Elecciones porteñas
Un balance sobre el desempeño de diferentes fracciones de
izquierda. La sorpendente aparición de Ferreyra que igualó a la alianza
entre el PO y el PTS.
Por José Cornejo
El mediodía del lunes 28 de octubre, el Frente de la Izquierda y los
Trabajadores (FIT) realizó una conferencia de prensa festejando “el
avance de la izquierda en todo el país”. El candidato a diputado
nacional por la CABA, Jorge Altamira, lo caracterizó como “histórico” y
el diputado electo por la provincia de Buenos Aires lo corrigió. “Es un
argentinazo” sentenció.
Más allá de la autocelebración, es remarcable que la izquierda
trotskista haya superado el millón de votos. Por eso resulta paradójico
que su candidato más insistente, el mismo Altamira, haya fracasado en
alcanzar una diputación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Una de las explicaciones plausibles es que la CABA ha sido siempre un
territorio de mucha efervescencia ideológica. Esto tiene razones que
van desde las migraciones europeas de fines de siglo XIX hasta el peso
demográfico de la colosal Universidad de Buenos Aires. De esta manera,
en las recientes elecciones se presentaron al menos tres tipos de
izquierdas, subdivididas en diferentes sellos, lo que provocó una fuerte
división del voto izquierdista.
Así, la izquierda trotskista presentó dos fórmulas a diputados
nacionales, la del FIT y la de Luis Zamora (Autodeterminación y
Libertad). A nivel de legisladores porteños se sumaron dos más: el
legendario MAS y Nueva Izquierda, el sello de ocasión del MST de
Alejandro Bodart. En esta puja se impuso el FIT, logrando coronar un
legislador porteño (Marcelo Ramal).
La segunda izquierda que participó fue la de Camino Popular.
Conducida por Itai Hagman, se trata de una fuerza de tradición
universitaria y –al menos en su origen- autonomista. Al decir de su
referente, es una izquierda que dialoga con los movimientos populares latinoamericanos.
Fueron en alianza con sectores disidentes de Proyecto Sur, buscando
ocupar el espacio abandonado por Fernando “Pino” Solanas. En los
resultados electorales, la experiencia de Camino – Marea Popular terminó
en un magro 1,9%. Esto abre el interrogante si es factible una
izquierda chavista pero no kirchnerista.
La tercera y más novedosa fórmula fue la de Alternativa Popular. Un
compendio de fuerzas kirchneristas que –con notorias excepciones- no
provenían del peronismo sino de la izquierda. Es el caso del CC Raimundo
Gleyzer (de historial autonomista), el ibarrismo y el Partido
Comunista. Estuvo encabezada por Pablo Ferreyra, a cuya filiación
kirchnerista se suma su anterior militancia trotskista. Alternativa
resultó ser una amalgama de agrupaciones de izquierdas y tuvo una
performance más que aceptable. Con 4,2% de los votos porteños, terminó
apenas 0,7% por debajo de la primera fuerza de izquierda, el FIT. Obtuvo
el segundo legislador de izquierda para la Legislatura porteña.
El trotskismo tuvo un fuerte avance en el interior, todo en Salta
donde se convirtió en segunda fuerza provincial. Sin embargo, parece
desdibujarse en la Capital, mientras emergen formas menos ortodoxas de
la izquierda. El escenario 2015 proveerá respuestas a esta
contradicción.
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