nombres de la escena argentina. Llegó a nuestro país junto a sus padres como emigrado español. Su debut se produjo en 1898, cuando contaba 17 años de edad, en la compañía de Jerónimo Podestá. Cuatro años después comenzó a trabajar a pleno como actor hasta que formó un dúo con Elías Alippi. La compañía que encabezaban le abrió el horizonte internacional y así regresó a su Galicia natal en 1922.
Muiño participó de películas memorables, entre ellas La guerra gaucha, El cura gaucho y Su mejor alumno. En 1941 fue galardonado con el Diploma de Honor de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina, como mejor actor en el filme El cura gaucho.
Ese mismo año, junto a Elías Alippi, Francisco Petrone, Ángel Magaña, Lucas Demare y el productor Enrique Faustín fundó la productora cinematográfica Artistas Argentinos Asociados.
En 1944 fue nuevamente premiado, esta vez por su actuación en Su mejor alumno, biografía de Domingo Faustino Sarmiento y la relación con su hijo Dominguito.
En los últimos años de su vida también exploró las artes plásticas como alumno de Fernando Fader.
Enrique Muiño fue iniciado masón el 8 de diciembre de 1925 en la Logia Bernardo de Monteagudo N° 315. Falleció el 24 de mayo de 1956, a los 74 años de edad.
José Mármol
Integrante de la Generación de 1837, el autor de Amalia, considerada la primera novela argentina, fue uno de los principales escritores románticos del Río de la Plata. Estudió Derecho en Buenos Aires después de cursar los niveles anteriores en Montevideo. Su oposición a Rosas determinó su exilio en Uruguay y Brasil. Caso curioso, toda la obra de Mármol nació en el extranjero, en nuestro país no volvió a escribir.
En Montevideo trabajó en los diarios El Nacional, de Andrés Lamas,  Muera Rosas y Tirteo; fundó la revista El Álbum, donde presentó sus obras El poeta y El cruzado. En Brasil escribió El puñal. Arturo Jauretche asegura que Mármol era hijo natural del general Guido, de quien fue su secretario.
La prosa política de José Mármol incluye Examen crítico de la juventud progresista de Río de Janeiro, Asesinato del señor Florencio Varela, redactor de El Comercio del Plata, y Manuela Rosas. Amalia vio la luz en su diario La Semana y apareció en formato libro hacia 1855.
Después de Rosas, el Presidente Urquiza lo designó Ministro plenipotenciario en Chile, pero la secesión de Buenos Aires le impidió asumir esas funciones diplomáticas. Partidario de Mitre, fue senador provincial  y diputado a la Convención Constituyente de 1860. Cinco años más tarde, Mitre lo envió a Brasil para ajustar la Triple Alianza y los movimientos iniciales de la Guerra del Paraguay. En 1868 asumió como Director de la Biblioteca Nacional, cargo que ejerció hasta su fallecimiento cuando la ceguera había estragado sus días.. Su obra poética  está reunida en Armonías, publicada en 1851.
José Pedro Crisólogo Mármol fue iniciado masón en la Logia Consuelo del Infortunio N° 3, el 5 de octubre de 1858. Vivió 54 años, entre el 2 de diciembre de 1817 y el 2 de agosto de 1871, durante la epidemia de Fiebre amarilla.
La Masonería Argentina recuerda la polifacética personalidad de su hermano que legó su obra literaria y también la expresión de su temple en la lucha por la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Florencio Sánchez
Si bien nació en Montevideo (1875), escribió en Argentina la mayor parte de su producción teatral representada generalmente por los Hermanos Podestá. Entre 1903 y 1909 presentó alrededor de veinte obras, entre ellas M'hijo el dotor. Previamente publicó "Cartas de un flojo", en El Sol de Buenos Aires, una crítica intensa al caudillismo en Uruguay.
En su corta vida de solo 35 años, Florencio Sánchez trazó cuadros costumbristas que mostraron su enorme capacidad de observación social y su sentido de crítica ética relacionada con su militancia masónica. Fue iniciado en la Logia Esperanza N° 111 donde ejerció la Secretaría durante dos períodos.
Su observación aguda le permitió introducirse tanto en el mundo del hampa para escribir La tigra y Moneda falsa (1907), como obras relacionadas con los sectores acomodados de la sociedad (Nuestros hijos y Los derechos de la salud), dramas de corte rural, por ejemplo El desalojo (1906) y temas urbanos, entre ellos En familia y Los muertos (1905).
Renovó el sainete profundizando el carácter de los personajes pobres que luchaban por su mera subsistencia. En Canillita (1903), puso en el centro de la escena a un vendedor de diarios. El éxito determinó que todos los cultores de ese trabajo adoptaran en adelante la denominación de “canillita”.
Barranca abajo (1905) es su obra más lograda por el crescendo dramático, la utilización del idioma popular y su fuerte realismo. Los personajes Don Zoilo y Martiniana son considerados ejemplos de la arquitectura dramática.
La Masonería Argentina recuerda a su hermano Florencio Sánchez a través de su obra, realizada en un lapso corto y muy fructífero, y se honra con su pertenencia a la Institución.
Estanislao del Campo
Oriundo de la Ciudad de Buenos Aires, hijo de padre porteño y madre tucumana, estudió en la Academia Porteña Federal y trabajó luego como empleado de tienda. En 1852 participó de la defensa de la ciudad sitiada por el general Lagos, luego se desempeñó en la Aduana, fue secretario de la Cámara de Diputados después de incorporarse al Partido de Alsina y combatió en Cepeda y Pavón. En 1861 era Capitán, más tarde teniente coronel, en medio fue electo diputado nacional antes de desempeñarse como Oficial mayor del Ministerio de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. En forma simultánea ejerció la política y escribió poesía. Sus versos iniciales ganaron popularidad bajo el seudónimo de Anastasio el Pollo.
Escribió en los diarios El Nacional y Los debates. Fue iniciado masón el 3 de junio de 1858 en la Augusta y Respetable Logia Lealtad N° 6 donde compartió animados contrapuntos con su hermano masón Hilario Ascasubi, “Aniceto el Gallo”.
Fue autor de Los debates de Mitre y Carta de Anastasio el Pollo, dos obras aparecidas en 1857. Fausto, publicada en 1866, señaló un hito de importancia en su carrera. El protagonista es el paisano Anastasio el Pollo, espectador casual de la ópera "Fausto" de Gounod en el Teatro Colón. Anastasio dialoga con su amigo Don Laguna, un gaucho al que encuentra en medio de la pradera bonaerense, y le relata lo que vio en el teatro como si la opera fuese un hecho real en el que están presentes el diablo, las transformaciones de Fausto y las vicisitudes de Margarita. Fausto, calificado como poema gaucho-burlesco, obtuvo excelente crítica y abrió una larga polémica entre Pedro Goyena y Eduardo Wilde. Ese intercambio posibilitó que el libro y la figura de Estanislao del Campo mantuvieran una extensa vigencia.
A su fallecimiento, el 6 de noviembre de 1880, el hermano masón José Hernández pronunció una sentida oración de despedida. Había nacido el 7 de febrero de 1834.
La Masonería Argentina recuerda a su querido hermano Estanislao del Campo, hombre de rectitud incuestionable que brilló en las distintas facetas de su breve trayecto.
Francisco Narciso Laprida
Amigo personal de San Martín, fue un reconocido jurisconsulto graduado en la Universidad de San Felipe, Santiago de Chile. Previamente cursó su formación inicial en el Real Colegio de San Carlos, en Buenos Aires. Nació en San Juan el 28 de octubre de 1786, ciudad a la que regresó en 1812 cuando fue designado Síndico Procurador del Cabildo.
Participó de la creación del Ejército de los Andes, integrado por tropas de Cuyo y por soldados chilenos exiliados en Mendoza tras la Batalla de Rancagua. El Ejército de los Andes obtuvo la victoria en la decisiva Batalla de Chacabuco, llave maestra para el ingreso a Santiago de Chile.
En 1815 fue diputado al Congreso de Tucumán cuya presidencia ocupó desde el 1 de julio de 1816 y, en ese carácter, proclamó la independencia argentina. Ya en Buenos Aires, el Congreso de Tucumán aprobó la Constitución de 1819, cuyo texto reconoció influencias de las Cartas Magnas de Estados Unidos y Francia, también de la Constitución española dictada en Cádiz (1812). De matriz unitaria, establecía la separación de poderes pero en su diseño se advertía la posibilidad de integrarse a un sistema monárquico constitucional por lo cual encontró una fuerte oposición de las provincias afines al federalismo. Su aplicación resultó efímera, pero varios de sus artículos se incorporaron a las constituciones de 1826 y 1853.
El Congreso de Tucumán clausuró su gestión en 1820 tras la derrota del Directorio en la Batalla de Cepeda, Laprida regresó a San Juan y fue designado gobernador en sustitución de José Ignacio de la Roza.
En 1824 representó a San Juan en el Congreso General Constituyente del cual fue presidente un año después. Laprida integró el Partido Unitario. Cuando esa agrupación inició un proceso de desintegración acelerada y el federal Manuel Dorrego fue fusilado, regresó a San Juan, y posteriormente a Mendoza escapando a la persecución de Juan Facundo Quiroga. Capturado por las tropas de José Félix de Aldao, fue asesinado en septiembre de 1829. Sus restos mortales nunca fueron hallados.
Francisco Narciso Laprida fue iniciado masón en la Logia Lautaro de Mendoza y posteriormente trabajó en la Logia San Juan de la Frontera de San Juan de la que fue su Venerable Maestro (Presidente) durante tres períodos.
La Masonería Argentina recuerda hoy a su hermano Francisco Narciso Laprida quien, pese a su breve existencia de solo 43 años, aplicó en la vida pública las ideas esenciales de nuestra Institución bajo el signo de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.
Cumple 95 años la Reforma Universitaria
La supresión del internado hospitalario en Córdoba, el reclamo de los estudiantes y la intransigencia del Consejo Superior derivaron en una huelga y el pedido de intervención de la Universidad al gobierno nacional.
El Presidente Hipólito Irigoyen designó interventor de la Universidad Nacional de Córdoba a José Nicolás Matienzo quien dispuso el cese del rector y los decanos, además de un nuevo sistema para la elección de las autoridades.
El 15 de junio de 1918 la nueva Asamblea Universitaria, compuesta solo por los docentes, debía decidir entre los candidatos a rector Enrique Martínez Paz, apoyado por los estudiantes, y Antonio Nores, de la Asociación Cordas Frates, que respondía a los sectores tradicionales de la sociedad cordobesa.
El triunfo de Nores en tercera votación derivó en incidentes cuando los estudiantes sostuvieron que la elección había sido manipulada con respaldo eclesiástico. Los estudiantes, dirigentes de partidos políticos y representantes sindicales tomaron la sede universitaria.
El 21 de junio, los estudiantes dieron a conocer el Manifiesto Liminar, dirigido “a los hombres libres de Sud América”, redactado por Deodoro Roca.
Entonces Nores, después de una breve resistencia, presentó su dimisión, el Presidente Yrigoyen intervino la Universidad de Córdoba y designó a José S. Salinas, ministro de Justicia e Instrucción Pública, en una clara expresión del alcance nacional que había alcanzado el conflicto.
Un decreto de reformas dictado el 12 de octubre de 1918, incorporó los reclamos de los estudiantes. Entre ellos, se contaron:
- Autonomía universitaria, para que cada Casa de Altos Estudios dicte sus estatutos y reglamentos, el diseño de las carreras, la administración de sus bienes, el nombramiento y remoción del personal docente y de administración.
- Ingreso irrestricto para asegurar el derecho a la educación y que todo ciudadano pueda acceder a la formación superior.
- Concurso público de antecedentes y oposición para la designación de los profesores.
- Reconocimiento de los centros de estudiantes para su participación en la vida académica.
- Cogobierno de la Universidad a cargo de estudiantes, docentes y graduados para asegurar la participación estudiantil en la enseñanza y su específica representación en los órganos de gobierno.
La Reforma se extendió a las universidades de Buenos Aires, La Plata y Tucumán y también por América Latina. Así, en Perú, la Reforma fue encabezada por Víctor Raúl Haya de la Torre y con el paso del tiempo contó con la adhesión importantes personalidades americanas. En Brasil, Darcy Ribeiro; en Chile, Salvador Allende y Pablo Neruda, Germán Arciniegas (Colombia), Luis Jiménez de Asúa, en España, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, Jesús Silva Herzog y Alfonso Reyes (México), el dominicano Pedro Henríquez Ureña, los uruguayos Germán Rama y Emilio Frugoni y Rómulo Betancourt, en Venezuela, entre otros masones y no masones.
El término “reformista” designa desde 1918 a quienes adhieren a los principios de la Reforma Universitaria. Sus conceptos, que llegan a nuestros días, han nutrido también a intelectuales, científicos, artistas y políticos que luchan por la democratización de la cultura y la enseñanza.
La Reforma Universitaria contó con la clara presencia de la Masonería Argentina, a través, entre otros, de los hermanos Gabriel del Mazo, Julio V. González y Alejandro Korn, además del Presidente Hipólito Yrigoyen.