ME HUBIESE GUSTADO QUE SIGA SUFRIENDO EN LA CÁRCEL COMÚN

Voy a ser muy breve en mi comentario sobre la muerte del genocida Videla.
Si les tengo que comentar lo que siento, con respecto a la muerte del genocida Jorge Rafael Videla, no puedo fingir, debo decirles la verdad, puede ser cruda o mal interpretada, pero es lo que verdaderamente siento con su deceso.
Lamento profundamente su fallecimiento, pero vale aclarar los motivos reales que me llevan a pensar así, hubiese sido más lógico o legítimo o tal vez humano, que siga viviendo de la manera posible, pero pagando en la cárcel toda su condena, simplemente, para que sienta dentro de su cuerpo, lo que significaba la cadena de exterminio que puso en práctica, desde que se hizo cargo de la violación a la Constitución Nacional y el desprecio absoluto que siente la mayoría de los argentinos por él. Aquellos creyentes o devotos religiosos, seguramente dirán que la muerte no se le desea a nadie, por más que haya sido en vida un ser despreciable, y en ese contexto, personalmente, tampoco le deseaba la muerte, todo lo contrario, deseaba fervientemente, que sobreviera en una cárcel común, por tantos atropellos y acciones inhumanas cometidas a lo largo de su permanencia en un gobierno de facto.
Claro, los religiosos practicantes, dien que el alma tiene que descansar en paz y los pecados cometidos por el cuerpo, son sólo eso y por lo tanto, ya las ha pagado en vida, pues bien, nada de esto sucedió, ya que su permanencia en la cárcel, teniendo en cuenta las atrocidades cometidas, fueron de muy escaso tiempo y no alcanza para saldar esas deudas morales, que causaron más de 30 mil desapariciones físicas, violaciones, vejaciones, torturas, represiones y apropiaciones de bebés. Sin duda es muy poco tiempo el que cargó para pagar en parte, esta serie de atrocidades humanas. Creo sin equivocarme, que el mismo pensamiento que tengo, pasa por las mentes de las integrantes de Abuelas y  Madres de Plaza de Mayo o de Agrupación Hijos, es lo más razonable y humano que hubiese vivido unos años más, para saber el mal que nos hizo a tres generaciones de compaatriotas.
Al menos, uno se lleva la satisfacción de que fue juzgado abiertamente por este gobierno que no devolvió a los argentinos, ésa posibilidad de lo que significa la memoria, verdad y justicia, ya que los gobiernos anteriores cometieron la traición de no haber juzgado como lo manda la Constitución a estos sujetos, que no tienen nada que ver con la condición humana. Salvo aquella iniciativa de Raúl Alfonsín para enjuiciar a las Juntas, no se hizo en tiempo y forma lo que se tendría que haber realizado ni bien recomenzaba el período democrático. Si bien Alfonsín, tuvo la iniciativa comentada, todos sabemos en que terminó con la Obediencia Debida y el Punto Final, y con ése abrupto final del indulto menemista.
Lo que me produce realmente un malestar enorme, es la poca importancia que le ha otorgado cierta prensa amarilla, principalmente de algún sector del Diario La Nación y de los empleados de Clarín, calificando al genocida Videla, como un simple dictador y no con las caracterísitcas reales que poseía. es más, de parte de Jorge Lanata, él mismo afirmó que poco le importaba Videla, sino lo que representaba el genecida en estos momentos, haciendo pasar a la actual presidenta, como si estuviera actuando de la misma manera que el aludido criminal, comparando los procederes de Cristina,  con los accionares de Videla. Toda una malicia insoportable que la sociedad en su conjunto debe condenar.
Las notas y entrevistas que produjo la Agencia Paco Urondo sobre todo lo que significó Videla,  y que fueron publicadas por NUEVO PAIS, creo que son pruebas más que elocuentes, para calificar a este asesino y genocida, como una de las figuras más nefastas y criminales de la historia argentina. Por ello, les recomiendo que lean una por una, que son un material para no desperdiciar.