Generando cambio

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Videoconferencia de Hebe de Bonafini en el 36° aniversarion de la Asociación Madres de Plaza de Mayo PDF Imprimir Correo
Escrito por Gerardo Bova   
Jueves, 02 de Mayo de 2013 12:16

“Siempre estuvimos en la primera fila de la lucha”

Inés Vázquez 
Vamos a dar inicio al acto de alegría y de victoria por los 36 años de lucha de las Madres de Plaza de Mayo. Aparición con vida. Cárcel a los genocidas. No olvidaremos, no perdonaremos. Cárcel a los genocidas. La falta de trabajo es un crimen. No aceptamos que se le ponga precio a la vida. Reivindicamos la lucha revolucionaria de nuestros hijos. Nos reunimos para celebrar el día que las Madres partieron en dos la historia de nuestro pueblo para ganar la Plaza y ya no abandonarla nunca. Para ganar la revolución y no abandonarla nunca. Para ganar el amor de nuestro pueblo que ya nunca las ha abandonado. Secretamente tal vez nuestro pueblo esperaba que un grupo de mujeres madres diera ese paso hacia la vida y hacia la esperanza. Y no tan secretamente todos nosotros, tus compañeras Madres, tus hijos, tus hijas anhelamos, esperamos escuchar la palabra de Hebe que da batalla y resistencia en la calle, en la Plaza, en la unidad coronaria, en su escritorio de trabajo. Desde la ciudad de La Plata nos habla la Presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Hebe de Bonafini. El micrófono es tuyo.

Hebe de Bonafini 

Bueno, compañeros, compañeras, tengo mucha emoción de volver a la vida. Tengo nada más que palabras de agradecimiento para todos, los que vinieron, los mensajes, los que me ayudaron, los que me dieron fuerzas, para mis compañeras; pero sobre para aquellos que estuvieron lejos pero que igual se enteraban, querían saber.
Volver a la vida después de estar casi tres días muerta, no es fácil. Por suerte hay algo que me ayuda que son ustedes, también mis hijos seguramente, Néstor de algún lugar. Me estoy reponiendo bien, espero pronto volver, pero no quería dejar pasar este día. Este día donde les quiero recordar las cosas que las Madres hemos hecho. Porque como hay tanta gente que habla en estos días de lo que hizo y es casi imaginación pura. Gente que nunca fue a la Plaza, que llegó 10 años después. Entonces como una reivindicación a todos aquellos que están desde el principio, que sí nos conocen desde el principio, aquellos que nos han ayudado y han puesto su cuerpo, a todas las Madres que están desde siempre. Porque para nosotras hay algo que es ineludible que son las firmas de los primeros documentos, eso es revelador. Nadie nos puede decir que eso no es así: las Madres que estuvieron desde el principio tienen las firmas en los documentos, y son las que están con nosotras. Así es que eso está sumamente claro.
¿Cómo nacimos las Madres? Hay muchas cosas que se dicen. Pero en realidad el nacimiento de las Madres fue en la capilla Stella Maris, cuando Azucena (Villaflor de De Vicenti) harta de que fuéramos ahí y nos revisaran, nos hicieran sacar hasta los zapatos, dijo: “Basta, no vengamos más acá. Vayamos a la Plaza. Ese día se rompió con eso, y de verdad fuimos un día a la Plaza. Un 30 de abril, hace 36 años. No se cuantas ni cuantos nombres. Juanita había empezado mucho antes porque su hijo nació antes. Ya había Madres, pero la Plaza marcó el hito. Y fuimos a la Plaza, y nos fuimos quedando en la Plaza, y ahí empezamos a crecer. Y ¿cuál fue nuestra ideas? Inmediatamente de crecer y de formarnos y de ayudarnos entre nosotras- y pasaron muchas cosas que no voy a contar porque todos ustedes los que están ahí lo saben- empezamos a formar los grupos de Madres en las distintas provincias. Y me parece importante que ustedes sepan en qué provincias hubo y hay movimientos. Mendoza, las dos Madres de Mendoza están enfermitas, si están escuchando desde algún lugar les mando un abrazo a las dos, las dos están internadas. Mendoza, Mar del Plata que ahora están ahí con ustedes, Tucumán, Ayacucho, La Plata, Gualeguaychú, Santa Fe, Concordia, San Juan, Bahía Blanca, Luján, La Rioja, Lomas de Zamora. Todas esas filiales trabajábamos con mucho esfuerzo y cada tanto hacíamos grandes reuniones con todas las Madres para decidir qué íbamos a hacer. Y cada Madre traía qué pasaba en su provincia. De una forma muy primitiva, si quieren ustedes, porque de política nada. A veces me habían criticado, había Madres que sabían más que nosotras porque eran profesoras, y decían: “Esto no es un encuentro porque no está bien determinado. Parece que se juntan para tomar mate con torta.” Y por ahí sí, los primeros encuentros tomábamos mate con torta. ¿Y qué? Y unos santuchitos y nos íbamos contando que nos pasaba. A medida que pasó el tiempo nos avivamos, cada encuentro tenía que tener su documento, tenía que tener un peso político. Pero saben que nos costó muchos días, muchas reuniones darnos cuenta que un encuentro como nosotras le llamábamos, tenía que tener más peso. Los primeros era así, mate con torta o con empanadas. Y lo bien que nos hacía. Las Madres que vinieron se acuerdan que lo que digo es verdad. Hicimos grandes encuentros: Mar del Plata, La Rioja, San Juan, Mendoza. Les cuento que eran grandísimos, con un peso y con una decisión de todas las Madres.
Después inventamos las Marchas de la Resistencia. Ya llegado el 80 hicimos el primer boletín que no fue poca cosa. Ya le empezábamos a dar importancia a lo qué significaba la comunicación. Y en el 81 creamos la Marcha de la Resistencia. Una marcha a la que ninguna organización quiso venir porque no querían la palabra “resistencia”, porque decían que era una palabra que no decía nada y para nosotras decía mucho.
Me dicen que hable más despacio, más pausado. Voy a hablar más pausado.
A la Marcha de la Resistencia no quiso venir nadie, menos usar la palabra resistencia. Setenta Madres la pasamos rodeadas de 300 policías. ¡Qué honor que llegara la mañana y hubiésemos resistido a 300 policías! Y ya a las tres y media de la tarde, como no había pasado nada ni nos pegaron, ni nos llevaron presas, empezaron a venir algún que otro organismo y quisieron cantar el himno, bueno, esas cosas no. Nosotras no cantábamos el himno en esa época, ni el himno, ni la bandera, ni nada que tuviera que ver con los milicos. Parecía que nos habían robado no solamente los hijos, sino que nos habían robado los símbolos que tenían que ver con la Patria. Casi enseguida de todo esto empezaron a hacer grupos, cuando sacamos el boletín ya empezaron a nacer grupos en toda Europa y Canadá. Veinte grupos. Las Madres tuvimos mucha solidaridad mundial. Pero también porque nos animamos a contarle al mundo qué pasaba. No era poca cosa contar qué nos estaba pasando. Salir al mundo a decirles: señores, torturan, matan, violan. Es mentira, no estamos bien. Esos grupos fueron muy solidarios con las Madres.
La solidaridad mundial se hizo recíproca. No solo las Madres hacíamos solidaridad con lo que pasaba en la Argentina. En la Argentina pasaba de todo en esa época, se cerraban fábricas, se cerraban diarios, se cerraban hospitales y las Madres estábamos ahí. Me acuerdo del primer conflicto en el Hospital Posadas, ¡cuántos días estuvimos! Las fábricas cerradas, el Diario La Voz, ¡cuántos días con el Diario La Voz! Los compañeros adentro resistiendo y nosotras afuera. Parece que hubieran pasado tantos años, y es verdad. ¡30 años estoy hablando!  36 años de lucha, pero del Diario La Voz, unos 30 años.
Para nosotras la solidaridad tuvo que ver con que cada vez que salíamos del país, también había un conflicto en algún lugar. Y habíamos aprendido de acá a cuántos lugares nosotras no llegamos. Si cerraban una fábrica, estábamos los trabajadores adentro y las Madres afuera. Si la fábrica después era tomada por los trabajadores, como Brukman y como Zanón y como el frigorífico de pollos de Rosario, los supermercados. En todo eso hemos estado las Madres, acompañando, no solo la resistencia de los trabajadores para que no les roben la fábrica sino cuando los trabajadores tomaban la  fábrica. Ayer me acordaba de lo de Brukman, yo iba con Cota del brazo y nos metimos en un auto cualquiera de un señor que nos llevó y nos tiraron gases lacrimógenos con pimienta dentro del auto. Igual pudimos disparar. Siempre estuvimos en la primera fila de la lucha. Por eso me parece que hoy era un día para contárselos, para que los que no saben que lo sepan, y para los que lo vivieron sepan el honor y el agradecimiento de las Madres de haber tenido esos compañeros que nunca nos abandonaron.
Para nosotras ¿qué es la solidaridad del mundo? ¿cómo hicimos? Un día llegamos y nos dicen que había unos obreros encerrados en una torre, creo que era Granada, porque les habían cerrado la fábrica. Tomaron la torre de la iglesia y hacía 36 días que estaban ahí arriba, hasta gallinas tenían. Yo había ido con Marta Badillo. Subimos a la torre, ahí desplegaron un cartel de solidaridad que habíamos llevado las Madres y luego fuimos a la misa que había abajo con un cartel que decía: “La falta de trabajo es un crimen y alguien tiene que pagarlo”. Los obreros nunca terminaron de agradecernos, enseguida nos hicieron bajar, al otro día arreglaron el tema con nosotras acompañándolos. Otra vez en las minas de Asturias, había unos problemas tremendos, porque traían obreros no capacitados para poner la dinamita porque les pagaban la mitad, y esos obreros que no sabían hacer el trabajo lo hacían mal y morían todos. Entonces me pidieron si yo no quería bajar a la mina; habíamos ido con Juanita. Bajé a la mina, bajé a las minas 800 metros con los trabajadores, la primera vez que bajaba una mujer. Cuando salgo para hacer la conferencia de prensa me llevaban a un lugar, y me tomaron las mujeres de la cocina de brazo y me dijeron: “No señora, la conferencia de prensa tiene que hacerla con nosotras que somos las viudas de los hombres que murieron en la mina”. Y así hicimos la conferencia con ellas. O sea que la solidaridad del mundo tiene que ver también con muchas cosas que las Madres hicimos.
Fuimos a Venezuela con nuestro gran amigo Chávez, a Ecuador, todas las veces que fuimos a Ecuador, con Evo Morales. Cuando se hacían esas caminatas que estaba Domitila Chungara que era una mujer que luchó muchísimo por Bolivia, muchísimo, con los mineros caminaba, con Evo. Pero también estuvimos con Lidia Gueiler, una gran Presidenta que tenían, la destituyeron estando nosotras ahí. Y también voltearon a la Central de Trabajadores de Bolivia, que era una gran central de trabajadores que tenía un hombre maravilloso. Conocemos las luchas de toda Latinoamérica desde adentro, desde el momento más duro. Unos días antes nosotras íbamos a firmar un documento y vino un compañero y me dijo: “No firmen, Hebe, porque está muy complicada la cosa. La Central Obrera no se si va a seguir. La quieren destruir”. La sacaron a Lidia Gueiler, voltearon la Central de Trabajadores. O sea que el cuerpo a cuerpo de las Madres, yo la escuchaba a Beba cuando contaba el jueves en la Plaza, fue muy cuerpo a cuerpo y no solamente en nuestro país, sino en muchísimas partes del mundo.
Cuando fuimos a la Selva Lacandona, cuando nadie iba. No a sacarnos una foto con Marcos, no, no. A ver, a acompañar, a aprender. El camino de los Sin Tierra, estuvimos con ellos, también con Marta Badillo conviviendo 15 días con los Sin Tierra para aprender cómo tomaban las tierras. Era impresionante. Hasta 20 veces entraban, los sacaban los milicos, volvían a entrar, los volvían a sacar hasta que ocupaban las tierras. Y después hacían sus carpas cuadradas de nylon. Lo primero que llevaban era un freezer. Y ahí también participamos de reuniones increíbles, paradas en un tablón escuchando como los trabajadores pedían y cómo les enseñaban a los trabajadores que el cuerpo principal de la fazenda como le dicen ellos, que tomaban, no era para la casa de ellos, sino que ahí se iba a formar políticamente a los trabajadores. Y ahí empezaron la formación de los Sin Tierra que tienen también una universidad y un trabajo maravilloso. Y ahí los conocimos, y ahí compartimos con ellos momentos durísimos, pero increíblemente maravillosos. Y una se forma, se forma, se va fogueando. Participar de la guerra. Ir a Irak y darnos cuenta de que era todo mentira antes de que destruyeran Irak. Ir a Yugoslavia en plena guerra con Hebe de Mascia. Ir a Perú cuando los compañeros de Perú estaban presos en la Embajada (de Japón) a ver si podíamos salvarlos. 16 pibes que no habían tirado un tiro pero le mostraban al mundo que ahí en esa Embajada de Japón estaba lo peor del mundo reunido para seguir jodiéndonos y sacándonos lo mejor que tenemos. Ahí aprendimos las Madres, ahí nos fuimos nutriendo. Tal vez estas cosas que cuento ustedes no las saben porque cuando veníamos había otra cosa para hacer y era natural. 15 días pidiéndole una entrevista a Fujimori, en 15 días nunca nos dejaron pasar. Dejaban pasar a todos, hasta que un cura entró una virgencita y con la virgencita entró un grabador y con eso los agarraron a los pibes y los mataron como perros. Después salimos con la madre de Cerpa Cartolini, uno de ellos, a recorrer el mundo a contar lo que había pasado. Pero como a este mundo capitalista no le importaba demasiado, nos costó mucho –sobre todo en Alemania- hacer entender qué había pasado. Qué había estado pasando ahí a nadie le importaba. Ya los habían matado, los habían calificado como terroristas, ya les habían tirado un tiro y el asesinato de ellos no fue terrorismo porque los hizo matar un Presidente elegido por los votos del pueblo. Así nos convencen o los convencen de que somos terroristas cuando queremos defender lo nuestro. No nos tenemos que olvidar de tanto pibe que entregó su vida. Entregó su vida para mostrarnos cómo era ese mundo de perverso. Lo mismo que la entregaron nuestros hijos, nos fueron mostrando qué pasaba, qué era el capitalismo, qué era el robo.
Por eso me hice así como un recuento para no olvidarme, porque se hace difícil a veces acordarse de todo. Ustedes saben que las Madres siempre le dimos mucha bolilla a los medios. Por eso trabajamos por la Ley de Medios desde mucho antes de que la Ley de Medios empezara. Empezamos a trabajar, tuvimos un boletín, hacíamos radios abiertas por todos lados, hacemos permanentemente trípticos. El boletín del 80 que era si querés ingenuo, lo mandamos a Europa a los grupos de solidaridad, y ante nuestra gran sorpresa en 1981 lo habían traducido en París al francés, en Italia al italiano y en Australia al inglés. Ese boletín que parecía ingenuo era traducido a tres idiomas. Lo tenemos ahí en la Casa como un recuerdo maravilloso y como el primer paso de las Madres. Después sacamos el periódico, con muchas más pretensiones, el periódico que muchos de ustedes lo tienen, las Madres lo tenemos encuadernado. El periódico es un libro de historia, de historia increíble, lo sacamos en el 84 con un esfuerzo que ni les cuento. Del periódico siguen estando los compañeros Raquel (Angel) y Alberto (Guilis) que nunca nos abandonaron; eso tiene valor. A pesar de que muchas veces no estaban de acuerdo con nuestras cosas. No es que hay que estar amén de todo, hay que tener claro para dónde vamos, si todos vamos para el mismo lado, si queremos ir por el mismo camino. Esto está mal pero yo voy a poner todo lo mejor que tengo para hacerlo mejor. Criticar por mal, por mal no sirve. Después sacamos la revista Las Locas cuando abrimos la Universidad en el 2000, un paso importantísimo, otra locura de las Madres. Hicimos festivales de Rock para contar, con los festivales de rock contamos la casa de al lado y ahí abrimos la Universidad. Sin permiso, una Universidad que De la Rúa dijo que no podía llamarse universidad. Y cómo hacemos las Madres la habilité yo, me hice una habilitación propia: habilitada por derecho propio, 30.000 desaparecidos nos dan derecho a abrir una universidad. Y hoy miren lo que es la Universidad, el prestigio que tiene, un prestigio increíble. Todo con esfuerzo, todo con trabajo. Cuando iban llegando los invitados todavía no estaban puestos los escalones de la escalera, recién estábamos haciendo los agujeros para poner los escalones. Y vinieron personalidades de todo el mundo, porque con este coraje que tenemos invitamos a todos. Y vinieron de las grandes universidades del mundo, la de Salamanca, el Rector y el Vicerrector que nunca se enteraron que la Universidad era clandestina, que no la había aprobado el Presidente. Nosotras no se lo dijimos, porque total lo que valía es que ellos estaban, y dijeron: “Nuestra Universidad la abrieron los reyes y esta Universidad la abrieron las reinas”. Sí, era verdad nos sentíamos como reinas por abrir una universidad. Por eso compañeros el coraje de las Madres no solo es coraje para enfrentar a la cana, para enfrentar a los milicos, no solo es coraje para eso, es coraje para hacer, para decidir, para proponer.
Por eso cuando estuve tres días casi muerta, que no se dónde estuve, y me recuperé y vi que no podía caminar. Me agarró como una desesperación y dije cómo no voy a poder caminar. Fue una cosa muy triste y muy grave, no se si fue a propósito o fue descuido, pero casi me voy al otro mundo. Pero estoy acá para seguir haciendo, para seguir creando, para seguir hablando, para seguir decidiendo. Hoy estoy por esta teleconferencia que no se crean que me hace mucha gracia, pero bueno, si la técnica sirve para esto lo seguiremos haciendo. Después de la revista Las Locas, con la importancia que les damos a los medios, sacamos Sueños Compartidos y después Ni Un Paso Atrás que es la que ustedes ahora tienen todos los meses.
La Radio, 24 de noviembre de 2005, hicimos la primer transmisión. ¿Dónde la hicimos? En la Plaza. Para eso también hay que tener mucho coraje porque lo invité al Presidente. Le dije: mira, te invito a la Radio. Y Néstor con esa cosa tan divina que tenía, me mandó una carta felicitándome por la Radio que todavía no era de nosotras, sólo la habíamos ocupado. Hoy es la Radio, la AM 530, la Radio Madre. Esa que creció, que creció con el esfuerzo de todos. Empezó chiquita y hoy miren dónde está. Hoy ya tenemos la antena que ustedes ayudaron a comprar. Gracias a los compañeros que ayudaron a comprar la antena que costó tanto ponerla pero hoy está funcionando a mil. Es sumamente importante,
Prensa Madres que tiene también unos cuantos años. Tener prensa también es importantísimo porque los pibes nos acompañan a todo y después difunden lo que hacemos. Ya empezamos con muchas más pretensiones si queres. Porque lo que tiene para nosotras tanta importancia de la comunicación es que en general los movimientos no tenemos cómo comunicarnos porque las radios son todas de Clarín. Entonces te topas con todos los fachos que te llaman nada más cuando hay quilombo. El tema de tener Audiovisual también es una pretensión. Cuando empezamos con el Canal 7 que teníamos el programa de los sábados, nos prestaban una cámara en San Martín, los chicos la iban a buscar, filmaban y los chicos las tenían que ir a devolver el mismo día. Hasta que un alma piadosa no donó un dinero y pudimos comprar una camarita, ahora ya tenemos dos camaritas. Tendríamos que tener tres, pero bueno, precisamos de otra alma piadosa para comprar la tercera. Siempre hay uno, eh.
Y tenemos el ECuNHi, una cosa maravillosa que también la agarramos así vacía, rota, sin nada con Teresa Parodi a la cabeza; y la Universidad por supuesto con Inés Vázquez que es la que dijo las palabras al principio. La Radio ahora con un grupo de gente que trabaja. Y Teresa al frente del ECuNHi hizo maravillas, un lugar triste, abandonado. Nosotras dijimos donde hubo muerte tiene que haber vida. La vida siempre le gana a la muerte. Y fue una apuesta, todos decían no se puede poner colores, todo tiene que ser blanco, todo lo pusimos colorado las Madres. No se puede entrar por el portón del costado, sino se puede entrar vuelo la cerradura y le pongo una llave. Quién nos va a prohibir que entremos a un lugar a las Madres. Las Madres somos así, a veces somos prepotentes, a veces precisas un poquito de prepotencia para ganarte tu lugar. Ahora todo el mundo hace música, todo el mundo canta, todo el mundo se da cuenta de que ese lugar es para eso. No para olvidarse lo que pasó, sino para que se sepa que de lo que pasó, de lo peor, las Madres pudimos sacar lo mejor.
Tenemos una editorial también, desde 2002, tenemos unos libros lindísimos. Compren los libros de las Madres porque son muy lindos y si ustedes compran nosotros tenemos un dinerito para hacer otros. Ahora tengo que presentar el libro de mis discursos, en cualquier momento lo vamos a presentar.
La Ley de Salud Mental que las Madres la trabajamos hace muchísimos años, once Congresos hicimos y ahora ya estamos trabajando para el próximo que lo vamos a hacer en Buenos Aires y ustedes van a poder participar más directamente.
¿De cuántas marchas, de cuántos paros, de cuántas fábricas participamos? Ustedes saben que nosotras cuando Cutral- Có empezó con los primeros piqueteros, que les decían fogoneros, que cortaron la ruta por el tema del petróleo que se los iban a sacar y nos fuimos para allá. Estuvimos dos noches, con las Madres del sur, dos noches debajo de la lluvia, la nieve y el frío acompañando a los pibes que esperaban a los milicos con unas hondas con unos tornillos enormes y se defendían con eso. Fueron los primeros fogoneros, que después se llamaron piqueteros, ahí estuvimos. Ahí aprendimos, nos hicimos en la calle. Nos hicimos en las Plazas. Nos hicimos en los lugares públicos.
La educación pública, los hospitales. Cómo defendimos al Gandulfo, cómo los defendimos. No les cuento el Posadas. El Gandulfo que era un hospital maravilloso que no se por qué acuerdo se lo dieron a una persona que no sabe nada de hospitales y que ahora está mal de lo que era que parecía una clínica suiza. Bueno, a veces los acuerdos políticos salen mal. Parece que éste les salió bastante mal.
Otra cosa que las Madres hicimos que nadie hizo fueron los juicios éticos y políticos en las plazas. Hicimos primero el de Plaza de Mayo que lo hicimos a la Junta Militar. Muy bien hechos con mucha información, muy preparados. Después hicimos uno en La Plata a los jueces que me acuerdo que yo hablaba del Juez Adamo, dije lo que él había hecho, lo que él me dijo y se paró la nieta y me dijo: “Mi abuelo no puedo hacer eso” y se fue corriendo a increpar al abuelo a ver si había hecho eso. El abuelo no le pudo contestar porque se murió de un síncope. Parece que tuvo un poquito de vergüenza, aunque sea para morirse. Estos juicios éticos tuvieron mucha repercusión porque fueron creciendo. Después le hicimos a los jueces, después le hicimos juicios éticos a los médicos que actuaron en la tortura. Después les hicimos a los periodistas, ahí varios periodistas que iban a estar se fueron porque parece que Clarín los apretó y algunos que iban a venir dijeron que no podían, que viajaban. Y bueno, que va a ser, el miedo es el miedo. Y a veces la gente cuida lo que no tiene, defiende lo que no es de él. Y bueno, ahora Clarín demostró lo que es. Nosotras hicimos un juicio ético y político a los periodistas muy bien hecho. Y muy agradecidas a los periodistas que vinieron. En Quilmes les hicimos a los médicos que actuaron en la tortura. Fue también muy grande ese juicio, muy importante.
Y entre medio de todo eso tuvimos la traición, la locura de los Schoklender. Esa banda que se armó con gente que parecía amiga, Schoklender y compañía, Patricia Alonso. Esa suerte de banda, más de 40 para robarnos a las Madres, para destruir a las Madres. En realidad lo que se proponían era la destrucción de las Madres, que nos quedáramos sin nada. Por suerte la fuerza de las Madres, la ayuda infinita de un montón de gente, hace que hoy las Madres ya no es uno más uno dos, sino que uno más uno son millones para nosotras que vinieron, que aportaron, que nos trajeron, que nos acompañaron, que hacen que hoy tengamos más Radio, más Universidad, más cosas, más proyectos y cada vez más. Nos quisieron pisotear, difamar. Por suerte las Madres hicimos tantas cosas,  que todas no les puedo contar porque son demasiadas. Hasta que vinieron los gobiernos constitucionales. Todos saben que con Alfonsín no nos llevamos bien porque él no hizo las cosas bien. Él hizo ese juicio que se quería parecer a los grandes juicios europeos, pero no le dio. Era contra los milicos pero los milicos no estaban presentes. No se podía transmitir lo que decían. En fin, pero lo peor no fue eso, lo peor fue que hizo dos leyes de perdón: Obediencia Debida y Punto Final. Y ahí se terminó Alfonsín para las Madres, le empezamos a pegar, a pegar duro con nuestros discursos. Él quería que dejáramos la Plaza, decía que la Plaza era un mal ejemplo, que el mundo nos veía mal. Qué reclamábamos las Madres, teníamos tanto que reclamar. Sobre todo la condena a los asesinos.
Ustedes saben que las Madres, el primer escrache que se hizo fue a Astiz, no lo llamábamos escrache porque esa es una palabra de los yanquis. Conseguimos ver dónde bailaba Astiz, le sacamos una foto bailando con una piba y la pegamos en todos los alrededores de los bailables, los lugares donde iba él y preguntamos ¿Sabes con quién estás bailando vos ahora? No se imaginan ustedes a las Madres, viejas como somos pegando con un engrudo y escribiendo con un aerosol las paredes de los bailables. Después un día nos dijeron dónde estaba Massera, en una quinta. Ahí ya teníamos una combi, salimos corriendo con la combi, nos llamaron por teléfono para decirnos que no fuéramos por ahí porque no era. Dije vamos, porque seguro que hay alguien que no quiere que lleguemos. Llegamos antes que la cana. El tipo vivía en una mansión toda rodeada con tremendo paredón. Habíamos llevado una bandera, el libro de Massera que habíamos hecho las Madres y un periodista me prestó la escalera, me trepé al portón y ahí le empecé a tirar todo lo que tenía. El tipo salió con dos pistolas y nosotras igual le seguimos diciendo de todo. Y ¿saben qué pasó? La gente de los alrededores que se enteró que estaba él nos pidió que marcháramos y marchamos con toda la gente que vivía en los alrededores repudiando la presencia de tremendo asesino en ese lugar.
El otro hecho político también muy fuerte que las Madres hicimos, cuando me avisan que lo habían soltado a Videla que estaba en su casa. Me avisaron a las doce de la noche. Las llamé a las Madres y les dije: a las dos de la mañana, tal dirección, tal número, tenemos que ir ahí. Unas cuantas, las más locas porque las otras estaban acostadas. Así que las más locas fuimos. Empezamos a tocar el timbre en todas las casas: ¿sabe con quién está viviendo usted? Con un asesino, vive en tal edificio, en tal departamento. Eso hicimos, no por valientes, no, por decididas. Por pensar que nuestros hijos se dieran cuenta que los estábamos encontrando donde fuera, que no se iban a escapar. De ahí nace la consigna: Como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar.
Tal vez ustedes no sabían todo esto que les estoy contando. Y después vino Menem, un tipo detestable, regaló el país, remató el país y nadie dijo nada. Las Madres siempre denuncia, denuncia, denuncia. Después vino De la Rúa, otro cabrón, que se fue en helicóptero. Todos saben lo que pasó en la Plaza, como las Madres también ahí estuvimos al frente. Y después tuvimos la dicha inmensa de que viniera Néstor, ese gran hombre que anuló las leyes de perdón, que nos dijo que no iba a dejar en la puerta de la Casa de Gobierno sus convicciones, que era por casualidad o por los votos de la gente que estaba ahí, que la Casa de Gobierno era nuestra, que podíamos ir cuando quisiéramos y era verdad. Hizo bajar los cuadros, sacó de sus cargos a 60 generales en un día. Nos mostró que era nuestro hijo de verdad. Después nos hizo creer en la política, nos hizo sentir que la política era nuestra, nos hizo sentir la Patria, nos hizo sentir la bandera, el himno. Tomarlo como propio. Y luego Cristina, esta gran mujer, esta gran mujer que está haciendo más de lo que puede, que ayer pidió que no le pongan palos en la rueda, porque hay muchos que dicen que cuando era privado todo era mejor. Todavía hay menemistas, porque claro, esos son los que ganaron mucha plata. Ellos son los que ganaron mucho dinero. Ellos son capitalismo puro. Entonces como no van a ganar por los votos porque, vieron que se juntaron todos para la marcha, esas que marchas que arman que se junta Pino con la Carrió y a los diez minutos se separan porque claro, los dos quieren ser presidentes y hay un solo sillón. Dios me libre y me guarde Pino presidente o la Carrió presidenta. Sería lo peor que nos podría pasar. Y como saben que nadie los va a votar, entonces inventan cosas: juicios, cosas y problemas, amantes y si robaste. Ya no saben qué inventar. Lo que tenemos que saber compañeros es que este país que tenemos, que es como dijo la Presidenta ayer una pepita de oro, cuidemoslo. Trabajemos para que sea mejor, hay mucho para hacer, claro que hay mucho para hacer, las Madres sabemos que hay mucho para hacer. Que no está todo resuelto, que hay problemas en los hospitales, miren lo que pasó con el Borda, hay represión. ¿Quién lucha contra Macri? Él hace lo que quiere, arranca los árboles como arranca cabezas de personas. Le da lo mismo un árbol que una persona. Para él existe él, su hijita Antonia pobre hija con ese padre y nada más. Así que compañeros, pensemos bien, trabajemos mucho, luchemos mucho por esta Patria maravillosa que tenemos. Hubo otros antes que nosotros y antes que nuestros hijos que hicieron muchas cosas, que murieron por esta Patria, que murieron en serio, que sabían qué les podía pasar. No es que hacían cosas y no sabían, no, no, no me vengan con ese cuento. Todo el que luchaba y trabajaba sabía por qué y para qué. Y nuestros hijos lo sabían perfectamente. Por eso adoptaron determinadas cuestiones, por eso para ellos la educación, la formación. ¿Qué pasó cone este hombre increíble que hizo la carta? Walsh. Del 77, eso tiene que ver con la comunicación. Él comunicó perfecto, a él ya le habían matado la hija, a Vicky que murió como una valiente, como murieron muchos de nuestros hijos. Con el pecho, de pie. Hoy hablaba Chávez en un pequeño discurso en la Radio que lo escuché y decía que se puso de pie y que él se acordaba del Che que herido y todo dijo: “Yo me voy a parar para que usted sepa cómo muere un hombre”. Nuestros hijos también murieron de pie, haciendo lo que querían porque amaban esta Patria. No se olviden de eso, no alcanza con los cantos, no alcanza con ponerse una gorra del Che, no alcanza con una bandera de las Madres, alcanza con que estemos dispuestos a que nuestra vida sirva para algo. El otro soy yo es una consigna impresionante que tiene que ver con todo. Pero no nos quedemos en la consigna, demostremos que es verdad. Que somos capaces de dar nuestra vida, pero darla, entregarla no para que nos maten. Entregarla en una tarea, en lo que decidamos hacer, pero bien. No nos pasemos de reunión en reunión. Es maravilloso que los jóvenes hagan política. Es cierto que lo que pasó en La Plata, la inundación fue una cosa horrible. Pero qué bueno lo que pasó con los pibes, todavía siguen trabajando, no solo ayudando, haciendo canchitas de fútbol, haciendo todo lo que hace falta, plazas, pintando las casas. Por eso compañeros, no quería dejar el día de hoy, nuestros 36 años, nuestros jóvenes 36 años de hacer este pequeño recuento, que sería infinito, seguramente me habré olvidado de montones de cosas. Pero no me olvido de todos los que nos ayudaron, de todos los que me ayudaron ahora en este momento tan duro que pasé, que hablaron, que vinieron, que no me pudieron ver porque había días que no podían pasar. Pero estamos convencidas las Madres que no hay tarea chica, porque si hubiéramos pensado que éramos pocas nunca hubiéramos llegado a nada. Nada es pequeño cuando se pone todo el empeño y lo mejor que una tiene. Nada es inútil. La lucha jamás es inútil. La sangre no es inútil cuando hay otro que levanta las mismas banderas y las defiende con las mismas ganas, con la misma garra, con la misma voluntad. No alcanza con decir los compañeros desaparecidos y llenarnos la boca,  alcanza con que levantemos sus mismas banderas, con la misma fuerza, las mismas ganas, con la misma garra. ¡Viva Cristina Fernández de Kirchner! ¡Vivan los jóvenes que hoy levantan la bandera de nuestros hijos! Hasta pronto.







 
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