Generando cambio

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La clave de las medidas y el arrepentimiento macrista PDF Imprimir Correo
Escrito por IPYPP   
Lunes, 26 de Agosto de 2019 00:00

Análisis de la 2da conferencia de prensa de Macri luego de la derrota electoral de las PASO, elaborado por Tomás Raffo y Claudio Lozano
EL PROCESO ELECTORAL HA COMENZADO

LA CLAVE DE LAS MEDIDAS Y EL ARREPENTIMIENTO MACRISTA

ENTRE EL ALIVIO Y EL ACONCAGUA
Una negación distinta

“El proceso electoral ha comenzado”. Tal es la frase del Presidente Macri que pretendemos resaltar en el análisis de la segunda conferencia de prensa luego de la derrota electoral de las PASO, donde anunció las medidas de “alivio” a los trabajadores y a las pymes. “El proceso electoral ha comenzado”, es diferente a la anterior formulación presidencial, de apenas 2 días antes, donde lo que se decía era que “la elección aún no ocurrió”. Como decíamos en un nuestro anterior material[1], interpretábamos la enunciación inicial del Presidente, bajo el signo de lo que enseña el psicoanálisis en lo relativo a la función de la negación: la elección ya ocurrió.
En esta primera formulación, la negación del presidente le hacía decir una verdad intolerable para la voluntad Macrista de conseguir una reelección, bajo la forma de la negación: la elección ya ocurrió es la evidencia de que el resultado de las Paso es irreversible, de que no habrá reelección Macrista, y que se viene el tiempo de otro gobierno, “populista” en los dichos del Presidente. De ahí la furia descargada en la conferencia de prensa acerca de la responsabilidad de la sociedad de haber votado una opción populista que desencadenó una corrida cambiaria, que el Gobierno permitió, y que presentó como una muestra de lo que puede ocurrir en octubre. Furia en la conferencia de prensa que es la continuación de la furia que durante el día posterior a la elección, alimentó la pasividad del Gobierno y del Banco Central que convalidó una corrida cambiaria que llevó a $60 el dólar.
Ahora, la formulación de “el proceso electoral ha comenzado” es la expresión de que la conciencia Macrista, contrariando a la verdad de su inconsciente, que le expuso su verdad, rechaza la irreversibilidad del resultado electoral, y considera que puede revertir el resultado. Ya sabemos desde el psicoanálisis, que el yo/conciencia, y mientras más infatuado peor, se cree omnipotente, capaz de toda hazaña, por mucho que se lo niegue la realidad. Es esta otra forma de negación. Ya no del inconsciente que porta una verdad, sino de la conciencia que pretende anular la verdad que rechaza. Una negación optimista, pero que sitúa nuevamente en perspectiva un conflicto con la realidad, si ella se le vuelve a presentar contraria a su anhelo. Se trata de la no asunción de lo imposible. La conciencia luchando contra imposibles, en lugar de respetarlo, sólo puede dar lugar a una lucha estéril, cuya perspectiva no es otra sino la impotencia y la frustración; y agazapada en la orientación Macrista, la furia a descargar sobre aquello a quienes responsabiliza de su fracaso (los que no lo votaron)
Como se ve una negación distinta. La primera, en caliente es propia de lo inconsciente y su verdad intolerable para el yo. La segunda, fría y meditada, es propia del yo/conciencia que niega por la vía calculadamente razonable y pacífica la verdad del inconsciente. El problema es que lo rechazado por la conciencia, retorna, y a veces con mayor virulencia. El retorno de lo reprimido es el síntoma, que en esta clave de interpretación mostrará toda su fase doliente sobre el cuerpo social; para muestra basta el botón que aún estamos transitando.
El tiempo electoral abierto
Pero para que ello ocurra, para que el imposible vuelva a mostrar que es imposible, esto es, que se ratifique el rechazo popular a la reelección de Macri, aún faltan casi 2 meses y medio. Es el tiempo para que la conciencia Macrista formule sus esperanzas de dar vuelta el resultado electoral, tiempo de impasse entre la voluntad de dar vuelta el resultado y lo inexorable del mismo. Tiempo donde las esperanzas abrigan las mejores intenciones, y de ahí la frase que le da sentido a la estética y a las medidas anunciadas por el presidente Macri.
La temporalidad tampoco es una categoría absoluta, ni en psicoanálisis y menos aún en política argentina. Se sabe la historia de gobiernos no peronistas a los que el tiempo de final de mandato se les relativizó contundentemente. “El tiempo electoral ha comenzado” es lo que enuncia Macri pero no necesariamente lo que aceptan sus interlocutores y principalmente los actores que participan de los mercados de valores de activos financieros argentinos, eso que se llama “el mercado”. ¿Alcanza con el decir presidencial y la evidencia normativa de que las PASO no definen institucionalmente nada para que aquellos que hacen de la anticipación (de los eventos futuros y sus cotizaciones) respeten esta palabra y esta realidad normativa? Parece un poco ingenuo de parte de aquellos que respondan afirmativamente a este interrogante.
De ser negativa la respuesta, queda en pie la consideración de la función que cumple en un sistema electoral como el nuestro, la vigencia de unas PASO donde prácticamente no se dirimió ninguna interna de importancia, y al efecto de reforzamiento del voto útil (que favorece el mal menor), se le agrega el vacío de poder que produce una diferencia de votos tan contundente como el de las recientes elecciones, sin que tenga efecto institucional concreto. En criollo, hay nuevo Gobierno sin que haya nuevo Gobierno.
De todos modos, lo que cuenta a los fines del análisis es lo que Macri conscientemente considera (y no sólo él, también es el caso del eventual nuevo Presidente, el candidato del Frente de Todos, quien sostiene que sólo es un candidato presidencial, pero no Presidente electo) de que “el tiempo electoral recién comienza”. A partir de ahí, de ese tiempo de impasse abierto, es que cobra sentido la estética y el contenido de las medidas anunciadas.
Sobre la estética (dos Macris)
La estética, como el contenido, están unidos en el mensaje del Presidente bajo la consigna de revertir el resultado electoral en el tiempo en que el proceso electoral se desarrolle. De ese modo hay que entender la escena de los anuncios. Un mensaje grabado y no en vivo, en el marco de una pagina de internet (youtube) y no una cadena nacional; que sin embargo tuvo el alojamiento de ser recibido como si fuera una cadena nacional, dada la gravedad de la situación en que se encuentra la coyuntura económica. Toda la escena, la grabación, los pedidos de disculpas, el mensaje de comprensión y las medidas deben interpretarse, es nuestra propuesta, bajo el signo de “el proceso electoral ha comenzado”
En el marco de una delicada situación económica y en contraste con la anterior aparición presidencial, resulta un dato positivo para transitar el tiempo electoral, el cambio de actitud que la estética calculada de Macri busca transmitir. Nos parece un avance positivo respecto a la actitud incendiaria del día posterior a la elección. Ahí tuvimos un Macri, que según sus palabras, estaba triste por el resultado obtenido y sin dormir, por eso el pedido de disculpas. Dos Macri se han presentado en el espacio de apenas 2 días: el primero incendiario, y el otro que pide disculpas. Uno que descarga la bronca sobre la sociedad que no lo votó y le echa la culpa al “populismo”; y otro que comprende a la sociedad, hace un llamado al diálogo con los otros candidatos, y lleva adelante medidas “populistas”
Lejos de un Macri verdadero y otro falso; de uno impulsivo y otro racional, para nosotros, el uno (el impulsivo) no es sin el otro (el racional) en el marco del inicio del proceso electoral, que consideramos la clave de lectura de lo ocurrido. Es porque está iniciado el proceso electoral, y se tiene la íntima convicción de que se puede revertir, es que aparece el Macri racional y comprensivo, grabado por las dudas, que recubre el Macri agresivo e impulsivo de la derrota electoral. La gran pregunta es que Macri primara si efectivamente lo imposible de revertir se manifiesta en octubre. Tendremos la repetición del Macri agresivo con la sociedad que no lo votó, o el racionalismo que ahora prima mellará más allá de octubre, y estaremos presenciando un Macri que acepta la derrota, comprende al electorado y trata de finalizar racionalmente su mandato. Sería la superación de aquella amenaza de la conferencia primera, donde se presentó la corrida cambiaria como una muestra de lo que podría pasar en octubre. ¿Habrá realizado esta experiencia política de los sectores dominantes una reflexión en profundidad que vaya más allá de revertir un resultado electoral y que tenga como mira una eventual recomposición electoral en la próxima contienda del 2023? Es algo que sólo el final del tiempo electoral nos dará la respuesta.
Del mismo modo, el llamado a los candidatos y principalmente al del Frente de Todos, ganador contundente de las PASO, situación que primero se concretó vía los medios y al final con una llamada telefónica, sin que se efectivizara un encuentro entre ambos pero con la voluntad de ambas partes de “sostener un diálogo abierto”, es un dato positivo para dotar de tranquilidad y gobernabilidad al escenario de caos económico en que derivó la reacción de los especuladores y la permisividad estatal. Situación de caos, que aún está lejos de haberse resuelto, puesto que aún no se despejaron las incertidumbres respecto al valor del dólar, y con ello el impacto en el sistema de precios de nuestra dolarizada economía.
En el ínterin, y como muestra de que el tiempo electoral que transcurre infla de optimismo a la conciencia Macrista, el gobierno realizó un acto que denominó de “gabinete ampliado” donde en el marco de un escenario cuyos espectadores eran los mas importantes funcionarios de la coalición de Gobierno, la ideóloga de la estrategia de reversión de los resultados, aquella que “no registra Agosto”, Elisa Carrió manifestaba que Cambiemos vino para gobernar 100 años, y que se va a ganar por paliza en octubre, puesto que muchos argentinos que están esquiando en el sur o veraneando en Europa, “amigos nuestros” en sus dichos, volverán para salvar a la república. Así de grande el optimismo que alimenta la conciencia inflada del Macrismo y su odisea de luchar contra lo imposible.
Sobre las medidas, el “alivio” y el Aconcagua
El “alivio” fue la palabra con la que Macri definió a las medidas que anunciaba. Alivio que hace pareja con el sufrimiento que supone haber pedido “que se suba al Aconcagua”, tal la otra metáfora presidencial. En sus palabras, “nos exigió mucho”, y ahora entiende de que fue demasiado. Es curiosa esta formulación porque es un modo sutil de decir que la sociedad argentina no está a la altura de lo que demanda el país de Macri. El problema es que nos exigió en demasía, no la exigencia en sí; y la falta es del poco aguante de la sociedad respecto a la meta de “subir el Aconcagua”
El otro dato llamativo es que el “alivio” de las medidas es por haber exigido “subir al Aconcagua”. El Aconcagua no se escala en un día, es un proceso. La metáfora Macrista alude al proceso de deterioro económico de un tiempo largo, quizás todo su mandato, o bien a partir de la corrida cambiaria del 2018, pero no situó las medidas de “alivio” para hacer frente a la corrida del día anterior. No hizo mención, como si lo hiciera en la conferencia previa, del daño que supuso el salto cambiario permitido después de las elecciones. No es un alivio frente al agotamiento por intentar hacernos subir al Aconcagua, sino por haber permitido el salto cambiario del dólar cercano a $60 en un día y haber puesto en situación caótica al sistema de precios, el cual aún está buscando estabilizarse a un nivel indudablemente superior. Sería más adecuado el “alivio” no por haber exigido subir al Aconcagua, sino por haber permitido que el dólar suba al Aconcagua luego del resultado de las PASO.
Frente al Macri agresivo, no es sino saludable que aparezca un Macri racional. Tratar de “aliviar” el castigo que se descargó sobre la sociedad por la corrida cambiaria permitida es preferible a extremar la lógica del castigo. Es mejor esta versión que busca “aliviar” que aquella otra que decía “que el impacto de los mercados es por que votaron al populismo”. Sin embargo, el “alivio” es compensatorio frente al daño, pero el daño está hecho, por eso siempre el “alivio” no logra restituir la situación anterior.
De este modo es patente lo insuficiente de las medidas anunciadas, más no sea porque su concreción no es instantánea y los daños son inmediatos, como se expresan en los aumentos de precios e inclusive en la retirada de bienes esenciales por que aún no está claro el nivel al cual se estabilizarán las variables centrales de la economía. Al mismo tiempo, se trata de un alivio que hace sintonía con el tiempo electoral. La mayoría de los beneficios duraran lo que dure el tiempo del impasse electoral. En efecto, repasemos:
El bono de $5000 para las fuerzas de Seguridad es por única vez en septiembre. El aumento de la AUH y de los beneficios por monotributo y de aportes personales que se hará cargo el Estado, medidas todas ellas que dan un aumento de bolsillo de $2000, es sólo por 3 meses.
Distinto es el caso del aumento del mínimo no imponible, del aumento de las becas Progresar y del aumento del Salario Mínimo, que serán medidas que perdurarán. Lo mismo la moratoria por 10 años a las pymes.
Nótese cómo estas medidas “populistas” tienen un sesgo regresivo, al otorgar menos a los que menos tienen ($2000 a los que reciben asignación universal o pagan monotributo) mientras para el mínimo no imponible el aumento es mayor mientras más alta es el nivel salarial del trabajador.
En los momentos en que escribíamos estas líneas dos nuevas medidas de carácter transitorio (acorde al tiempo electoral) se han llevado adelante: el congelamiento de los créditos UVA y la eliminación del IVA en los alimentos. Ambas medidas estiran la temporalidad hasta fin de año. Se ve que a medida que pasa el tiempo que aleja el resultado de las PASO, el optimismo tiende a crecer en las medidas del gobierno.
Se observa que lo que predominan son medidas que tendrán una duración similar al tiempo que resta para las elecciones de Octubre, pero el problema es que ninguna de estas medidas resuelve el problema central, a saber: evitar que se siga profundizando la corrida cambiaria y con ello el descalabro en el sistema de precios que puede incendiar aún el escaso alivio de las medidas. Punto que nos lleva al meollo de la cuestión.
La indisciplina de los actores dominantes
El meollo de la cuestión se ilustra con el llamativo “affaire” sobre la otra medida anunciada: el congelamiento de las naftas por 3 meses (nótese como también se inscribe en el marco del tiempo electoral)
Macri la anunció, pero luego trascendió que no habrá una resolución oficial que determine esta decisión, sino que es un “acuerdo con las petroleras”. Acuerdo de palabras que tienen la garantía de aquello que se firma con el viento, y que muestra una de las claves de la inestabilidad económica: los factores de poder, y en este caso las petroleras, consideran que el Gobierno ya perdió (aceptan el imposible) y que por lo tanto no tiene el poder, ni ellos la voluntad de subordinarse a una iniciativa de escasa probabilidad de éxito a costa de perder rentas que acostumbran a hacer más extraordinarias cuanto mayor es la inestabilidad económica.
En los momentos que escribimos estas líneas trascendió que no hubo acuerdo con las petroleras (que se ve que no lo consideran como un Presidente con facultades de gobernar), a lo cual se anunció que se aplicará la Ley de Abastecimiento Interno, que data de mediados de los setenta, y que más de una vez se la ha catalogado como el sumum del populismo y el intervencionismo estatal. Se ve como nuevamente, mientras más pasa el tiempo, más jugado a revertir el resultado electoral se encuentran las medidas del gobierno, haciendo caso omiso de las restricciones que le quieren imponer el resto de los actores, aunque sea inclusive parte del entramado empresario al cual pertenece el propio Presidente y su gabinete, y al que favorecieron ampliamente en su mandato.
Este rechazo petrolero a la decisión del Presidente es el reflejo en espejo de lo que ya vienen haciendo los principales actores que participan del denominado “mercado financiero”. Para ellos más que para ninguno, Macri ya perdió y Alberto ya ganó. Con la derrota de Macri, se va el financiamiento automático que el FMI vía el control de Estados Unidos permitía para que Argentina pospusiera su situación de default, a costa de agravarla. Para estos actores el default argentino es un hecho tanto como que Macri ya perdió, y por ello salen a liquidar activos financieros domésticos y compran dólares, produciendo una verdadera corrida cambiaria. Esta situación no ha sido atendida por las medidas del gobierno, y por ende, nada afectaron a la tendencia especulativa de estos actores, haciendo que se profundizara la caída de precios de los activos, el aumento del tipo de cambio (llegó a $63), el aumento de las tasas de interés, entre otros.
En los momentos que esto se escribe, se nota un cierto rebote de los activos financieros, luego de haber perdido 50% de su valor en dólares, y un leve retroceso del tipo de cambio (a $58), sin embargo, el dato es que ello es fruto de la dinámica del mercado, sin una intervención directa contundente del Banco Central (apenas regulaciones bancarias) para definir un valor del dólar que elimine la especulación, aún a costa de perder reservas, porque de lo que se trata es de lograr eliminar todo lo posible el salto cambiario y hacer que el dólar se mueva lo menos posible. Estrategia que no asomó ni por casualidad en las medidas anunciadas. Conviene aquí relativizar si la ausencia de medidas profundas en esta materia es el primer atisbo de las restricciones que Macri, en su afán de revertir el resultado, no puede modificar. Será que eso sería forzar demasiado respecto al giro que suponen sus medidas económicas, y que aún no cuenta con el respaldo financiero internacional del FMI o bien de Estados Unidos (de hecho el Ministro clave en el acuerdo con el FMI ha dejado el Gabinete), o bien que eso excede en mucho aún sus permeables convicciones.
Como sea, lo que sí conviene tener en cuenta es que no se ha atacado el problema de fondo, que es controlar la corrida cambiaria, y por ende se presencia una verdadera disputa respecto a la magnitud que tendrá el valor del dólar y con ello el ajuste en las condiciones de vida de los argentinos.
El presente y el futuro en peligro
En este marco, el peligro es que las medidas que pretenden “aliviar” el shock regresivo de la devaluación del día posterior a la elección, queden licuadas por una nueva corrida, y para peor señaladas como las causantes de la nueva corrida. Una lógica perversa, donde al deterioro sufrido por la población, el pequeño alivio que se pretende buscar quede anulado y acusado de ser la causante de la eventual nueva corrida. De esta manera se volverá a sacrificar en el altar de la especulación las medidas que pueden recomponer ingresos y calidad de vida, bajo la acusación de ser medidas populistas irresponsables.
Es decir, de deteriorar el presente se afectará severamente el futuro, y principalmente las herramientas de un gobierno que pretenda “prender la lamparita de la economía” con un paquete de medidas que recomponga ingresos, y cuya acusación de populistas e irresponsables estará a la hora del día, amenazando y condicionando el futuro de la política económica por venir.
El desafío de la hora es lograr estabilizar al menor costo posible la disparada del dólar, puesto que esta es la variable clave en la definición de los precios y el nivel de vida de los sectores populares en la coyuntura inmediata. Sin embargo, las medidas del gobierno no dijeron nada respecto a esta cuestión, sino que se limitó, a aliviar la situación de ingresos de los sectores populares, y de las pymes. No es que esté mal, pero falta lo principal: la intervención / regulación sobre el comportamiento del tipo de cambio frente al accionar especulativo de los que ya definieron que Macri ya perdió y que la Argentina debe asumir compromisos de deuda cuyo financiamiento (renegociación con los acreedores) no está definida.
Entonces, de lo que se trata, más allá de toda escenificación de arrepentimiento, pedido de perdón, llamado al diálogo y reunión con el candidato del Frente de Todos, es que el Presidente Macri tome las medidas necesarias para evitar que se siga produciendo la corrida cambiaria. En ello se va no sólo la gobernabilidad sino el presente y el futuro del país ¿Cómo se hace? Es la respuesta que debe buscar el Presidente si efectivamente está comprometido con la Argentina.
Si no lo hace, es porque en el fondo persiste la convicción de que hay que guardar la amenaza de la corrida para castigar a una sociedad que no acepta el rumbo de especulación, financiarización y subordinación económica que viene desplegando el actual gobierno. Es el as bajo la manga de un gobierno, y de un Presidente, que en el fondo aún cree que necesita castigar a las mayorías populares que buscan un cambio verdadero. Sería lo que nos devolverá el día posterior a la elección cuando lo imposible de modificar se exprese como tal, a menos que presenciemos un verdadero cambio en la estrategia política del gobierno. Estrategia política que sólo puede desplegarse a partir de que Macri acepte la irreversibilidad de su derrota electoral.
Tomás Raffo
Investigador del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas
Claudio Lozano
Coordinador Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas
Dirigente Nacional de Unidad Popular
[1] Ver Lozano, C. y Raffo T.: “Entre la negación y la amenaza: acerca de reacción presidencial frente al resultado de las PASO”, disponible en www.ipypp.org.ar

 
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