YA NO LES QUEDAN ARGUMENTOS PARA MOSTRAR SU ODIO

Esta inhumana lucha contra los medios de comunicación, que siguen operando de la misma forma que en los últinos anos, ya ha entrado en situaciones que conducen al hartazgo, simplemente, por no poder encontrar otras alternativas para entenderlos.
Después de la popular fiesta por la conmemoración de los  203 años de la Revolución de Mayo  y los 10 años de la asunción de Néstor Kirchner al gobierno nacional, recrudecieron las críticas despiadadas, volviendo a relucir las artimañas ya conocidas por todos, de los columnistas  notorios de Clarín y La Nación. Siempre con los mismos argumentos, comparando a la juventud que se hizo presente en la plaza del pueblo, con las viejas juventudes adictas a Adolf Hitler, algo que fue repudiado no sólo por los integrantes de la DAIA, sino de los mismos empleados y trabajadores del Diaario La Nación, que mediante un comunicado, dejaron en claro que no comparten semejante comparación, no haciéndose cargo de los contenidos vertidos por el periodista de dicho matutino.

Lo fantástico, fue ver en las panatallas del Canal Público, más precisamente en "678", una nota del año 1933 producida por el diario de Mitre, apoyando netamente las iniciativas de Hitler. Que les pasó en ése entonces?
Volviendo a lo anterior, no quedándose conforme con esas versiones, aprovacharon la aparicion de ese niño, llamado Agustín,  que estuvo presente en la Plaza con sus padres el día de la fiesta, quién manifestó que deseaba ver a la presidenta en versión real y no por televisión, algo que sacudió las redes sociales por los contenidos tan humanos de la criatura.
Clarín, sacando como es habitual, la tarjeta identificatoria del "gorilismo barato", criticó la decisión de Cristina de recibir al niño y su familia, reproduciendo durante todo el día, a través de los noticieros de Canal 13 y TN, argumentando la inoportuna intervención de la presidenta, que según la interpretación del Grupo, sólo quería 'mostrarse", a merced de los "caprichos de un niño"
Sineramente, ya no me quedan palabras atinadas para responder estas situaciones, o lo que  es peor, me han llevado a la saturación y en algún momento uno puede perder el ccontrol, al escuchar o leer semejante barbaridad.
Claro, nosotros somos profesionales y no debemos entrar en tanta pobreza intelectual, pero sinceramente, no deja de sorprenderme, hasta dónde llega la "capacidad" precaria de inteligencia de estos sujetos. Seguramente, gran parte de la sociedad no comparte estos avatares y la prueba saludable,  la dio el personal del diario de los Mitre, que públicamente se lanzó a no convertirse en cómplices de las locuras de sus jefes.