Generando cambio

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Diego Genoud: “Los candidatos van a tener que ir a pedirle el capital electoral a Cristina si quieren ser competitivos el año que viene” PDF Imprimir Correo
Escrito por Agencia Paco Urondo   
Jueves, 29 de Diciembre de 2022 00:00

Por Agustín Mina, Manuela Bares Peralta, Diego Moneta

APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11 a 13 hs por el canal de Youtube de Gelatina dialogó con Diego Genoud. El periodista compartió su análisis sobre el renunciamiento de Cristina, las disputas en el Frente de Todos y en Juntos, y la situación de cara a las elecciones del año que viene.
Agencia Paco Urondo: ¿Cuál es tu análisis de la situación de Cristina con la sentencia, el renunciamiento a la candidatura y la reacción de la oposición?
Diego Genoud: Yo estoy un poco sorprendido todavía con ese anuncio, incluso la circunstancia en la que lo hace es bastante loca, en medio del mundial. Hubiera generado más repercusión en otro contexto. Sus colaboradores más cercanos dicen que no lo esperaban, lo que da para pensar y discutir mucho hacia adelante y hacia atrás.
Cristina es la única que tiene votos en el Frente de Todos (FDT) porque es la única que tiene un capital electoral propio, aun debilitada y la experiencia fallida del Frente. Los candidatos van a tener que ir a pedírselo si quieren ser competitivos el año que viene. Cualquiera, por sí mismo, no pasa ni cerca la barrera de los diez puntos. Todo depende de Cristina todavía.
APU: ¿Por qué cree que fue el renunciamiento?
D.G: Primero hay una cuestión estructural, que se mantiene desde 2019 pero se profundizó en varios sentidos, de que no es negocio pelear esta elección. Vas a tener una pesada herencia, como ya la tuviste después de Mauricio Macri, que se agravó, sobre todo en el sentido de la inflación. No se despejaron muchos de los condicionamientos estructurales. Ella lo ha dicho hasta el hartazgo, cuando hablaba de la dificultad que representa para un gobierno que asume sin dólares. Más allá de que el FDT tuvo un ingreso excepcional, los dólares no están.
El próximo gobierno va a tener dificultades en cuanto a la falta de dólares, vencimiento de deuda que van a empezar a caer más fuerte. La reestructuración de Martín Guzmán con los privados, por la fuerza que tenía el FDT, podemos decir que fue lo mejor que se podía conseguir. Fue una quita, se redujeron vencimientos, pero se pateó para adelante y ya a partir de 2024/5 vuelve a caer la guillotina de la deuda. Además tenes la situación de los salarios, hace seis o siete años. Creo que eso Cristina lo tuvo muy presente y creo que es la razón principal.
Después creo que hay una crítica a los propios también en el renunciamiento. Andrés Larroque dijo varias veces que había que crear las condiciones para que ella sea candidata y Cristina acaba de contestarle. No se generaron, ya era tarde. Me parece que ese es el mensaje.
APU: ¿Cómo ves el proceso de otras figuras peronistas sin Cristina de cara al año que viene?
D.G: La propia fisonomía del cristinismo de los últimos años, a partir de la muerte de Néstor Kirchner, hace que la centralidad de Cristina sea indudable y que muchas veces ella aparezca sola, pese a que tiene tanta adhesión. Pese a que genera un amor en parte de la población que nadie del peronismo pudo en estos años, pese a todo esto, Cristina está muchas veces sola para decidir.
Creo que ahí hay que entrar en un análisis más fino. Sin duda, es muy desigual la contienda. Cristina la vive en el cuerpo, en 2019 ha tenido que ver qué hacía con su hija por el miedo de que fuera a la cárcel y más allá de la cuestión de salud, eso explica el dispositivo que armó antes de anunciar quién iba a ser el candidato a presidente. Ella tuvo que ordenar el frente familiar para luego decir la movida política. Las dificultades son para ella de una envergadura que no son para el resto, salvo para algunos ex funcionarios además presos.
Además, creo que es una dinámica que se retroalimenta en la que todos pierden. Después de la muerte de Kirchner, un podría también decir en vida, el cristinismo fue una fuerza en la que lo más importante era levantar la mano para apoyar a Cristina. Eso se volvió una especie de boomerang. Tiene patas cortas, se demuestra a la vuelta de los años. No alcanza porque hace falta otra fortaleza, otra vivacidad, otro nivel de discusión, que en alguna medida pueda contradecirla. Cristina necesita gente que la pueda contradecir, que tenga dinámica e iniciativas propias, que incluso diga de movilizar aunque ella diga no, que tenga reflejos propios desde la militancia y que no todo dependa de lo que a ella le parezca bien.
Esta idea es una dinámica que ella también incubó, en algún momento parecía ser una Cristina que sólo quería que la aplaudan y la avalen. Eso, en algún momento, empezó a revelarse insuficiente. Ya no alcanza con la autocelebración, sino que hace falta que ese movimiento que la respalda la supere y trascienda en algunas cuestiones y la fortalezca también contradiciéndola. No es la única forma de fortalecer a un líder decirle todo que sí. Creo que esa es otra de las lesiones. El seguidismo y el sí-cristinismo se encuentran con límites muy concretos y es lo que hace al renunciamiento.
APU: Con el anuncio de la formula en 2019 empieza una disputa por la narrativa en el FDT, que en algún momento ha colisionado mucho más. Tan cerca de 2023 parece que esa disputa ya no existe y hasta los funcionarios más albertistas empezaron a abroquelarse detrás de la figura de Cristina. ¿Cómo lo ve el panorama?
D.G: Se ordenó el FDT camino al precipicio. Después de la salida de Guzmán y el interregno de Silvina Batakis, Sergio Massa generó una especie de alto al fuego entre Cristina y Alberto, más allá de que en las segundas líneas se sigue replicando. Por lo menos en la cúpula, Cristina dejó de cuestionar tan fuerte al presidente y empoderó a Massa para todo este proceso. Se daba esa situación paradójica de Cristina revalidada como jefa, pero en un proceso en el que el alivio no llegó al nivel de la población y los votantes del FDT. La cúpula dejó de pelearse entre sí, Cristina volvió a elevarse como jefa, pero los problemas, sobre todo para el que vive de un ingreso en pesos –la mayoría de los votantes-, no se resolvieron.
Eso lo vemos en este fin de año, que hay bonos que son una miseria, como lo dicen algunas de las organizaciones sociales que son parte del FDT. En un contexto de una caída tan pronunciada de los ingresos, no hace falta decir que es insuficiente. El FDT se ordenó detrás del ajuste que lleva adelante Massa y eso genera incertidumbre sobre hasta qué punto puede rendir en términos electorales y hasta qué punto la propia Cristina lo va a sostener. Sabemos que los ingresos están muy por detrás, incluso de antes que asumiera el Frente. No es un dato menor porque uno de cada dos trabajadores es informal. Esa es la realidad que sigue pendiente de solución.
Creo que hasta cierto punto Massa, que ordena la política y trabaja a destajo, que logra el apoyo de Cristina y Paolo Rocca, desde el punto de vista de las efectividades conducentes, sobre si te alcanza o no para llegar a fin de mes, el mensaje es muy duro. El mensaje es “sigan aguantando” porque no va a haber una mejora de los ingresos.
APU: ¿Cuál es su análisis sobre la oposición? ¿Cómo se va a ordenar su proceso de radicalización de cara a 2023?
D.G: La fortaleza de la oposición es increíble después de los años traumáticos de Macri. Es un dato a tomar en cuenta. El antiperonismo hoy tiene un piso muy alto. El desastre económico de Macri no cambió esa base y la experiencia del FDT generó que se fortaleciera. Ahora, creo que no saben hacia dónde ir, en el caso de que asumieran otra vez el gobierno, no tienen un consenso, están lejos de haber hecho una autocrítica, y se están matando por el liderazgo.
Hay un Macri también con una fortaleza sorprendente, dada su experiencia de gobierno. Casi que se tendría que haber ido como Fernando De la Rúa y lo vemos en Qatar, en el centro de esta composición escénica que es Juntos. La pelea es entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta y es bastante salvaje. Uno se pregunta de dónde surge la filtración sobre Lago Escondido. Mucha gente piensa que es un pase de factura contra Larreta, surgido de Bullrich. Ese es el nivel de desconfianza que hay en la oposición, que pareciera ser la que más chances tiene de gobernar en 2023. Creo que viene una negociación Larreta-Macri, después de las vacaciones tras mundial, a ver si surge algún tipo de acuerdo por lo menos en las reglas de la pelea que viene.
Los veo mal porque no hicieron un balance compartido de la experiencia traumática que fue el gobierno de Cambiemos y no tienen saldada la cuestión del liderazgo. El FDT está más ordenado en alguna medida en lo político, con Cristina siendo líder aun en el renunciamiento, pero en Juntos hay que ver cómo se da esa pelea, si se da en términos civilizados o si vuelan carpetas de espionaje.
APU: Así como Cristina agrupa de este lado, también lo hace del otro. El renunciamiento le genera un problema a la oposición. ¿Qué discurso van a armar?
D.G: Es una gran pregunta. En Juntos hay una parte importante de la dirigencia que tiene claro que no se puede seguir lucrando con la polarización y el antikirchnerismo porque se demuestra, cuando llegan al gobierno, que tiene patas cortas. Hace rato que lo ven, pero no son los que lideran. Gente del radicalismo, del ala política del PRO, pero sin embargo siguen mandando Macri y Bullrich, y Larreta, que es el que pretende competir por ser jefe, liderar y ser candidato, está muy prisionero de ese relato y tiene miedo de que el PRO no lo acompañe.
Primero tiene ese problema y segundo en lo económico es igual a Macri. La diferencia es política. Haría algo menos belicoso con respecto al FDT y a Cristina. En lo económico Larreta es Macri, lo dicen ellos. Consultan a Domingo Cavallo, Miguel Ángel Broda, Martín Redrado, Carlos Melconian, Hernán Lacunza es el más moderado de los economistas. En lo económico lo que Larreta quiere es juntar más musculo político para ir a un ajuste violento. Las diferencia son políticas respecto a cómo bancarlo para que no explote y los gobernadores peronistas no se replieguen. Esa es la discusión dentro de Juntos, cómo hacer que el ajuste sea viable.
APU: ¿Cómo ve la posibilidad de acuerdo o alianza entre el FDT y sectores del radicalismo?
D.G: Cristina está todo el tiempo pidiendo un acuerdo, pero son como dos velocidades. Hay una Cristina muy a la defensiva en el frente judicial, hay una economía que tiene todo el tiempo problemas estructurales que la limitan. Es decir, hay como una urgencia y un tiempo del acuerdo que es diferido. Creo que esa es la dificultad. Cristina pide un acuerdo pero necesita defenderse cada día. La pregunta es cuál es la oportunidad de ese acuerdo y cuándo debería llegar, y ahí es donde se empieza a nublar.
Creo que hay voluntad en algunos sectores de la oposición, difícil de instrumentarlo en plena campaña cuando se están matando. Sería inteligente en caso de que gobierne Juntos, el primer día llamar a Cristina. Ese es un escenario que no sé si alguien lo está contemplando. Desde el FDT, convocar a un acuerdo hoy no tiene sentido porque nadie se va a sentar a esa mesa. Se hacen grandes en el antikirchnerismo para ganar la pelea interna, incluso para tener los votos que están buscando. Ese acuerdo va a llegar después de las elecciones generales de 2023, si es que llega.
Creo que Cristina inteligentemente se dice dispuesta a ese acuerdo, incluso si gana el FDT sería inteligente buscarlo. Después hay que ver quién cede, si los que lo hacen siempre o los que siempre ganan. Eso es la letra chica.
APU: De cara al año que viene, si la inflación siguiera bajando, ¿cuántas chances tiene Massa o debería ir otro candidato más kirchnerista?
D.G: Hoy es el heredero no deseado del kirchnerismo. Puede ser que Cristina habilite unas PASO y compitan otros candidatos, como Jorge Capitanich, Wado De Pedro, Axel Kicillof si pudiera diría que no cuenten con él. Está abierto todavía ese proceso. Creo que Massa es candidato y cada movimiento que hace demuestra que lo es. Invierte mucho en medios de comunicación, es cuidadoso del relato y de que la cobertura, a un lado y el otro de la polarización, le sea favorable.
Tiene esa realidad difícil de la que hablamos. Todo lo que hace es mérito suyo, en relación al trabajo y a los padrinos económicos en el poder, pero nada sería creíble sin el aval pleno de Cristina. Sin eso, caería en picada. Por ahora hay un acuerdo muy fuerte. Creo que es el principal candidato para el año que viene si no la choca. Los problemas estructurales están sobre la mesa pero la va llevando.

 
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