Intervención en la sesión del 25 y
26 de septiembre de 2013 de la HCDN en la que se dio media sanción al
presupuesto 2014, la emergencia económica y las prórrogas impositivas
![Heller en el Congreso Heller en el Congreso](http://www.partidosolidario.org.ar/uploads/img5245b87fd06ee.jpg)
Sr.
Heller.- Señor presidente: el presupuesto, eminentemente, es un
programa de gobierno. En ese aspecto, el proyecto que estamos
considerando, señala que el marco de la política macroeconómica en que
se inserta supone la continuidad de los pilares fundamentales que han
guiado el proyecto político iniciado en el año 2003.
Esto
sucede en un contexto internacional sumamente complejo, en el que la
crisis sigue haciendo estragos en muchos países. Crisis que está muy
lejos de ser superada, según podemos ver cotidianamente. Es lamentable
observar cómo muchos países, en particular en la Vieja Europa, siguen
aplicando planes de ajuste y recetas neoliberales para supuestamente por
esa vía intentar, superar la recesión y el sobreendeudamiento.Los
resultados son, como era de esperar, exactamente los contrarios. Los
datos del desempleo juvenil de los países de Europa son de verdad
escalofriantes; sin embargo, los mercados no se conmueven e insisten con
planes de austeridad como la única opción viable para enfrentar estas
crisis. Si se me permite una licencia, diría, hasta reeligen por tercera
vez en la presidencia del país más grande de Europa, sin que nadie se
ponga colorado ni se turbe por ello. ¿Por qué hablo de esto? Porque la
Argentina conoció esas recetas y no hace tanto. Cada vez que escuchamos
aquí hablar –y en este debate del Presupuesto se ha escuchado varias
veces- de la necesidad de reducir el gasto, de la necesidad de
disminuir lo que llaman la “presión tributaria”, no podemos dejar de
acordarnos que eso tiene mucho que ver y se parece mucho a lo que ya
hemos vivido y es, además, un calco de esto que está pasando en muchos
países de la Vieja Europa. Este
presupuesto está hecho con otras prioridades: sostener el crecimiento,
seguir con el proceso de desendeudamiento, seguir contribuyendo a
mejorar el nivel de vida de la población, incrementar los niveles de
inclusión social y continuar trabajando en mejorar la distribución del
ingreso. Si uno observa el presupuesto verá que las pautas, en general,
apuntan hacia esa dirección. Estamos
tratando un presupuesto que prevé un crecimiento del 6,2 por ciento. Que
está compuesto por un incremento del 5,7 en el consumo y del 8,5 en la
inversión, con un sector externo que mantiene su dinamismo,
proyectándose aumentos tanto en las exportaciones como en las
importaciones, para alcanzar un saldo comercial otra vez superior a los
10.000 millones de dólares, similar al que se viene obteniendo en los
últimos años. Y quiero detenerme
aquí, porque cada vez que tenemos que tratar estos temas y se dan a
conocer estos supuestos –porque estamos hablando de eso, un presupuesto
es hacer una serie de supuestos-, se desata una andanada de críticas
como las que hemos escuchado hoy. Y esencialmente, hemos escuchando
“dibujo”, “irreal”, “mamarracho”. Hemos escuchado cosas tremendas, con
calificativos yo diría ofensivos, agresivos, yo diría inaceptables,
respecto de algo tan importante como el presupuesto nacional. Quiero
recordar que la misma cuestión se planteó cuando se discutió el
presupuesto del año pasado. Es un calco. Si fuéramos al Diario de
Sesiones del año pasado y lo revisáramos veríamos que casi las mismas
personas dijeron casi las mismas cosas. Tenemos
datos que dicen que este año vamos a crecer algo más del 5 por ciento,
que se va a superar la estimación presupuestaria del 4,4 que cuando la
planteamos se nos dijo, como ahora, que era un dibujo, que era irreal,
que era inalcanzable. Claro que para
cuestionar los datos del año pasado también se cuestionan los de este, y
se dice que estos datos también son irreales, lo hemos escuchado todo
el tiempo. Parece que hay una perversa acción destinada a engrosar los
números a fin de hacer la gauchada a los tenedores del cupón PBI, para
que lo cobren. Esa sería la lectura de muchísimas de las intervenciones
que hemos escuchado. Ahora yo quiero
dar algunos datos que no son del INDEC, que no son del gobierno. Por
ejemplo, en los ocho primeros meses de 2013 se produjeron 536.000
automotores, según datos de la Asociación de Fábricas de Automotores
–ADEFA. Esto es un 12 por ciento más que en 2012. Estamos hablando de un
rubro fundamental en la composición del producto bruto. Los despachos
de cemento, en los ocho primeros meses, según la cámara del sector,
crecieron un 10 por ciento respecto al mismo período de 2012, y en el
último mes –conocidos los datos de agosto- crecieron un 25 por ciento
respecto a agosto del año anterior. Insisto: no son datos del INDEC, son
datos de las cámaras empresarias. La
UIA ha dicho que durante julio la industria creció el 3,2 por ciento
interanual. La campaña agrícola 2012-2013 fue de 106 millones de
toneladas. ¿Saben cuánto más que la campaña anterior?, un 15,6 por
ciento más que la campaña 2011-2012. Estos datos son absolutamente
objetivos: la campaña agrícola, con un 15,6 por ciento más; 10 por
ciento más de cemento; 12 por ciento más de automotores. ¿Por qué dicen
que es un dibujo que el PBI este año crecerá un 5 por ciento? ¿A quién
se le ocurre? ¿Basado en qué? Los
depósitos en pesos del sector privado crecieron un 35 por ciento anual
de crecimiento llevan en estos meses, y los préstamos al sector privado,
38 por ciento de crecimiento. Dicho sea de paso, la mitad de ese
crecimiento, en función de la línea de crédito productivo, al 15,25 por
ciento, que se da en el marco de la vilipendiada reforma de la Carta
Orgánica del Banco Central, que le dio facultades para orientar el
crédito como lo viene haciendo. Recuerdo que a raíz de esa reforma algún
miembro del Parlamento dijera que se había convertido al Banco Central
en un Banco Central esclavo. Entonces,
¿qué es lo qué pasa? ¿Dónde está el problema? Creo que hay dos
explicaciones posibles. Una, que como se es opositor hay que oponerse y
tiene que ser algo sistemático, y hay otra, no entienden o no aceptan
este modelo de crecimiento que está llevando adelante el gobierno
nacional. No se convencen de que el aumento de los ingresos, el
crecimiento del mercado interno, un gasto público dinámico y
contracíclico y un proceso continuado de industrialización generan
efectos positivos y tienen como resultado el crecimiento de la economía y
mejoras en el nivel de vida de la población. Otros
ejes del presupuesto son los que tienen que ver con la política fiscal y
la política de desendeudamiento, el incremento de la recaudación
tributaria y la expansión sostenible del gasto público. Son todos ejes
que forman parte también de una política integral; no se pueden
desprender unos de otros. El
desendeudamiento ha permitido –todos lo conocemos, y ya se ha repetido
aquí- reducir la carga de la deuda por intereses y su peso en el gasto.
En el 2001 era el 3,8 por ciento del PBI; en 2012 fue solo del 1,4 por
ciento del PBI, resultado del canje y del desendeudamiento llevado a
cabo en los últimos años. La deuda
pública, como porcentaje del PBI, bajó del 164 al 40, a fines de 2012.
Cuento toda la deuda. En ese mismo período en Estados Unidos la deuda
subió al 114; en Japón, a 250; en la zona del euro, con valores que van
entre 55 y 119 por ciento de su PBI. Creo que son logros que no se
pueden ignorar, que son trascendentes y que han cambiado la situación de
la República Argentina. La deuda
externa ha dejado de ser un obstáculo estructural para el desarrollo
argentino. La política económica que lleva adelante el gobierno, y que
se refleja en cada uno de los presupuestos que tratamos, esta vez y los
últimos años no la tuvimos que ir a discutir con el FMI. No tuvimos que
leer en algún diario de gran circulación: “El fondo aprobó el
presupuesto, ahora lo tratará el Parlamento”. Ahora lo trata el
Parlamento. Esto es un hecho fundamental que cambia la actitud que
tenemos como país. Las proyecciones
del presupuesto ratifican que el gasto público seguirá siendo una
herramienta fundamental para avanzar en este modelo de crecimiento con
equidad. Claramente, rechazamos las visiones que ven en el crecimiento
del gasto una amenaza. Para nosotros es una fortaleza, es una
herramienta de fortaleza de este presupuesto, y de los que hemos tenido
estos últimos años. ¿Cuál es el
contenido del gasto público? Porque se dicen cosas, se citan
porcentajes. El gasto social alcanzará este 2014, según el presupuesto,
el 61 por ciento del total del gasto. El gasto social será el 61 por
ciento de todo el gasto. El gasto en Educación, Salud y Seguridad
Social, llegó en el año 2012 al 15,2 por ciento del PBI; máximo
histórico, cuando en los 90 era algo más de la mitad de ese valor,
alrededor del 9 por ciento. En
materia de inversión pública, en el año 2012 se llegó al 3 por ciento
del PBI; inversión pública que en los 90 había llegado virtualmente a
cero. La política tributaria, junto
con el desendeudamiento, provee los recursos para atender el gasto
social y la inversión pública. Entre 1993 y 2002 la recaudación
tributaria promedió el 17 por ciento del PBI; entre 2003 y 2012, el 25,6
por ciento; y en 2012, el 31,7 por ciento. No es un tema de presión
tributaria, es un tema de política tributaria porque al mismo tiempo,
entre 1991 y 2000, los impuestos directos eran solo el 22,8 por ciento
de la recaudación, y entre 2003 y 2012, son el 43,2. Es decir, se avanza
en la progresividad impositiva, que también es otro dato que este
presupuesto contiene. Como se está
agotando el tiempo y no quiero dejar de hablar de los otros temas, dos
palabras, tenemos el tema de la emergencia económica y el tratamiento de
los impuestos a los débitos y créditos bancarios, entre otros. Nuestro
bloque va a acompañar, en todos los casos, con el voto positivo. Pero
una palabra respecto de la emergencia económica, porque eso también se
bastardea y se maltratada. Porque, "cómo hay emergencia -dicen- si son
tan buenos los números". La
emergencia está fuera; la emergencia es el contexto quebradizo del que
habla la Presidenta; la emergencia es la amenaza de que los Estados
Unidos el lunes entre en default el lunes, porque la Cámara de
Representantes, opositora al oficialismo, no le aprueba el aumento del
gasto y si no le aprueban el aumento del gasto van a tener que que dejar
de pagar las obligaciones que tiene el Estado norteamericano. Estamos,
por imperio de la acción opositora interna de los Estados Unidos a la
puerta de un default de la principal potencia global, cosa que ya pasó
el año pasado y terminó arreglándose, entre gallos y medianoche, el 31
de diciembre. Cómo no vamos pensar
que hay un clima de emergencia y de inestabilidad que requiere que el
Poder Ejecutivo conserve atributos para actuar con el dinamismo que la
situación requiere. De esa emergencia estamos hablando; de la emergencia
en la que nos tiene inserto el modelo neoliberal, que aún sigue siendo
dominante en el mundo. Por todas esas razones, adelantamos el voto afirmativo del bloque del Frente Nuevo Encuentro.
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