MISERABLES, MEDIOCRES Y CIPAYOS

Una deuda originada con fines perversos, primero por la dictadura para comprar armas porque querían ir a la guerra con Chile en el 78, armas contrabandeadas en los 90 por el conflicto entre hermanos ecuatorianos y peruanos y agigantada por el mecanje del final del neoliberalismo con la "crisis del corralito", esa es la deuda con el Club de Paris, que se encarriló ahora. Como la deuda externa reestructurada en el 2005 y el 2010, contraída desde el 76 por todas las administraciones sin distinción de dictaduras y gobiernos democráticos, que no pudieron, no quisieron o se sometieron a la lógica extorsiva de los organismos de crédito multinacionales. El peronismo con los Kirshner no sólo enfrentó la situación, sino que resolvió la ecuación, con políticas populares de distribución del ingreso, creación de trabajo, recuperación previsional y políticas sociales que hacen punta en el mundo, como deben reconocerlo hoy desde el Banco Mundial a la Cepal, desde la Unicef a la Unesco, menos por supuesto los miserables, mediocres y cipayos nacidos en nuestro país, pero colonizados culturalmente,  que jamás aceptarán que el peronismo es la herramienta de construción de la soberanía nacional.
Miserables aquellos que aunque lo aceptan, tienen los peros necesarios para poner en duda los términos de la negociación, son los mismos que originaron a la deuda, los que querían juntar fondos para liberar la Fragata, los que decían que había que pagar a los buitres, los que piden "bajar el gasto público" para "honrar los compromisos externos", los que vienen anunciando catástrofes que nunca ocurrieron, desde hace años, los que por una ventaja electoral son capaces de apostar el fracaso o que por su antiperonismo visceral, todo está mal, aunque sus padres estén jubilados sin haber aportado y sus hijos estén cubiertos por la AUH, y que puedan acceder a una casa con PROCREAR y estudiar de grandes con PROGRESAR, con derechos sociales ampliados, mientras se enfrentan los conflictos externos, generados en gran parte por los mismos sectores hegemónicos que han concentrado capital siendo funcionales al neoliberalismo cultural y financiero de los últimos 40 años hasta el 2003.
Mediocres son los que nos quieren "correr por izquierda", porque se está acordando sin investigar la deuda, sin profundizar sus elementos constitutivos, como si 30 años después el país pueda darse el lujo de hacer en el exterior lo que no hizo aquí, como juzgar por "traición a la Patria" a quienes nos endeudaron para ser sometidos, para construir una Argentina sumisa, colonial, sin esperanzas ni futuro, acordando en forma vergonzonsa durante años con el FMI, tolerando personajes que venían a "auditarnos", a calificadoras que nos ponían notas y elaboraban un riesgo país que repercutía en los intereses que nos cobraban. Esos mismos personajes, desde el Olimpo de no haber tenido nunca que manejar ni una bicicleta, nos dicen a los argentinos, que un triunfo de esta magnitud, que entierra todas las voces opositoras, que despeja futuro, que brinda herramientas a la industria, que no compromete el empleo, que aprovecha la crisis de los países centrales para terminar un litigio, nos quieren hacer creer que es una medida contra los intereses nacionales. No tienen pudor ni verguenza, sólo tienen amparo mediático de los grupos de poder, que sólo se les ocurre contragolpear, como lo hicieron con el vice presidente,  con jueces adictos a los escándalos de corrupción periodística.
Cipayos (término usado en la India que denominaba los soldados indios al servicio de los colonialistas británicos), aquellos que hasta ayer nomás decían "que estábamos fuera del mundo", que la Argentina está aislada, que nuestra inserción en el bloque latinoamericano nos dificulta la relación con "el mundo civilizado de los países centrales", los mismos que apoyaron la guerra del Golfo y el envío de tropas argentinas ahí y a Somalía, los de las "relaciones carnales", los endeudadores seriales, los economistas estrellas de los medios, los cipayos de siempre, acompañados por una corte nueva de enojados por estar fuera del tsunami juvenil militante que originó la política, devolviendo ilusiones y utopías al pueblo argentino. Estos cipayos fósiles viene del fondo de la historia desde Rivadavia y la Baring, Alvear y Sarratea con los ingleses y portugueses entregando la Banda Oriental y persiguiendo a Artigas, desde que se subieron a los barcos ingleses y franceses en la agresión de la Vuelta de Obligado, los mismos que en Caseros convocaron al ejército portugués para derrotar a Rosas, aquellos que provocaron la Guerra de la Triple Infamia contra un Paraguay altivo y digno, , los que siempre quisieron ser colonia británica auspiciando el Pacto Roca-Ruciman y lamentan haber echado la invasión de 1806, los que festejaron el derrocamiento de Irigoyen y aplaudieron los bombardeos de Plaza de Mayo en "nombre de la libertad y la democracia", los que fusilaron a sus camaradas en el 56 con el dicho "se acabó la leche de la clemencia", hoy son los que aplauden o propician las supuestas sanciones a nuestro país para castigar sus políticas heterodoxas. Algún día debemos hacer un juicios tipo Tribunal Russell para estos siniestros personajes que no dejan de asolar nuestro suelo, para descubrir sus rostros, visibilizar sus conductas, detallar sus compromisos que sólo conocemos los militantes políticos.
La negociación del joven ministro, defendiendo la capacidad soberana de nuestro país, las políticas de inclusión, nuestros criterios de crecimiento con equidad, demostrando que pagaremos pero no "con el hambre y el sudor de nuestro pueblo", sino con las posibilidades que hoy tiene nuestro país de superar crisis desde el 2008 con preservación social, ampliando derechos, protegiendo el trabajo, desde una heterodoxia que molesta al poder financiero mundial, porque permitió al país salir de la crisis del 2001 sin recurrir al ajuste perverso al que hoy están sometiendo a los pueblos de los países centrales menos exitosos, ni guerras en escenarios lejanos para aumentar sus condiciones internas de acumulación del ahorro nacional, ni sometiendo a terceros países para solucionar crisis propias, ni financiando mercenarios como en medio oriente, ni provocando "revoluciones primaverales" para tener gobiernos adictos; sólo queremos desarrollar como nos enseñó Perón la política continental de nuestra Patria Grande, de 450 millones de latinoamericanos libres y soberanos.
Una muestra mas de "¡que aislados del mundo estamos!", cuando los países centrales deben discutir con un jovencito del sur por mas de 20 horas para poder finalizar un acuerdo, o cuando el presidenta se reuna en estos días con el grupo 77 mas China en Bolivia, y cuando participe invitada la argentina al BRICS, o cuando viaje al Grupo de los 20 o a las Naciones Unidas para seguir reclamando por Malvinas, cuando los cipayos trabajan con la esperanza de que fuésemos expulsados de esos organismos, cuando claman que seamos tolerantes con los colonialistas ingleses y amnésicos con nuestros héroes del Atlántico Sur.
Estamos donde debemos estar parados en nuestra historia y junto al pueblo, con dificultades, con errores pero siempre hacia el mismo camino de emancipación, que nunca es de laboratorio, estéril ni limpio, es un camino duro y dificil reconstruir la desvastación de décadas, cambiar la cultura, recuperar la historia, fortalecer la identidad, ampliar soberanía, consolidar UNASUR, MERCOSUR y la CELAC nuestro espacio común de desarrollo de nuestros pueblos, sin fronteras, con embajadas comunes, ilusiones compartidas de la Patria Grande, el Banco del Sur, los Institutos de Defensa y Salud que ya funcionan, los planes comunes, la colaboración y la solidaridad de los pueblos como eje de cosntrucción, todo eso que nos legó Perón y que hoy en este presente no exento de peligros cumple en sueños de Bolivar, San Martín y Artigas.
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