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Por si la memoria falla
En 1973, al comando de un grupo de choque perteneciente a ultraderechista Guardia de Hierro, el joven José Manuel De la Bosta toma por asalto un sector del Concejo Deliberante de la Ciudad de Córdoba y, mediante aprietes y amenazas, logra ser designado Secretario Administrativo de ese cuerpo legislativo.
Tras el derrocamiento de Obregón Cano y con él la caída del Intendente Flores, asume la intendencia de Córdoba Domingo Coronel, quien nombra a De la Sota Secretario de Gobierno. Ni descollante ni pésima, su gestión al frente de esa Secretaría es recordada por algunos sólo por la enorme capacidad del “galleguito” para negociar con todo el mundo y caer siempre parado.
Con el golpe de 1976, José Manuel pierde su cargo pero mantiene intactas las relaciones que había establecido con el establishment cordobés, especialmente con la Fundación Mediterránea y la poderosa corporación encabezada por el grupo Roggio. Merced a ese vinculo, De la Sota no sólo goza de cierta inmunidad respecto a la represión de la dictadura, sino que además se convierte en ejecutivo de algunas de esas empresas, estableciéndose para ello en Buenos Aires, Rio de Janeiro y Nueva York .
El restablecimiento de la democracia no implica para De la Bosta un rápido acceso a cargos de Gobierno. No obstante el decidido apoyo a sus campañas electorales por parte de las grandes corporaciones, José Manuel pierde todas las elecciones en las que se presenta como candidato. Su primer acercamiento efectivo a esferas del gobierno se produce recién en 1987, cuando, siendo presidente del PJ cordobés, incluye en la lista de candidatos a Diputados Nacionales a Domingo F. Cavallo, promoviendo que el más genuino y artero representante del establishment accediera a la Cámara baja y, posteriormente, durante el gobierno de Carlos Menem, al ministerio de Economía, desde el que completó la faena que había iniciado siendo Presidente del BCRA durante la última dictadura.
Luego de ser Diputado, Senador Nacional y embajador en Brasil durante el gobierno de Carlos Menem, en 1999 De la Sota es por fin elegido Gobernador de la provincia. Lleva como compañero de fórmula a un inescrupuloso y oscuro funcionario del Gobierno de la rata Menem: Germán Kammerath, quien luego se convertiría en Intendente de la Ciudad de Córdoba pasando a la historia como el funcionario más ineficiente y corrupto que ha debido padecer la provincia.
Para su última gestión eligió como vice a Juan Schiareti, colaborador de Domingo Felipe Cavallo en el Ministerio de Economía, liberal de alma y menemista de la primera hora, cuya gestión como Interventor en la provincia de Santiago del Estero será recordada por siempre como la más devastadora, a punto tal que, como dicen los santiagueños “se robaron hasta los algarrobos” (él, algunos de sus actuales ministros y un par de candidatos a Diputados nacionales del PJ)
Y así estamos. ¿Qué sorpresa nos tendrá preparada el “compañero” José Manuel si llega ser electo otra vez Gobernador de la provincia?
No es muy difícil imaginarlo rodeado de Macri, Duhalde, Reutemann y Carrió, apoyados por el Grupo Clarín, poniendo todo su empeño en destruir lo poco o mucho que construyeron Néstor y Cristina.
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