La elección de Gerardo Zamora como nuevo presidente provisional
del senado lo coloca en una posición de amplia relevancia institucional
a nivel nacional.
Por Nicolás Adet Larcher, desde Santiago del Estero
Nacido en la provincia de Mendoza, arribo a
Santiago con tan solo cuatro años de edad. En la Universidad Católica de
Santiago del Estero estudio la carrera de Abogacía y se desempeñó como
presidente del centro de estudiantes de la mano de Franja Morada, la
misma agrupación que hoy mantiene el dominio del centro desde 2009 bajo
el ala del propio Zamora. A partir de ahí, comenzó su carrera política y
un empinado ascenso que lo catapultaría en 2005 para la gobernación de
la provincia.
En plena década menemista fue elegido diputado provincial, allí tuvo
su primer traspié a nivel político ya que no pudo terminar su mandato
por el estallido social que se había producido en la provincia
denominado “Santiagueñazo” que derivó en una intervención federal. De a
poco la estabilidad social se fue restableciendo en la provincia y con
eso, la oportunidad de Zamora de volver a tener aspiraciones políticas.
En 1997 volvió a ser diputado provincial y dos años después, acompañó a
José Zavalia en la fórmula que lo llevaría hacia la intendencia de la
ciudad capital. En medio de la gran crisis de 2001, Zavalia dejo al
mando de la situación a Zamora, mientras – según testimonios – se fugaba
por el fondo de un hotel luego de haber quebrado las arcas municipales y
haber provocado una situación en la que se adeudaban cuatro meses de
sueldo.
Gerardo Zamora debió hacerse cargo de la intendencia, decidió
quedarse y se sostuvo en la figura de Carlos Juárez, quien otorgó su
apoyo político al nuevo intendente. La estabilidad se logró con el
tiempo pero las deficiencias de la gestión de Carlos Juárez a nivel
provincial se hacían cada día más evidentes. Los rumores de intervención
federal eran cada vez más fuertes y las violaciones a los derechos
humanos cada día más evidentes. Unos meses antes de la intervención,
Zamora en su rol de intendente y presidente de la UCR, junto a otros
diputados, presentaron un repudio a la idea de una intervención,
rechazaron el informe elaborado por Pablo Lanusse y Eduardo Duhalde
sobre las violaciones a los derechos humanos en la provincia y
expresaron que los mecanismos institucionales de la provincia no se
habían agotado.
Fue el propio Néstor Kirchner quien más tarde determinaría la
intervención a la provincia de la mano de Pablo Lanusse. En aquel 2004,
Kirchner intento desconcentrar la hegemonía dominante del magnate Néstor Ick,
quien es dueño de medios, casinos, compañía de luz y de seguros en la
provincia, entre otros rubros y que, había marcado junto a Carlos Juárez
el rumbo de Santiago los últimos años previos a la llegada de Lanusse.
Poco y nada se pudo hacer, al año siguiente en 2005 Lanusse dejaba el
poder y Gerardo Zamora se consagraba como nuevo gobernador de la
provincia con tan solo 41 años y un 45% indiscutible, venciendo al
candidato de Néstor Kirchner, “Pepe” Figueroa. Pese a las diferencias,
Zamora se sumaría más tarde a la concertación plural convocada por el
entonces presidente que fue lo que desembocó en la fórmula que
integraron Cristina y Cobos en 2007. El paso de Zamora al Kirchnerismo
como “Radical K” le valieron la expulsión de su partido y el reproche de
los demás radicales tanto a nivel provincial como nacional.
El Frente Cívico creado por Zamora para las elecciones de 2005 había
logrado la novedad de agrupar a varios sectores con un liderazgo
radical. Hasta el día de hoy, ese frente se sostiene con un sector que
se proclama radical y otro sector mayoritario compuesto por referentes
del peronismo. En 2009 Zamora volvería a obtener la gobernación de su
provincia por un amplio margen y pretendería hacer lo mismo en 2013, lo
cual la constitución que el mismo había reformado le impedía. La Corte
Suprema de Justicia debió pronunciarse al respecto y efectivamente
imposibilitó a quien se desempeñaba como gobernador a presentarse a un
tercer periodo. Tal paso en falso obligo a Zamora a llevar como
candidata a su actual esposa, Claudia Ledesma Abdala de Zamora, junto a
Emilio Neder, los cuales se consagraron como la fórmula ganadora en las
elecciones pasadas con un 64% de los votos.
Luego de décadas de poder Juarista, Santiago del Estero pudo lograr
cierto progreso en los últimos años debido a la gran cantidad de fondos
enviada desde el Gobierno Nacional que se destinaron, en gran medida a
obras públicas. En la provincia prácticamente no hay producción propia,
por lo que solamente se produce el 10% de lo que se recibe y 9 de cada
10 pesos que ingresan proceden de fondos de la nación. En la misma
medida que aumentaron las obras públicas, también aumento el empleo
público, en una entrevista concedida al diario Página/12 en 2005, Zamora
se había propuesto eliminar la dependencia del empleo público en la
provincia, sin embargo lo que en ese momento se concentraba en 40 mil
empleados hoy asciende a una población activa de 400 mil donde solo 50
mil empleados pertenecen al sector privado. En materia de salarios es
considerada la provincia con sueldos más bajos a nivel nacional y hay
muestras claras en el último censo de que todavía falta avanzar bastante
en materia de provisión de agua potable a localidades del interior.
Se reconocen logros y deficiencias, se perciben aciertos políticos y
errores como cualquier gobernante. Lo verdaderamente concreto es que
Gerardo Zamora supo estructurar un sistema de poder en la provincia que
le sirvió para administrar la vida política en Santiago del Estero y lo
llevó a triunfar, a él y su partido, en varias elecciones con
porcentajes increíbles. Con los medios a su favor y la estrategia
política de su lado, Zamora hoy es el mismo hombre que en los ochenta
lideraba el centro de su facultad, en los noventa se consagraba como
diputado, en los comienzos del 2000 como intendente y gobernador y en el
cuarto año de esta década como Presidente provisional del senado, cargo
que le otorga la facultad de ser tercero en la línea de sucesión.
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