Generando cambio

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OTRA NOTA DE LEON POR EL ROTUNDO TRIUNFO DE CRISTINA PDF Imprimir Correo
Escrito por Leon Guinsburg   
Lunes, 24 de Octubre de 2011 12:54

CONSUMIR MEDIOS PARA NO CREERLES Y LA IMPRONTA IDEOLÓGICA PENDIENTE
El rotundo triunfo de la Presidente en las elecciones del domingo, nos lleva a una conclusión surrealista: la gente lee, escucha y vé los medios hegemónicos para no creerles. Largamente mas leídos, escuchados y vistos los diarios, radios y canales del grupo Clarín que el resto de  sus similares que se muestran afines al pensamiento oficial, se escapa de la lógica que Cristina, cabeza de la vapuleada gestión, no haya perdido el comicio por varios cuerpos. Entonces ¿por qué los compran y sintonizan? Los avisos clasificados em el diario sólo interesan a los desocupados y empleadores y a compradores y vendedores de operaciones inmobiliarios, que si bien conforman un interesante número, sumando a bares y confiterías para solaz de clientes, no son myoría de compradores. En cuanto a radio y TV, los programas periodísticos de mayor aceptación son justamente los más críticos del gobierno.
Es lícito discernir, de acuerdo a lo expuesto, que además de las noticias no política ni económicas que bien  se podrían leer en otros medios, el argentino que votó a Cristina lee Clarín y La Nación y ve TN sólo para seguir aguzando su espíritu crítico, pero a medios y perioistas. De ser así, es indicativo de un enorme avance del uso popular de la inteligencia, superado  el pronunciado período de creer en lo que dicen los medios es la verdad revelada.
Tampoco es osado afirmar que el argentino es apegado a la tradición, que lo que adquiere desde siempre lo sigue haciendo y lo hará más allá de la línea, con la seguridad de que las tendencias cambian según las circunstancias y los intereses que defienden. No deja de ser una fehaciente demostración de que el argentino es un ser fiel, aunque desconfiado, Y esa también es una actitud inteligente.
Claro que Internet y la economía hicieron que los diarios se vendan menos, pero hubiera ocurrido igual cualquiera fuera la tendencia editorial, Como con el correo, limitado a cartas documento, telegramas, facturas y encomiendas. Intenet ofrece un abanico inconmensurable de noticias; sin embargo, siguen siendo por el lector mayor de edad los on line de los diarios tradicionales, los más vistos. La fidelidad, la tradición y el espíritu crítico aquí se alían en sólida amalgama.
Otra hipótesis: el argentino que lee, escucha y ve sabe que le mienten, que lo deforman la realidad, que le retacean, que le quieren cooptar la capacidad de discernimiento. Pero sin ser masoquista, quiere ver cómo lo hacen, descubrir el laberinto de astucia y perfidia que lo quiere envolver para convertirlo en funcional de ambiciones que no le son propias. No se trata de masoquismo, sino de avispada curiosidad, una trampa para el tramposo.
El “motus” ideológico
Que es saludable para el pueblo de cualquier país el confronte ideológico, no es discutible, pero el “circunstancialismo”  de una oposición que en ese sentido no da a conocer a lo que se opone, convirtió en pendiente ese debate. Porque a las bajadas de línea presidenciales –presente en cada acto de gobierno, no se dieron - ni en Binner ni en Alfonsin- respuestas diferenciadas. El primero ensayó un fárrago económico que se da de patadas con la prédica del especialista de su frente, el diputado Claudio Lozano. El hijo del ex presidente radical Raúl Alfonsín –cuyo status dirigencial queda opacado y seguramente seguirá siendo solo hijo, además de afiliado radical-, sólo dejó en claro que no le cree al gobierno ni a su titular, pero fuera de exaltar el historial de su partido, casi calcó el discurso de Cristina en cuanto a las aspiraciones populares. Eso sí, defendiendo los intereses del grupo Clarín, en franca contradicción con posturas asumidas por su padre.
Tampoco Rodriguez Saá planteó ideológicamente una antípoda visible, aunque su presencia junto a Biolcatti en el acto de La Rural puede tomarse como elocuente, aunque en abierta contradicción con su prédica y su gestión como gobernador de San Luis. Eduardo Duhalde hilvanó, incurriendo en  apreciaciones macartistas, un signo opuesto al pensamiento presidencial, que se guardó bien de exponer en tiempos pretéritos. Quizás fue el único cuestionador real desde la derecha, como lo fue Altamira desde su dogmatismo de izquierda. Después de esta elección, bien se puede colegir que Duhalde también mrcha rumbo a su jubilación de los primeros planos, más allá de su voluntad y su conciliador discurso de la jornada.
Finalmente, la versatilidad expuesta por otros protagonistas, como Carrió y De Naeváez, no deja espacio para desentrañar algún tipo de propuesta ideológica.
Puede que el escenario propenda a lo que se denomina “profundización del modelo” en virtud del amplísimo aval popular, pero es correcto convenir que la filosofía y la política, indefectiblemente ligadas, pueden em esta etapa rescatar la riqueza del debate ideológico, fundamental ejercicio que hace a la inteligencia de los pueblos. Es importante, aunque sea para dejar mal parados a los agoreros y mercenarios del pensamiento que en los 90 dieran marco a la nefasta globalización de globalizadores y globalizados, ya fracasada y hoy duramente cuestionada.
 
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