GRACIAS POR TU FÚTBOL Y TU FIESTA, CAMPEÓN

El partido que se jugaba en Liniers quedará simplemente para la anécdota y la historia de ambos. Rácing fue al estadio de Vélez, tal vez para cumplir con el compromiso, ya que no demostró nada para querer cumplir el sueño de clasificarse a la Sudamericana. Parecía que era razonable que no se expusiera tanto, al estar frente a un equipo notablemente superior en todas sus líneas, a pesar de que la Academia se puso en ventaja rápidamente.

Hay que puntualizar que los tres goles del encuentro fueron convertidos por visibles fallas defensivas y no por las virtudes de sus exponentes

Al margen de los goles que se dieron en esas circunstancias, fue notoria la diferencia futbolística entre Vélez y Rácing. El campeón sabiéndose superior y que no jugaba más que para satisfacer a su público que colmó el estadio, puso en órbita todo su repertorio y en algunos momentos del partido, la sensación de que era un monólogo de los dirigidos por Gareca, no era una utopía, sino una simple realidad.

La gran solvencia defensiva, el magnífico depliegue físico y mental de sus volantes y con atacantes desequilibrantes en cada jugada, posibilitaron que el público se deleitara continuamente con el andamiaje expuesto por los fortineros.

Una verdadera fiesta del fútbol para la vista y los oídos de sus simpatizantes que brillaban con los cánticos de sus tribunas.

Ah...hubo goles, Hauche para los racingusitas y Zapata y Augusto Fernández para el campeón. Las figuras: Barovero, Tobio, Zapata y el propio Augusto anduvieron en un nivel superlativo, en Rácing buen trabajo de Hauche.

Lo más trascendente: La fiesta magnífica de todo Liniers que terminó en el Obelisco en caravana, y la ordenada y prolija vuelta olímpica, todo un ejemplo.