Si bien mayoritariamente los argentinos se definen creyentes,
eso no significa que las instituciones religiosas (la Iglesia Católica
en primer lugar) no hayan perdido gravitación en lo que hace a su
influencia en la vida cotidiana de los fieles. La opinión de los
argentinos sobre educación sexual, financiamiento estatal del culto y
aborto.
Por Enrique de la Calle
Mayoritariamente, los argentinos se definen como “católicos”. Si bien
el número se redujo desde mediados de los 40 para acá, sigue siendo muy
alto. De ese modo se identifica el 76,5% de los habitantes del país.
Sin embargo, esa adscripción no deriva en una coincidencia absoluta
entre los creyentes y las posiciones de la Iglesia Católica. “Se cree
sin pertenecer y se pertenece sin creer institucionalmente”, afirma
Fortunato Mallimaci en la introducción del libro “Atlas de las creencias
religiosas en la Argentina”, de donde surgen los datos que se comparten
a continuación.
Esa distancia entre creyente e institución se puede observar con
claridad cuando se analizan qué opinan los católicos sobre diversos
puntos de la agenda pública que han incluido controversias entre el
Estado y la Iglesia, como puede ser la eduación sexual en las escuelas,
la difusión de métodos anticonceptivos, el financiamiento estatal del
catolicismo e incluso el aborto.
Según el relevamiento, más del 90% de los argentinos “está de
acuerdo” en que se brinde información sobre métodos anticonceptivos a
los alumnos o que se distribuyan preservativos o DIU en los hospitales
públicos. La encuesta incluyó una pregunta sobre la validez de las
opiniones sobre “anticoncepción y natalidad”: derechos de los
individuos, 49%, planteos científicos y/o médicos, 36%, la visión de
pastores u obispos, 7%. Con respecto al financiamiento del culto
católico, el 60% de los consultados se mostró “en desacuerdo”.
En relación al aborto, sólo el 16,9% de los argentinos considera que
debe estar “prohibido siempre”. Por el contrario, el 63,9% entiende que
debe estar “permitido en algunas circunstancias”. De este modo coinciden
con el marco legal vigente en el país que tolera la interrupción del
embarazo en caso de violación o riesgo para la vida de la mujer. Por su
parte, los que consideran que debe estar “permitido siempre” son el
14,1%.
Las opiniones sobre el aborto difieren según las creencias. Mientras
los católicos coinciden con la media nacional, entre los evangelistas se
destacan los que están en contra de la interrupción voluntaria del
embarazo, con el 37,4%. Igualmente, prevalecen los que consideran que
debe estar permitida en determinadas situaciones: 48,1%. Esa opinión
sobresale también entre los “indiferentes religiosos” (ateos, agnósticos
y creyentes sin religión, que representan el 11,3% del país), con el
51,2%. Sin embargo, en ese sector aumentan los que aprueban el aborto en
todas las circunstancias, con el 38%.
"La autonomía o libertad de conciencia es un signo gravitante de
nuestros tiempos", describen los autores del libro. "Religión sin
Iglesia, creer sin pertenecer, creyentes a su manera, nos describen un
proceso complejo que combina la presencia de religiosidad, en términos
de creencias y prácticas, y desapego institucional", concluyen. Entrevista con Fortunato Mallimaci, autor del libro Atlas De Las Creencias Religiosas En La Argentina.
Por Nahuel Placanica
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo se pensó el trabajo del libro y de qué manera abordan la temática? Fortunato Mallimaci:
Investigamos qué sucede en la sociedad argentina con respecto a las
creencias, cómo son, en qué se cree, cuál es la espera, cuál es el
tiempo, es decir, cómo se piensa el futuro a partir de algo que tiene
mucha importancia en nuestras sociedades: las creencias religiosas. En
Argentina, a diferencia de otros países, desde hace décadas no teníamos
datos duros sobre el tema. En el año 47, en el gobierno peronista, se
había hecho un censo muy grande donde se preguntó por las religiones
pero nunca más se volvió a hacer. En nuestro país y en América la enorme
mayoría son católicos, y los argentinos expresan su religión a partir
de esa institución, la iglesia católica y su discurso. Nosotros
empezamos a indagar en todo el país y especialmente en el Gran Buenos
Aires. Habíamos hecho un trabajo en Quílmes, donde aparecía otra manera
de expresar lo religioso, lo que empezamos a llamar el “cuentapropismo
religioso”, es decir que cada persona por su propia cuenta rehacía sus
creencias. Esto nos era muy útil para entender la situación que
vivíamos, conscientes de que esas creencias religiosas, culturales,
políticas, es un poco lo que las religiones modelan a largo plazo. Veníamos
de hacer un trabajo cualitativo en distintos lugares del país en el
cual veíamos esas transformaciones. En lo cuantitativo tuvimos una
primera aproximación a cambios profundísimos de la expresión religiosa,
de la manera de vivir esa religión y de los comportamientos en la vida
cotidiana. Otro año, hicimos el trabajo de ver esa experiencia
religiosa, en los cuerpos, en el espacio local, en el espacio de la
geografía de nuestras ciudades, buscando descubrir también esas marcas
religiosas, las que tienen un peso simbólico enorme y de larga data. Las
marcas en el espacio tienen mucha movilidad. Estaban un día,
desaparecían otro, volvían, dependía o del momento histórico o del grupo
que se instalaba, de las migraciones enormes que existían en la
sociedad argentina. Cuando hablamos de creencias y de religiones
hay que tener cuidado, porque uno tiende a reproducir sentidos comunes.
Al investigar empezamos a distinguir entre el proceso de pluralidad y
cuentapropismo, y el poder que tienen las instituciones religiosas,
sobre todo la católica. Prestamos mucha atención en la escucha de las
personas, atentos a por qué dicen lo que dicen, desde dónde lo dicen, y
siempre sabiendo que existe un institucional que institucionaliza pero
no monopoliza. En este ir y venir entre institución y persona, las cosas
se van transformando. Las religiones y sobre todo las creencias
religiosas se modifican en el corto y largo plazo. Se modifican en
cuestiones muy importantes como la salud, la sanación, en el hoy y cómo
ese hoy encuentra respuestas. APU: A partir de este estudio ¿Cuál diría que son las principales creencias en el país? Fortunato Mallimaci: Las principales creencias se dan en el marco de este enorme proceso de toma de distancia con respecto a las instituciones. En
el caso de Argentina, la dictadura fue un momento de apogeo de ciertas
creencias católicas y de la institución católica. Por un lado, tenés
institucionalización y por el otro, vemos también una pluralidad
creciente en la sociedad de creencias al interior del propio
cristianismo. En Argentina y en América Latina crece hoy un evangelismo y
disminuye el catolicismo al interior del cristianismo. APU: ¿Cómo cree que repercute la llegada de Bergoglio al papado? ¿Hay un reflorecimiento de las creencias? Fortunato Mallimaci:
Hay que pensarlo en términos políticos, no sólo porque Francisco es un
político, sino porque las creencias no se transforman de un día para
otro. Sí hay una esencia mediática en la sociedad argentina, con las
particularidades que tiene de una comunicación monopolizada. Se presenta
que hay millones de personas festejando al Papa y que miles de personas
volvieron a los templos. En realidad, es una expresión de deseo, una
utilización política. En el caso argentino, mucho de esos medios hacen
una ecuación muy rápida, es decir, más Francisco y menos Cristina.
Cuando asume el Papa Francisco muchos periodistas me llamaron para
decirme que estaban llenos los templos, y mi primera pregunta fue,
¿usted fue el año anterior, estuvo en otro momento? La mayoría no, como
la enorme mayoría que nunca va al templo pero sólo algunos van en la
fecha de Pascuas. APU: ¿Encontraron elementos de clase en el estudio? ¿Se relacionan algunas creencias de acuerdo al estrato social? Fortunato Mallimaci: Hoy
hay una expresión de lo que nosotros llamamos indiferencia, es decir,
gente que puede creer en Dios pero no quiere ninguna religión.
Directamente no existe ningún tipo de referencia institucional,
histórica o lazo social con algo que tenga que ver con la religión y ese
sector aumenta mucho entre los jóvenes. Aumenta en un espacio
que para nosotros fue toda una novedad, en los sectores muy empobrecidos
de la sociedad argentina. No encuentran en la religión pero tampoco en
el Estado respuestas a sus necesidades. Hay una porción que no encuentra
un espacio institucional ni en las religiones instituidas, ni en otro
tipo de ofertas de bienes de salvación. Lo que me interesa -como
hombre universitario- es la enorme cantidad de gente universitaria que
no sólo se dicen creyentes y que pertenecen a una institución religiosa,
sino que participan en grupos, comunidades y experiencias religiosas
con más lazos identitarios. Hay una idea de que son los pobres los que
creen, sí los pobres son importantes, pero el 75 % de todos los
universitarios hoy manifiestan mantener creencias religiosas y
participar de alguna u otra manera. Lo que es muy poquito es la
gente que se manifiesta atea, agnóstica, eso son números muy pequeños en
la sociedad argentina, lo cual nos hace replantearnos justamente en esa
estructura social cómo esas creencias logran ser interclasistas. Mientras
que a los pobres, muchos de los cuales no han terminado la primaria o
apenas han comenzado la secundaria, la búsqueda de Dios es para que los
acompañe en el sufrimiento de los que no encuentran respuestas, en la
salud fundamentalmente, los universitarios piensan en un Dios que los
haga sentirse más felices. En sociedades capitalistas como la
nuestra se dan procesos muy fuertes de individuación que los sectores
populares también reproducen. Esto produce el quiebre de todo lazo
social y solidaridades históricas. Al no encontrar en sus ámbitos de
vida cotidiana, de familia, barrial, solidaridades se genera una
individuación de la soledad, de no encontrar respuestas a demandas muy
vitales a su vida. Hay que decir también que las grandes
ciudades muestran una diversidad que es muy difícil para una sola
institución o una sola identidad dar respuestas. Las personas tenemos
varias identidades, es decir, se puede estar con Jesús, se puede estar
con energía y se puede estar con el Gauchito Gil al mismo tiempo. Entrevista con José Vezzosi, quien analiza las creencias religiosas en la región NOA a partir del libro Atlas de las creencias religiosas en la argentina y observaciones personales.
Por Nahuel Placanica
Agencia Paco Urondo: ¿Cuáles son las principales creencias en el NOA? José Vezzosi:
Hay que decir que hay un marcado posicionamiento del catolicismo
superando la media del país (76%), en el NOA alcanza el 92%. Dentro de
eso, hay mucha creencia en el Espíritu Santo, en los ángeles, en los
santos, en las vírgenes y en la figura de Jesús, superando siempre la
media nacional. Sin embargo, hemos construido una forma de
interpretar los datos que nos muestra que la diversidad y la
multiplicidad de expresiones religiosas que se evidencian en el país
entre los distritos credos, en el NOA se da hacia dentro del propio
catolicismo. No hay un solo tipo de creyente católico, hay distintos
tipos que se alejan o acercan tanto de las creencias como de la
capacidad de regular de la propia institución católica. APU: ¿Cómo se relacionan las personas con las creencias religiosas? JV: Con
porcentajes que superan la media del país, en el NOA la gente es más
practicante, es decir, concurren más a perenigraciones, santuarios y
participan masivamente en el culto a vírgenes y santos. Por ejemplo, a
nivel país la participación en el culto a la virgen y los santos es
cercano al 30% mientras que en el NOA es cercana al 70%. También
realizan otro tipo de prácticas, como ser la visita al curandero o la
lectura de manos, siempre en menor medida. Un dato interesante
es cómo esas creencias o prácticas se vinculan o no con lo que la
Iglesia o institución dispone en relación a los cultos. Es decir, las
personas son muy creyentes y practicantes del catolicismo pero no
necesariamente responden a las demandas de la jerarquía eclesiástica de
manera unidireccional. Por ejemplo, en temáticas vinculadas al aborto o
el cumplimiento de sacramentos. El nivel de práctica está muy
arraigado porque se vinculan a un sincretismo religioso, es decir, son
prácticas en las que no sólo se rinde culto a la deidad católica sino
que además se acompaña con festivales, demostraciones con animales o
sacrificios humanos en el sentido de caminatas extensas a pie o de
rodillas. Si uno las rastrea históricamente tienen siglos en la región, y
llegan al catolicismo en comunión con la festividad de algún santo, por
ejemplo, San Esteban. En el Atlas diferenciamos entre católicos
institucionales y católicos populares. Estos segundos se reconocen como
católicos pero lo expresan en forma difusa. El catolicismo aparece como
un elemento incorporado a la cultura antes que en forma de una religión
específicamente practicada y vinculada a la jerarquía eclesiástica o
los mandamientos planteados por la Iglesia. La encuesta que
realizamos es una foto pero no podemos dejar de lado investigaciones
históricas que venimos trayendo. Así como el NOA es particular por la
cantidad de gente que se dice católica, también es particular en
términos de conquista y métodos para tal fin. El NOA es la primera
región conquistada por los españoles y donde con más ferocidad
desembarcaron las primeras instituciones, tanto de la Iglesia como de la
Corona española. Durante mucho tiempo hubo presencia de la Inquisición,
más que en otras regiones del país. Por eso insistimos con el
catolicismo como rasgo cultural. A partir de ahí hablamos de
católico institucional, que ronda el 33%. Es un tipo de practicante que
cree en Dios, el Espíritu Santo y la Virgen pero no en creencias
populares como el Gauchito Gil. Los católicos de religiosidad popular,
son cerca del 70% de la población del NOA, creen en las creencias
vinculadas al catolicismo pero también en el Gauchito Gil, el Alma Mala,
la difunta Correa, etc. Dentro de este grupo, cerca del 50% dicen haber
consultado alguna vez un curandero. Un tercer grupo es el
católico difuso. Son personas que creen poco en las figuras y prácticas
tradicionales de la Iglesia, como ir a misa, pero tampoco consultan al
curandero. Se reconocen católicos pero con un perfil que en otras
regiones sería considerado como indiferente al fenómeno religioso. La
pregunta es por qué en el NOA estas personas se reconocen como católicas
y no como indiferentes como pasa en otros lados. Nosotros lo explicamos
a partir de esta presencia cultural histórica del catolicismo en la
región. APU: ¿Las costumbres de países limítrofes influyen sobre las creencias del sector NOA? JV:
No es un tema que hayamos estudiado particularmente en la encuesta ni
que haya estudiado yo en manera particular. Puedo darte una observación
personal. El hecho de que se reconozca la cultura Pachamama más que en
otras regiones, es un signo de la influencia de la cultura andina, más
presente en Bolivia y Perú. No sé si podría vincularse esto con
fenómenos migratorios pero sí con la pertenencia del NOA histórico a la
región andina. Hay que recordar que el Imperio Inca llegaba hasta
Santiago del Estero. A través de la conquista y la inquisición se
disciplinaron los cultos locales y por eso su incidencia fue diluyéndose
a lo largo de los años. Entrevista al padre Eduardo de la Serna. Pertenece a lo que se
conoce como Curas en la Opción Preferencial por los Pobres. Luego de un
encuentro nacional, emitieron un mensaje a la sociedad argentina con motivo de las próximas elecciones legislativas. También opina sobre los primeros pasos del Papa Francisco.
AGENCIA PACO URONDO: Antes de
meternos con la declaración que hizo el grupo durante estas semanas en
relación con las elecciones, quería ir un pasito para atrás y pedirle
una reflexión de lo que han sido y están siendo estos primeros tiempos
del Papa Francisco. ¿Cómo lo ve usted y qué expectativas tiene al
respecto?
Eduardo de la Serna: Me
molesta. En el sentido de que como cae muy bien, no se plantean las
cosas de fondo: las reformas del papado. Como la Iglesia,
fundamentalmente por responsabilidad de Juan Pablo II, se volvió una
Iglesia demasiado papocéntrica, es decir, cuando el Papa cae bien, está
todo bien, entonces, qué pasa si mañana viene un Papa perverso, nefasto
al estilo de los tantos que ha habido al frente de la Iglesia. Creo que
es la oportunidad, sobre todo después del descrédito empezado por Juan
Pablo y continuado por el Papa integrista que fue Benedicto XVI, este es
el momento de una reforma del papado.
Si el Papa es agradable, es grato,
hay mucha gente enamorada del Papa, este tema no se plantea porque está
todo bien, entonces, me parece que ahí tenemos un problema, creo que es
urgente una reforma del papado.
APU: ¿Usted tenía una relación personal con Bergoglio?
ES: No, lo vi dos o
tres veces en mi vida. En lo personal lo vi en la misa por los 22 años
del martirio de (Carlos) Mugica y después lo vi el día del traslado de
los restos de Mugica, de la Recoleta a la Villa 31. Tuve dos o tres
veces comunicación por carta y una por teléfono, pero por temas más bien
burocráticos.
APU: Pero no habló con él ya siendo Francisco…
ES: No, no he hablado.
APU: ¿Los primeros gestos y hechos que llevó a cabo Francisco, van en camino de esa reforma que usted propone del papado o no?
ES: No, para nada.
Es decir, son gestos muy sencillos, muy populares, muchos muy
agradables pero concretamente me parece que no hay una justificación
bíblica ni teológica para que el Papa tenga la suma del poder público,
es decir, el poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial centrado en una
misma persona. Eso para mí tiene que cambiar y no hay indicios que vaya a
cambiar, quizás de golpe nos sorprende con un cambio. Eso de que el
Papa es el jefe de la Iglesia no es verdad, no tiene ningún fundamento
teológico, ningún fundamento bíblico.
El Papa es el obispo de Roma y el
obispo de Quílmes es el obispo de Quílmes, entonces, se supone que deben
estar en comunión que no significa pensar lo mismo y decir lo mismo.
Esa imagen de la Iglesia como vertical y de verticalidad casi militar,
no tiene nada que ver con lo que es el papado, lo que es la Iglesia y lo
que se subpropuso. En ese sentido, no veo -por lo menos por ahora- que
hayan indicios de cambios que yo creo que serían muy importantes. Eso a
lo mejor lo verán mis nietos, no sé.
APU: ¿En cuanto a la gente
cómo ve que fue su recepción? Hace poquito -en lo que fue la
peregrinación a Luján- algunos compañeros participaron y pudieron palpar
de cerca la expectativa renovada a partir de la llegada de Francisco
¿Usted ve algo parecido?
ES: Primero: mucha gente está como si hubiéramos
ganando el mundial y creo que, en general, muchos sectores de la Iglesia
lo aprovechan y lo hacen de un modo que para mi gusto es desagradable.
Es decir, la propaganda para la peregrinación a Luján, en el centro
estaba el Papa, la Virgen estaba a un costado, eso para mí no tiene nada
que ver. Que después haya habido mucha gente que vive con esperanza
todo lo que está haciendo el Papa, eso me alegra mucho porque la
esperanza siempre ayuda a vivir. Personalmente me gustaría decirle a los
sectores de la derecha que ahora dicen que con el papa hay esperanza,
que me expliquen por qué aplaudían a los Papas anteriores si ahora hay
esperanza, quiere decir que lo anterior era algo muy cuestionable.
Los que cuestionamos a los Papas
anteriores nos sentimos con libertad de poder decir si esto nos gusta o
esto no, pero me parece que los que aplaudían a los papas anteriores no
tienen derecho a decir que ahora hay esperanza.
APU: Algunos gestos que
hizo Francisco, en relación con la Teología de la Liberación, el sector
vinculado con la opción con los pobres ¿Ve con expectativa que ése
sector de la Iglesia empiece a tener otro lugar?
ES: Todavía creo
que es muy pronto. Concretamente el Papa recibió a Gustavo Gutiérrez y
confirmó al prefecto para la congregación de la doctrina de la fe que es
un alemán (Müller), amigo de Gutiérrez. De hecho, han escrito un libro
juntos que fue traducido al italiano en ese momento. Ése es un dato
interesante, aunque con Gustavo Gutiérrez ya había habido un cierto
acercamiento con Benedicto XVI, porque Gutiérrez había sido cuestionado y
después de que investigaron con lupa sus escritos, dijeron que no había
nada, no pasó lo mismo con otros. El tema de la opción por los pobres,
obviamente que para mí es un tema fundamental, pero yo distinguiría: uso
una frase de Helder Cámara, para mí uno de los obispos más grandes de
todos los tiempos, Cámara decía: “cuando yo decía, hay que ayudar a los
pobres, me decían, padre usted es un santo, cuando empecé a decir por
qué hay pobres, me decían padre, usted es comunista”.
Creo que el tema de la opción por
los pobres del Papa me gustaría que no sólo fuera ocuparnos de los
pobres, que por supuesto es un tema fundamental. El Papa anterior no
tenía ni idea qué era eso de los pobres. No es solamente dar un pescado,
sino que hay que enseñar a pescar y todavía después hay que
devolverles el río a los pescadores.
APU: En ese sentido, el
grupo del cual participa, el grupo de curas en opción por los pobres en
Argentina, sacó un comunicado la semana pasada, en relación al proceso
electoral que se vive en Argentina.
ES: En realidad,
el texto que nosotros publicamos hace una semana, es más o menos una
continuidad del texto conclusivo del encuentro. Nosotros tenemos un
encuentro anual y al final del encuentro solemos hacer un mensaje a las
comunidades y una breve reflexión de la situación e hicimos un mensaje
con motivo de los 30 años de la democracia. Ahora lo que hicimos fue,
tomando esa misma idea, profundizarla en el sentido de la campaña
electoral, sobre todo porque vemos con bastante preocupación que
explícita o implícitamente hay todo un intento de vuelta o de regresar
al modelo neoliberal. Cuando Sergio Massa dice que hay que volver a las
AFJP, evidentemente nos parece que eso es algo preocupante o cuando
habla del empresariado me parece que son cosas sumamente preocupantes.
Nosotros queremos insistir en algo
que creemos que es la clave de todo sistema electoral: un cristiano
tiene que votar al que más va a beneficiar a los pobres
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