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Los habituales Jueves con las Madres PDF Imprimir Correo
Escrito por Redacciòn Nuevo País   
Viernes, 14 de Diciembre de 2012 12:59

JUEVES EN LA PLAZA CON LAS MADRES

“ESTOS JUECES SON LOS CONSUMIDORES DE ESOS LUGARES Y SE PERDONAN ELLOS MISMOS CUANDO PERDONAN A TANTO ASESINO”

                       Hebe de Bonafini. Discurso del jueves 13 de diciembre de 2012.

“Bueno, compañeros. La felicidad que sentimos las Madres el 9 no cabe en nuestro cuerpo. Es como ahora, yo tengo que estar sentada todavía, porque estoy un poquito mal, y ver tanta cantidad de Madres, con el calor, en el cartel es tan hermoso. Qué se yo. Yo las veo como más grandes. No sé si a mí se me ocurre: parecen más altas. Y ustedes que vienen siempre. La verdad que a veces quisiéramos que todos sepan, la gente que nos ve los sábados que parece que es más gente de la que creemos, que ve este programa, mucho se ve, decirles a todos el agradecimiento. El día 9 fue impresionante: cuatro horas en esa carpa sin parar de venir gente, de besarnos, de abrazarnos, de decirnos cosas. A uno la llenan de alegría. Pensamos en nuestros hijos. Pensamos que qué bien que pudimos esto que hicimos si le sirvió a tanta gente, si para tanta gente fue bueno; también ha sido para ellos que estarán en algún lado pensando todo lo que nos está pasando y cómo salimos. Qué buena la marcha en todos lados: en Rosario, en Mendoza, en Córdoba. Fue maravilloso. Y el discurso de Cristina, como siempre, impecable, impecable.

Pero todos estamos preocupados por Chávez, estamos muy preocupados. Me preguntan muchas cosas y no tengo nada para hablar. Si cree uno en algo –no todos creemos en lo mismo– la creencia que tengamos, la oración tiene fuerza. Pidamos a nuestra manera, al santito que tengamos, a la virgen, al gauchito, a Ceferino, no sé, a dios. Pidamos con fuerza porque lo necesitamos, porque es para América latina un bastión, porque es otro Fidel, porque es un gran compañero para Cristina, para Correa y para Evo. Pidamos con fuerza. Y un fuerte aplauso para él, para que resista porque lo necesitamos. ¡Viva Chávez! ¡Viva! ¡Para el pueblo venezolano! ¡Para que Maduro tenga fuerza! ¡Viva!

Y, bueno, voy a hablar de Marita Verón. Claro, cómo no voy a hablar de eso. Cuántas hay, ¿no? Marita es como el símbolo, como alguna vez fue la piba de Catamarca (María Soledad). Pero hay muchas cosas para hablar. Yo pienso que estos tres jueces se perdonaron a sí mismos, no es que perdonaron a los asesinos. Interpretémoslo bien, porque ellos son clientes de los prostíbulos, ellos son los principales clientes de los prostíbulos. Ellos necesitan de estas pibas y cada vez las quieren más jovencitas y más chiquitas. Entonces estos tipos, lo que hay que empezar, las madres que les faltan las hijas que se animen, que no tengan miedo, que se compren cámaras fotográficas chiquitas y que vayan a la puerta y que fotografíen a los clientes y a los autos. Si no hay clientes no hay putas. Y nadie nace puta, nadie quiere hacerlo. Estos jueces son ellos los consumidores de esos lugares y se perdonan ellos mismos cuando perdonan a tanto asesino. No hay que pensar porqué lo habrán hecho, le dieron plata. No, no: se están perdonando por lo que hacen. Así que saquémosles fotos.

Ay Alperovich lo que dijo. Si Alperovich sabe dónde están los prostíbulos: que los cierre. Desde acá le digo: gobernador, si usted está con Marita, está con la gente como dijo ayer que va a acompañar, acompañe: ponga las bolas, cierre los prostíbulos porque usted sabe dónde están.

Y si ustedes quieren escuchar algo maravilloso, de Horacio Guaraní, compren el compact ‘La Villerita’: está clavado ahí lo que es, lo dice como es, es una maravilla escucharlo. Habría que ponérselo a Alperovich desde que se levanta hasta que se acuesta, y a todos estos hijos de puta también. Así que luchemos contra los consumidores de los prostíbulos más que contra los asesinos porque esos son los grandes señores, estos que se horrorizan, cuántos dirán ‘ay qué barbaridad’ pero cuando llega la noche hay que ver adónde van.

Así que luchemos y peleemos y acompañemos a todas las madres que se animan a salir como la madre de Marita. Pero hay muchas Maritas. Muchísimas. Y muchas madres que no se animan. Cuando a uno le pasa lo que le pasa con los hijos no tiene que pensar en uno, no tiene que pensar en el miedo que tiene. El miedo no existe, existe el hijo, existe la dignidad, existe la lucha, existe la fuerza y existe las ganas. Nosotros desde aquí les decimos, a todos estos señores que perdonan asesinos, que el pueblo, que la vida, que el país no los va perdonar. Desde ya están condenados por grandes hijos de mil putas”.

 
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