GRAN TRIUNFO POR 2 A 1 SOBRE ESTUDIANTES

Esta vez hubo elecciòn en NUEVO PAÌS y dedici que cada uno eligiera el partido que màs le gustara para presenciar en la ùltima fecha, algo que no se utiliza en periodismo, porque debemos ser ecuànimes y no tirar para el lado de nuestros sentimientos, pero me pareciò oportuno que Germàn Bissio, simpatizante de Gimnasia vaya a ver a su equipo y Gustavo Rachio, hincha de River, disfrutara de su equipo en estas instancias finales. En cuanto a mi, que soy simpatizante de Tigre, por supuesto decidì ir a ver al "Matador" que dio una inmensa alegrìa a su parcialidad en el ùltimo encuentro de la temporada, venciendo con total legitimidad a un Estudiantes, que tambièn sintiò cada gol de River, como si fueran goles en contra de su valla.

De cualquier manera y a pesar de que el "Pincha" abriò el marcador a traves de su goleador Guido Carrillo, en un quedo del arquero Navarro, no pudo sobrellevar el buen nivel del medio juego tigrense, sobesaliendo el trabajo de Peñalba, Pèrez Garcìa, Wilchez y el incansable Nahuelpàn, que se llevò por delante a toda la defensa del elenco platense. Llegò la igualdad de Tigre en el cierre de la primera parte, con un centro de Arzura, que Nahuelpàn baja para que Itabel en posiciòn dudosa convirtiera con una exquisitez, digna de los grandes jugadores.

La segunda parte fue casi todo del local, salvo algunos contragolpes de Estudiantes que el arquero Damiàn Albil, reemplazante de Navarro (lesionado) salvò con enorme oficio. Pero otra buena acciòn del grandote Nahuelpàn, permite que Erik Godoy definiera como un delantero, dàndole un triunfo vital a Tigre, culminando su labor con buen fùtbol y con un Estudiantes diezmado por las expulsiones de Franco Jara (insulto a Pablo Lunatti) y de Schunke, por una falta de atràs gravìsima contra Ramiro Leone.

En sìntesis un triunfo al esfuerzo de los jugadores locales y un castigo para Estudiantes que cayò en la trampa de estar màs en la cancha de River que en Victoria, pero que contò con la despedida en las canchas de Juan Sebastiàn Veròn, que a lo mejor, merecìa otro final.