Generando cambio

Generando cambio

Suplemento Cultura Popular PDF Imprimir Correo
Escrito por Agencia Paco Urondo, Especial para Nuevo País   
Domingo, 13 de Octubre de 2013 12:49

Entrevista al escritor y periodista Eduardo Anguita. Este año se reedita el libro que escribiera junto a Martín Caparrós, y junto con él lanzan un concurso de crónicas del presente.

http://www.novanacional.com/data/fotos2/563654392_-Anguita.jpg  APU: ¿Cómo surgió la idea de hacer este concurso de Crónicas La Voluntad?

Eduardo Anguita: La idea surgió porque se cumplen 15 años de la salida de la primera edición de La Voluntad. Con Martín (Caparrós), publicamos por primera vez en 1997 el primer tomo, y en 1998 salieron el tomo dos y tres. Como cada cinco años se van venciendo los derechos de autor de las editoriales, nosotros publicamos durante 10 años con la editorial Norma y a los 10 años, los derechos pasaron para Editorial Planeta. Ellos hicieron una edición en cinco tomos, que fue muy exitosa en términos de venta y difusión. Por un lado, lo vinculo al buen manejo de distribución y la idea original de hacerla en cinco tomos, por parte de la editorial y también por la época. Porque ya los lectores no eran solamente los muchísimos que habían comprado los primeros años, te diría genéricamente, la gente de los ´70. Y ahora apareció un público notoriamente joven, en términos cronológicos, de hijos de los ´70.

Pero esto no significa que necesariamente los jóvenes de hoy que leen La Voluntad hayan tenido padres militantes, creo que hay que hacer esa diferenciación y que no necesariamente tiene que ver con historias familiares. Cuando se cumplieron los 15 años, la editorial nos propuso hacer una edición que llamaron “edición homenaje”, porque volvieron a sacarlo en tres tomos, con un diseño muy similar al original, lo cual, mostraba un reconocimiento a la idea inicial que había tenido el primer editor, Fernando Fanianni, junto con Martín y conmigo. Ni bien salió esta edición decidimos con Martín que estaría muy simpático convocar gente que nosotros consideramos muy calificada para hacer un jurado y disponer un poco de la plata que nos paga la editorial para hacer los premios.

La Editorial Planeta aceptó sacar una edición con las 10 mejores crónicas de este concurso, lo cual, es un premio de por sí muy interesante. Martín y yo, decidimos destinar plata para pagar bastante bien al primer premio, al segundo premio y después ocho premios que por lo menos tengan un dinero.

APU: ¿Cómo y por qué eligieron premiar crónicas?

EA: Nosotros abrimos un concurso con bases muy abiertas. La palabra crónica en periodismo remite a un género muy cultivado, pero al mismo tiempo muy versátil. Es mucho menos estricto que otros géneros como la entrevista o la noticia, que son más fácilmente diferenciables. Cuando uno dice “crónica periodística” está haciendo  una apertura muy grande a lo que tiene que ver con lo narrativo, que en general tiene que ver con la presencia directa de un observador que es el narrador o el periodista que relata. Pero también tiene que ver con una indagación, que en parte puede ser dirigida a investigar datos que no se conocen y en ese sentido, se puede cruzar con lo que se llama experiencia periodística, pero también puede ser una indagación introspectiva.

Muchas veces la crónica se puede referir a historias personales, familiares, grupales y no necesariamente tiene que ver con cotejar información que provenga de datos falsos o pesquisas que tengan que descubrir una trama de corrupción, una trama de mafias. La crónica es muy abierta y lo que queremos es precisamente estimular al narrador, a periodistas, comunicadores de todas las edades y de todo el país a que puedan acercar su relato. Tiene que ser un relato que no haya sido publicado, no tiene que exceder los 35 mil caracteres, es decir, que tiene que ser una especie de nota larga. Por supuesto tiene que ser con un seudónimo cosa que no se sospeche de ningún favoritismo o amistad.

APU: Después de estos 15 años, ¿qué lectura ve que se habilita para La Voluntad?

EA: Me parece interesante que en su momento La Voluntad no se planteó como una historia analítica, sino como una historia que rescatara las voces, las creencias, las motivaciones, las ideologías; pero centradas en las personas que participaron. En vez de hablar del nosotros colectivo, que se usaba muchísimo en los años ´70, tratamos de que muchas personas hablaran de sí mismas pero no de un modo individualista, que tuviéramos la capacidad de enhebrar esas historias individuales para que puedan ser leídas de modo colectivo. Creo que fue una picardía, por decirlo así, de nuestra parte porque los ´90 era un momento de mucho individualismo y el hecho de contar las cosas en el nosotros colectivo, creo que en ese momento no tenía mucho impacto.

Además, creo -desde el punto de vista literario-, que una historia singular es conveniente tamizarla siempre por una voz singular individualizada. Y esto no significa individualismo o una visión sesgada al individualismo de los ´90. Me parece que el hecho de poder hacer en los ´90 una obra que estuviera singularizada pero que se pueda leer como un fenómeno colectivo, creo que daba con este vínculo que siempre queremos los narradores, los periodistas, que es tener un vínculo de lo que se llama el contrato de lectura. Es decir, poder acercarle al lector algo que tenga que ver con sus tiempos, con sus coordenadas, pero que al mismo tiempo lo interpele sobre otras coordenadas, otros tiempos, otras historias. Me parece que eso, con el correr del tiempo, no pierde vigencia, creo que precisamente, en la última década, por un montón de factores, hay una especie de interés revitalizado por lo que fueron las militancias de los años ´60 y ´70 en la Argentina.

Esta combinación entre lo singular/individual, lo colectivo político, me parece que hoy puede tener también un interés, que no necesariamente fue La Voluntad un libro de los ´90 y para los ´90, sino que, en todo caso, fue un libro de los ´90 rescatando aquellas historias o tratando de interpelar a la sociedad respecto de lo que fueron las historias reales de quienes fueron protagonistas de los ´70. Y que por suerte, 15 años después tiene vigencia, interés, interpela a lectores jóvenes.

APU: Ahí habría como una especie de reivindicación o vivencias de una práctica militante que ahora se reactualizó ¿no?

EA: Cuando uno relata tiene que encontrar un punto de vista narrativo, no militante. Y esto es una cosa que no significa restarse a uno mismo la historia de militante, sino que en todo caso, tratar de adentrarse en lo que es la narración, lo que es el relato. En el momento en que vos escribís, lo importante es que estás estableciendo una serie de parámetros con la escritura. Nosotros no quisimos hacer una reivindicación de la militancia, no buscamos una cosa desde la política, sino desde el relato, desde la narrativa, desde el periodismo, desde la historia. Me parece que esto es importante, porque es militante con las cosas que hace. Debo decirte, a favor de la militancia, pasarse cinco años escribiendo La Voluntad entre los años ´93 y ´98, yo lo tomo como un acto de mí militancia. A la hora de escribir, traté de ser el mejor narrador que Eduardo Anguita podía ser y Martín Caparrós supongo que también sintió lo mismo. Me parece que una cosa y la otra pueden ir de la mano pero a la hora de narrar, hay que narrar bien. Preguntale a Rodolfo Walsh, a Paco Urondo, sino.

 
Joomla 1.5 Templates by Joomlashack