Generando cambio

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Escrito por Especial Para Nuevo País -DESDE RAULY BARRANDEGUY - GRACIAS GUILLERMO BEVACQUA   
Martes, 22 de Enero de 2013 16:26
OPOSICION Y MANIPULACION MEDIATICA
La coalición virtual que aunque sin merecerlo, se ubica en la Argentina en el lugar que las democracias modernas le reservan a la oposición, ha decidido escalar –siempre en dirección al absurdo- en la campaña de descrédito que enconadamente lleva adelante contra el gobierno nacional. En ese quehacer inicuo, toda su actividad se reduce a alimentar en contra de la Presidenta de la Nación y de sus colaboradores más directos, las mil formas perversas posibles de la suspicacia y el prejuicio. Se trata de promover en la sociedad una toma de posición masiva, agresiva y hostil encaminada a descalificar a cualquier costo a la primera mandataria y su acción de gobierno, con la aturdida idea de que cuanto más se deteriore su imagen, más sencillo será reemplazarla y sobre todo, más fácil resultará enfrentar sus políticas redistributivas que son la verdadera razón de tanto encono.
La cuestión es tan sencilla de entender, como difícil de excusar. Las figuras icónicas de la oposición, conducidas por Magnetto, el CEO del grupo Clarín, han caído en la cuenta de que en el mundo de la cultura nada es unívoco. Han asumido que hasta la obra de arte mas reconocida tiene detractores. Y que, como en definitiva, los valores que nutren todos los productos de la creación humana, son relativos, contingentes y de apreciación siempre individual y subjetiva, basta instalar en los medios que aquel administra la opinión mas descabellada acerca de cualquier acción de gobierno para ponerla en entredicho, para descalificarla y para poner en marcha en definitiva, una corriente de opinión hostil al gobierno, tan furibunda como provocadora.
Para poner en acto este deleznable mecanismo, terriblemente activo en los últimos días, sólo resulta necesario un hecho que se pueda desnaturalizar asignándole caprichosamente significados siniestros y mezquinos. Así, cuando después de una posición inflexible de la presidenta de la Nación la fragata Libertad es redimida de la hipoteca naval que a título cautelar le impuso un juez complaciente con los fondos buitres, se dice que esto no debe ocultar el error en que se incurrió al autorizar el viaje del buque al puerto de Tema, en Ghana. Si la presidenta convoca al país a recibir a la nave insignia de la Armada y a los marinos argentinos que la tripulan, la oposición no concurre argumentando que se trata de un acto político, como si el ejercicio de la primera magistratura requiriera renunciar a la política! De igual forma, cuando se anuncia una inversión sin precedentes en material ferroviario rodante que les habrá de cambiar positivamente la vida a los pasajeros del ferrocarril, se dice con indignación que se debió haber recordado a las víctimas del Sarmiento. Si se viaja a los Emiratos Árabes para promover la producción nacional buscando para ella nuevos mercados, se dice que la Presidenta se alojará en el hotel más caro del mundo sin aclarar que el costo del alojamiento corre por cuenta del gobierno anfitrión. Si se realiza un encuentro de funcionarios en la ESMA que por extenderse varias horas fue acompañado de una actividad gastronómica, con afectada indignación se dice que se ha profanado la memoria de los mártires que allí fueron supliciados por la última dictadura cívico militar. Y por fin, cuando la presidenta, interpelada por Ricardo Darin, uno de los actores más talentoso y carismático del cine nacional, responde un requerimiento explícito y puntual vinculado a su patrimonio, se afirma que se ha amenazado a los disidentes y que, como expresó a su respecto una cada vez mas mediocre Beatriz Sarlo, la primera mandataria “tiene un reflejo de comadre de barrio”.
Pues bien, es justamente esta última interpelación –la de Darin- la que a mi juicio requiere algunas consideraciones, no para responderle al multipremiado actor su ofensiva prevención, que ya bien le contestó la presidenta mediante una deleitante carta abierta a la que nada se le podría agregar, sino para develar los aspectos mas aviesos que se ocultan tras el grueso telón del asunto Darin.  
Con esa idea conviene puntualizar que lo que Ricardo Darin enuncia en su extraño reclamo, no es un simple pedido de explicaciones, sino una concreta sospecha, descuidada y torpe, hasta grosera, es verdad, pero una sospecha al fin, que además no se la transmite a la presidenta, sino al público en general. Darin no se comunica con la primera mandataria, sino con los lectores de la revista Brando. Es a ellos y a los multimedios de la oposición que inmediatamente difundieron en el universo mediático el brulote, a quienes les dice que en su opinión la presidenta no ha justificado el origen de su patrimonio.
Así, va de suyo hasta aquí que la cuestión no connota ninguna significación especial. Un actor carismático al que su colega Federico Luppi –tan prestigioso como él- calificó acertadamente, se ha dirigido ante la asamblea mediática que convoca la prensa, en forma oblicua, transversa, a la primera mandataria diciéndole lo que pensaba. Y una presidenta que por respetar al interpelante le ha respondido de inmediato, personalmente, en forma concluyente. Pues entonces fin del juego ya que en una democracia plena, construida sobre el respeto a la libre expresión de las ideas de todos y de cualquiera, aquí debería terminar el análisis más fino.
Sin embargo la coalición mediática que con licencia llamamos oposición se ha realimentado del “asunto” Darin y con su mas contundente saña ha embestido contra la presidenta adjudicándole intolerancia, violencia verbal y aprietes en la respuesta. Aunque en realidad, tan furibunda como innecesaria defensa del actor ha oficiado de vehículo para reponer con ponzoñoso talante, la remanida cuestión planteada alrededor del patrimonio de la presidenta sobre la que reiteradamente, la Justicia ya se pronunció.
La denuncia de intolerancia en la respuesta, en realidad esta señalando una carencia apabullante de ideas críticas. Es notorio que la llamada oposición no encuentra el camino para salir de ese marasmo. De otra manera jamás podría sostener que contestar pública y respetuosamente un pedido también formulado en público configure un apriete. Ricardo Darin no es un ciudadano ignoto. Es un actor que les ha prestado el cuerpo a personajes entrañables en forma que para el imaginario colectivo resulta imposible de escindir. Es Román Maldonado el luchador que en Luna de Avellaneda no acepta que el neoliberalismo transforme el club de sus padres y de su pueblo en un casino; es Benjamin Esposito un perseguido por la “Triple A” a causa de su sed de justicia; es Rafael Belvedere y su postrero amor filial. Y esa transmutación inapelable que siempre se establece entre los personajes y el actor, le ofreció a su interpelación un piso enorme de credibilidad. No responderle habría significado no contestarle al Hijo de la Novia, a Román Maldonado, a Benjamín Esposito y a tantos otros personajes entrañables, creíbles a los que el multipremiado actor les dio definitiva carnadura.
Pero en realidad a la oposición no la desvela el tono de la respuesta a Darín. Lo que la agita es la reposición virulenta de la cuestión vinculada al patrimonio presidencial que, después de tres sentencias judiciales absolutorias, sostenidas en pericias contables rigurosas, pronunciadas por tres jueces federales diferentes (Ercolini, Canicoba Corral y Oyarbide) y además consentidas por los respectivos fiscales, ha quedado definitivamente cerrada; y ocluida constitucionalmente la posibilidad de un nuevo juzgamiento (“ne bis in idem” dicen los juristas). Sin embargo en esta, como en otras cuestiones, la coalición virtual no se maneja con remilgos. Aprovechando los dichos de Darin (definitivamente respecto a ellos tiene razón, lo repito, Federico Luppi) el multimedio renueva dicho asunto y a través de la opinión de algunas figuras consulares de la oposición vuelve a la carga. Tortuosamente despliega ahora toda su consabida batería de falsedades que le permiten elevar sus sospechas inconcebibles a la categoría de verdades autoevidentes. Y con ese arsenal conceptual de tan baja densidad, bombardea a la opinión pública vociferando que sólo una justicia corrupta pudo archivar causas tan relevantes.
De tal suerte, lo verdaderamente cáustico para la vida de la República es el desprecio por las instituciones de la Constitución y por la cultura de la Democracia que esta parafernalia opositora connota. Todo ante el silencio atronador de sus figuras más egregias que en este caso no registran presiones en contra de los jueces, ni advierten que de tal modo se afecta la independencia del Poder Judicial. Ni la Asociación de Magistrados, ni la SIP han emitido declaraciones al respecto. Tampoco lo han hecho, la Federación Argentina de Colegios de Abogados y el venerable Colegio de Abogados de la ciudad de Buenos Aires, todas celosas instituciones “custodias” de la normalidad republicana. Ninguna ha encontrado nada en el asunto que les hubiese llamado la atención. Así pues, esta claro en este punto, que Magnetto y su estado mayor pueden descalificar a la Justicia y alzarse contra la Constitución sin que nadie siquiera les llame la atención. A él y sus partisanos les es permitido castigar a cualquiera sin juicio ni condena. Así a la grupa de prejuicios y sospechas auspician libremente, impunemente el linchamiento mediático, nada menos que de la presidenta de la Nación. Todo sin mencionar que también Ricardo Darin podría eventualmente recibir su sambenito pues de igual modo que la presidenta de la Nación, el fue sobreseído.
Habrá que concluir entonces, resulta inevitable, que el CEO de Clarín y las figuras de la oposición que el conduce, encomian la independencia del poder judicial, proclaman la autoridad de sus fallos, pregonan las excelencias de la Democracia y predican la vigencia las normas de la Constitución, sólo cuando ellas favorecen sus intereses, en cualquier otro caso no.   
Y estas son las lecciones que el caso Darín nos deja. Tomar partido indignado y violento sobre la base de suspicacias, rumores o sospechas contra cualquier persona y muy particularmente contra aquellas que ostentan las más altas dignidades que asigna la democracia, pone en marcha perversos mecanismos sociales de clara filiación autoritaria. No equivocarnos confundiendo el furcio de Darín con las operaciones mediáticas de Magneto y sus adláteres es el aporte que podemos hacerle a una Democracia cada día más consistente, justa y razonable.   
Raúl E. Barrandeguy-Diputado de la Nación FPV
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