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Final de la Sudamericana PDF Imprimir Correo
Escrito por Gerardo Bova   
Jueves, 13 de Diciembre de 2012 13:21

UN BOCHORNO RESULTÓ LA FINAL DE SAO PAULO-TIGRE

Ganaban 2 a 0 los paulistas, hasta que se armó un revuelo inadmisible en vestuarios, que derivó en la terminación del match.

No se puede resaltar el éxito del equipo brasileño, simplemente, por haberrse manchado en vestuarios, mediante una acción desmedida y criminal de parte de los custodios del club paulista y la policía local, que embistieron con agresiones físicas, complementadas con armas de fuego, en contra del plantel tigrense y de los jefes de seguridad del club argentino.

Del partido poco por decir, porque en los primeros 22 minutos de juego, ante la sorpresa general, algo que molestó y mucho a Sao Paulo, fue Tigre el protagonista, con una gran presión en el medio campo, sobresaliendo el trabajo de Gastón Díaz, Ramiro Leone y Braian Ferreyra. De ahí en adelante, ante la doble falta de los zagueros de Tigre, el local se puso en ventaja, aumentando con cierta comodidad a solo 4 minutos del primero, ambos goles convertidos por Lucas y Osvaldo, los motores ofensivos del conjunto brasileño.

Terminando el primer tiempo, antes de entrar a vestuarios, se tomaron a golpes de puño y con otras agresiones verbales y de todo tipo, varios jugadores de ambos equipos, ante la mirada atónita de un árbitro que no estaba a la altura de una final internacional, estoy refirièndome al chileno Enrique Ossés, que fue muy permisivo durante el desarrollo de la primera etapa y durante todo el transcurso de la contienda.

Era previsible que las cosas no iban a terminar con pasividad, porque en la previa, no dejaron precalentar a los futbolistas de Tigre, siendo acosdados y agredidos desde todos los ángulos.

Ni bien entraron a los vestuarios, al culminar la primera mitad, fueron agredidos salvajemente el arquero Damián Albil, incluso con pistola en mano, de parte de uno de los agentes de seguridad de Sao Paulo y además, lesionaron con golpes de puños y  palazos a Botta, Galmarini, Orban y varios otros players tigrenses, incluyendo al jefe de seguridad del club argentino.

Se decidió para preservar la salud mental y física de los integrantes del "matador", no salir a escena en la segunda mitad, dejando el camino al juez Ossés, para que diera por concluido el partido, otorgándole un triunfo nefasto al equipo de Brasil, quienes festejaron con total libertad, aunque su público en gran medida, no fue cómplice de semejante barbarie.

Ahora está en manos de la Conmebol, quienes tienen que decidir sobre las acciones presentadas y castigar severamente a Sao Paulo, incluso con la posible pérdida del trofeo obtenido, algo que está contemplado en el reglamento del organismo sudamericano y de F.I.F.A.

 
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