Matías Reggiardo Tolosa es hijo de desaparecidos y nieto recuperado. Recientemente, escribió una carta cuestionando a Juan Cabandié (reproducida por Clarín) a propósito del video que circuló en internet. El militante Juan Vila le responde.
Por Juan Manuel Vila
Matías, soy Juan, otro Juan. Uno que tuvo la suerte
de no ser apropiado, uno que tuvo la suerte de tener a sus padres y su
identidad intactos durante los años en los que el terror fue la ley,
como dice la Bersuit. Y sabes qué, yo también me banqué la dictadura, el
miedo y el genocidio que no paró hasta 2003. Te escribo porque en la
carta que publicaste decís muchas cosas como si la historia fuera
producto de la magia o la generación espontanea.
Yo nací en 1975, difícil año para
nuestros padres, los tuyos, los de Juan y los míos. Difícil año para
cualquier militante del campo popular, con las tres A en la cresta de la
ola. Ese país en el que nací era un país lleno de sueños que otra vez
se disponían a cortar de raíz los sicarios de las corporaciones y las
embajadas de siempre. El 24 de marzo del '76 los cuervos asaltaron la
dignidad de la patria y la torturaron y la violaron y la tiraron desde
aviones al Rio de la Plata dormida con pentotal. La historia dio un
vuelco terrible, espeluznante y se instaló de lleno un sistema social,
político, cultural y económico de corte netamente neoliberal y a la
matanza de compañeros y compañeras se acopló un genocidio basado en el
hambre, la miseria y el ajuste, Esas políticas que multiplicaron una
cantidad incontable de veces la deuda externa, que achicaron el Estado y
lo ausentaron de su rol regulador y protector de la sociedad, que
aseguraron la defensa de la propiedad por sobre la vida, que
desestructuraron lo que quedaba del Estado de Bienestar, esas políticas
multiplicaron la pobreza hasta límites nunca antes vistos. La completó
Carlos Menem, que indultó a los genocidas y remató lo que quedaba del
Estado. Vos sabes como quedó la Argentina, con más del 50% de la
población por debajo de la línea de pobreza, 30% de desocupados entre
otros indicadores que no hace falta mencionar.
Con ese panorama nefasto llegó Néstor Kirchner a la presidencia de la
Nación, que asumió el 25 de mayo del 2003. Y Néstor fue como dice
Silvio Rodríguez, un reparador de sueños, y lo fue sobre todo para los
millones de argentinos que se habían caído del mapa, pero lo fue también
para quienes nos pasamos los '90 resistiendo al neoliberalismo en la
calle, en los barrios, en las asambleas. Una militancia que si bien
tenía clara conciencia de la importancia de la construcción colectiva,
por la misma lógica de resistencia con la que nos acorralaba el sistema
nos costaba muchísimo desatomizar esa construcción, es decir
masificarla, nacionalizarla. En los '90 la política y la militancia nac y
pop era local. Militábamos por barrio, las organizaciones eran chicas y
como mucho provinciales o regionales. Los hijos de los pobres, nuestros
hijos, se nos morían en los brazos y la sangre nos hervía de rabia e
impotencia por sentir semejante injusticia debajo de la piel, en las
tripas que hacían ruido del hambre.
Yo no sé si vos militaste en los '90, yo sí, yo vengo de ahí. En esa
década se formó definitivamente mi conciencia colectiva, en esa década
de persecución y criminalización de la juventud y el conflicto social me
formé para siempre como militante y me hice hombre, me hice carne con
mi especie. Y hacía mención a la consciencia colectiva porque creo que
la tuya adolece seriamente de cuestiones basales, por no decirte de
base. Por eso me sorprendí al leer en tu carta que lo que te movió a
escribirle a Juan Cabandié fue que no querías que "lo que se ve en ese
video afecte tu imagen personal". Te digo: pobre de alguien con tu
historia estar tan preocupado por su imagen personal. A mí la mía no me
preocupa porque yo no soy yo, yo soy un colectivo que se identifica con
un proyecto político con raigambre histórica, vos un francotirador.
No voy a discutir acá las críticas que hacés al gobierno nacional,
para eso te invito un café cuando quieras ya que nos llevaría varias
horas de conversación. Lo que sí puedo decirte por este medio, es que
este proceso ha recuperado derechos que nadie había imaginado pero que
vos omitís al hacer tus reflexiones. Por eso Juan dice que “está donde
tiene que estar” y yo estoy en el mismo lugar, militando en el campo
nacional y popular, populista seguramente para vos.
Vos criticás muy suelto varias cosas, y con matices hasta podría
estar de acuerdo, pero en tu crítica te olvidás que las jubilaciones ya
no son privadas, que la Asignación Universal por Hijo mejoró las
condiciones de vida de muchísimos compañeros y compañeras, te olvidás
que cuando asumió Néstor había una Corte Suprema con mayoría automática
que garantizaba desde la corporación judicial el saqueo del país, te
olvidas que Chávez, Fidel, Evo, Lula y Correa bancan este proyecto
porque alineó la Argentina con la región y la había sacado de las
"relaciones carnales", te olvidás que ahora en el colegio militar faltan
dos cuadros, te olvidás que este es el gobierno que más viviendas
populares construyó con el Programa de Emergencia habitacional, el cual
está destinado para las cooperativas y no para las empresas, te olvidas
del matrimonio igualitario, de la ley de identidad de género, te olvidás
por supuesto de la recuperación de YPF y Aerolíneas Argentinas, bueno
de Aerolíneas no te olvidas, la usás para denostar a una organización
diciendo que es administrada de forma fraudulenta, ¿tenés pruebas, no?
Te olvidas de muchas otras cosas, como por ejemplo la recuperación de la
ESMA.
¿Qué quiero decirte? que vos criticás desde el sillón de tu casa y
nosotros que somos miles y miles de compañeros y compañeras nos pelamos
el lomo todos los días tratando de transformar este país sin siquiera
pensar en los $100.000 de dieta que cobra un diputado, chicana barata si
las hay. Y vaya otra aclaración, ya que vos criticás a toda la
militancia que se compromete con este proceso: no somos una élite de
yuppies pomposos, somos militantes, pero seguramente ese concepto sea
extraño para vos. Cuando criticás, no a Juan, sino a toda la militancia
por Alak, Gioja o la mar en coche demostrás una pobre conciencia
colectiva. Incluso pasás por el costado a la gran mayoría de los
organismos de derechos humanos que han bancado la política de este
gobierno en la materia, sobre todo a las Abuelas que te encontraron.
Entonces, cuando hablás tan suelto de cuerpo de la responsabilidad
enorme de llevar en alto los valores de tus padres y los de Juan y lo
criticás porque se le soltó la cadena en un control de tránsito, y hacés
alarde de cómo debemos comportarnos con los demás y en la calle, te
digo que las fuerzas de seguridad, los agentes de tránsito y todos los
etcéteras que se te ocurran, no tratan a la gente como a vos te
gustaría. Y no vi por eso ninguna carta tuya horrorizándote.
¿Cuál es la gran responsabilidad que tenés por haber sido apropiado,
por sobre el resto de los mortales? ¿Cuál es ese designio de lo trágico
que te ubicó en ese lugar de tan alta moral? Te digo un secreto, no
tiene más responsabilidad un nieto recuperado que un peatón común y
corriente, y ahí te contradecís al considerarte superior.
En otro tramo de tu carta decís: “¿Sabés lo que me pasa Juan? Salgo a
la calle, veo un chico muerto de hambre o consumiendo paco y no puedo
sentirme superior a él, y no puedo entender porque en base a lograr
justicia por nuestros viejos tenemos que olvidarnos de estos pibes”. Te
pregunto: además de acordarte que están ahí cuando los ves, ¿qué hacés?
Te cuento otro secreto, nosotros militamos de sol a sol porque no nos
olvidamos de ellos por el simple hecho de que nosotros somos ellos.
Ojala me equivoque hermano, pero me parece que tu sillón es demasiado
cómodo.
Por último te digo: por suerte tu carta y la mía tienen motivaciones
diferentes a la hora de ser escritas. La tuya tu imagen personal, la mía
la militancia en un proyecto colectivo de país. Salud.
PD: el pueblo Qom que tanto te preocupa es de Chaco y Formosa, no de Misiones.
El autor es militante nacional y popular
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