Generando cambio

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Sindicales - Trabajo informal PDF Imprimir Correo
Escrito por Agencia Paco Urondo, Especial para Nuevo País   
Sábado, 27 de Julio de 2013 21:00

El mapa de la informalidad laboral

El periodista Jorge Duarte (@ludistas en Twitter), especialista en temas gremiales, analiza en números la informalidad laboral en la Argentina región por región.
Con la baja de la desocupación en la última década, la informalidad laboral se convirtió en el principal disciplinador de los trabajadores argentinos. Carencia de derechos, salarios más bajos, quiebre de los lazos de solidaridad y mayor vulnerabilidad son algunas de las caras del fenómeno. Tras una década de postconvertibilidad la informalidad laboral se consolidó como el principal problema de los trabajadores argentinos ocupando el lugar que tuvo la desocupación en los 90´s. Los números marcan que el fenómeno se extiende en todo el país y cruza transversalmente el mercado laboral argentino. Concretamente el 2012 cerró con el 34,6% de los asalariados en esta situación, tomando datos de INDEC. Los valores varían de acuerdo a las distintas regiones, pero en ningún caso bajan del 21%.
Los valores más importantes de trabajo no registrado se encuentran en el Norte del País, donde alcanzan el 43,6% en NOA y el 38% en el NEA. Por su parte, la Región Patagónica muestra el comportamiento opuesto presentando los valores más bajos del fenómeno que, sin embargo, todavía asciende al 21,4%. También es importante mencionar que en el Gran Buenos Aires encontramos un 35,1% de trabajo no registrado que supera la media del país y, además, se coloca por encima de las medias de Cuyo, de la región Pampeana y de la región Patagónica.
Ser un trabajador no registrado significa no contar con los derechos laborales establecidos por las leyes vigentes, pero también significa no tener beneficios sociales, percibir salarios más bajos que el promedio de la actividad que se realiza, encontrarse en una situación de mayor vulnerabilidad en lo referente a la conservación del empleo, no tener las condiciones ni los seguros necesarios para ejercer la actividad y no poseer protección para poder organizarse y buscar mejoras en salarios y en condiciones de empleo. La informalidad es un poliedro de muchas caras que, en simultáneo, vulneran los derechos básicos de los trabajadores que lo sufren y sus familias.
Cabe destacar que hasta 2008, en el primer período de la postconvertibilidad, hubo una fuerte caída de la informalidad laboral. Sin embargo, ese proceso se estancó y desde entonces a la fecha con variaciones de (+/-) 2 puntos siempre rondó el 35%. Esta cifra, entonces, parece representar el límite impuesto al proceso de incorporación al trabajo formal y marca condiciones de explotación sumamente favorables a la rentabilidad empresaria.
Es importante remarcar la necesidad y urgencia de generar políticas públicas activas impulsadas desde el Ministerio de Trabajo que es el encargado de ejercer el rol de policía laboral para combatir este fenómeno. Tras una década en la que la creación de empleo fue muy importante, avanzar sobre las condiciones en las que se trabaja debe ser prioridad para poder garantizar la inclusión de los empleados.
Trabajo informal

"Con el crecimiento solo no basta para reducir la informalidad"

Pablo Manzanelli, economista de CIFRA-CTA, analizó la evolución de la informalidad laboral en los últimos años, identificando etapas y causas estructurales.
Por Nahuel Placanica
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo evolucionó el trabajo informal en los últimos años?
Pablo Manzanelli: Es un problema estructural que viene del largo periodo del neoliberalismo en la Argentina. Con la flexibilización laboral y las políticas liberales alcanzó un nivel sumamente elevado. En 2002-2003, el porcentaje de asalariados no registrados en el sistema previsional era de aproximadamente el 41%, es decir, casi la mitad.
Esto se empezó a revertir a partir de 2003-2004 con el crecimiento económico y algunas políticas específicas. En la actualidad se encuentra en un 34,4%. Hay que diferenciar dos etapas: en la primera, que va de 2003 a 2007, la informalidad baja a un nivel acelerado. Esto tenía que ver con el punto de partida, una situación drástica; a partir de 2008, este indicador empieza ha dejar de mostrar progresos tan fuertes y bajó tan solo del 37 al 34%.
Esta diferencia se genera por la influencia de cuestiones macroeconómicas. En la segunda etapa, la economía empieza a crecer a tasas más lentas y esto tiene que ver con dos puntos. En primer lugar, con el impacto de la crisis mundial que castiga a sectores que habían sido motores del crecimiento, como la la industria y el agro. En segundo lugar, la intensificación de la puja distributiva entre capital y trabajo. El salario que se había deprimido después de la devaluación de 2002, recupera un nivel similar al de 2001 y a partir de ahí el capital le impone un límite al trabajador en su recuperación salarial. Así, la distribución del ingreso se estanca en 40%.
APU: Al trabajo informal se lo combatió con creación de puestos de trabajo, ¿Faltan medidas específicas?
Pablo Manzanelli: Esta explicación que te daba no impacta directamente sobre la tasa de informalidad. Diría que con el crecimiento solo no basta para reducir esta situación, pero son las condiciones materiales que posibilitan que actúen las políticas específicas.
Se han implementado algunas, como por ejemplo en lo que hace al servicio doméstico o la penalización del trabajo infantil. Habría que implementar sistemas de premios y castigos para reducir las tasas de informalidad. Una medida interesante tiene que ver justamente con esto. Algunos subsidios que otorga el Estado podrían ser otorgados siempre y cuando la empresa muestre un mayor nivel de blanqueo de sus trabajadores.
De todos modos, es importante destacar que lo estructural condiciona la efectividad de estas políticas.  En ese sentido, debemos avanzar aun más en lo que hace a la estructura productiva argentina, con mayor diversificación de la matriz industrial y el apuntalamiento de la sustitución de importaciones.
APU: Uno de los sectores que más se resisten son las PYMES porque argumentan que el blanqueo desestabilizaría sus finanzas…
Pablo Manzanelli: En las grandes empresas con la fiscalización pública se alcanzaría a resolver el problema. En el caso de las PYMES, uno por resolver un problema no debe generar otro mayor. En algunas empresas al aumentarles los costos laborales vía blanqueo de trabajadores, puede que se vean en condiciones difíciles para mantener los puestos de trabajo.
Ahí se requiere una visión integral. Mejorar las condiciones de los trabajadores debe incluir una política de premios y castigos. Por ejemplo, créditos a la producción para que no tengan que despedir trabajadores.
APU: ¿Hay sectores con niveles de informalidad particularmente altos?
Pablo Manzanelli: El primero es el sector agropecuario. Por esa razón y por otras más se intervino el RENATEA. También en algunos rubros industriales como el textil se verifican altas tasas de informalidad altas.
Sindicales

"El Estado Nacional tiene que controlar el trabajo informal, no las provincias"

Entrevista con Hernán Escudero, militante gremial de SADOP y referente de la Juventud Sindical Peronista encuadrada en la CGT-Caló. En esta oportunidad, habló sobre informalidad laboral en Argentina. "Tienen que haber oficinas laborales en todo el territorio, respondiendo a un poder centralizado".
Por Nahuel Placanica
Agencia Paco Urondo: Dada la actualidad del mercado laboral, queríamos puntualizar sobre la informalidad ¿Cómo ven esta situación?
Hernán Escudero: Vemos que el trabajo precarizado en todo el Continente y en todo el mundo es un punto complejo. La precarización ha crecido a nivel regional. En Argentina, a partir del crecimiento de puestos de trabajo de los últimos años, vemos como una deuda pendiente la lucha contra la precarización laboral desde lo gremial y desde el Estado.
Las condiciones actuales tienen que ver, muchas veces, con que los empresarios no son capaces de dar un céntimo de su rentabilidad en función de una conquista social o mejores condiciones laborales.
APU: ¿Cuáles son las diferencias entre un trabajador en blanco y uno no registrado?
Hernán Escudero: Es un abismo la diferencia. Un compañero que está registrado y sindicalizado, sea cual sea el sector, tiene amplias posibilidades de conquistar otros derechos que hacen a su bienestar general, no solo personal sino familiar, como por ejemplo el acceso a la vivienda, a vacaciones dignas, a la salud con las obras sociales, al crédito, etc.
Un trabajador precarizado no tiene la dignidad de ser considerado por la patronal como trabajador. Son compañeros que siguen en búsqueda de trabajo, en búsqueda de un trabajo mejor, porque no se encuentran dignificados.
Muchas veces uno se encuentra con que la denuncia de informalidad no es tan fácil de realizar, ya sea por presiones de la patronal o porque los canales de comunicación no son claros. Creemos que hay que hacer un mejor desarrollo territorial de los organismos de control del Estado en conjunto con las organizaciones sindicales. Así como ANSES ha logrado que la AUH sea accesible para todos en cualquier lugar del país, creemos que tienen que haber oficinas laborales en todo el territorio, respondiendo a un poder centralizado.
El Estado Nacional tiene que ser el encargado de controlar el trabajo informal, no los Estados Provinciales, porque de esta manera puede haber mucha connivencia.
APU: Desde la militancia gremial, ¿Qué postura encuentran de los patrones?
Hernán Escudero: Vemos un doble discurso. Hay muchos patrones que hablan de ayudar a la PYME porque son el motor de la economía, pero no tienen conciencia social de que el empleado no es un esclavo ni un negocio. El empleado entrega la fuerza de trabajo y el dueño de la PYME el capital. Esperamos un discurso más coherente de los empresarios y que digan qué necesitan para bajar los niveles de precarización.
APU: ¿Con qué herramientas cuenta el Estado para trabajar sobre esto?
Hernán Escudero: Los controles de policía del trabajo y las acciones de las regionales de Trabajo, que en algunos casos funcionan bien y en otros no tanto. El Ministerio muchas veces asume un rol protagónico pero a veces nos faltan los actores. El nivel de crecimiento económico que hemos experimentado en los últimos años no fue acompañado de mayores controles.
APU: Además de trabajo en negro, ¿Qué otras formas de precarización existen?
Hernán Escudero: Tercerizaciones, trabajo encubierto y una preocupación que en las grandes urbes no se ve, como son los trabajadores golondrina. Tenemos que avanzar en la dignidad de los compañeros que dejan su familia y su espacio vital para ir a buscar trabajo de una cosecha a otra.
APU: ¿Identificaría algunos sectores en particular?
Hernán Escudero: Sí, hay mucho trabajo precario en comercio y algunas PYMES, en especial, algunas pequeñas industrias. Muchos se atrasan en las altas tempranas de los compañeros. También se ve mucho en el interior del país. Además, tenemos el caso de las trabajadoras de casas particulares que hoy tienen una ley y es responsabilidad nuestra hacerla cumplir.
APU: ¿El sindicato qué herramientas tiene?
Hernán Escudero: Desde nuestra organización tratamos de que se crezca en conciencia gremial, con delegados y participación. La herramienta es la denuncia, en conjunto con el Ministerio de Trabajo. A veces no dan los recursos humanos para la cantidad de casos que encontramos.










 
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