Generando cambio

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Los discursos del Papa Francisco y Cristina PDF Imprimir Correo
Escrito por Gerardo Bova   
Domingo, 12 de Julio de 2015 22:27

altVAMOS HACIA LA REFUNDACIÓN CONCRETA DE NUESTRA INDEPENDENCIA

Estamos ahí en las puertas del bicentenario de aquella Asamblea constituída en San Miguel de Tucumán, donde se declaró la Independencia un 9 de julio de 1816. Otras naciones latinoamericanas dentro de ése lustro lograban sus soberanías del imperio español, pero dentro de estos dos siglos han pasado innumerables situaciones, con variaciones pronunciadas en las conducciones políticas. Aunque no sea algo que todos tengamos que coincidir, la verdadera independencia de los poderes centrales a través de la historia, según mi humilde óptica, todavía no queda muy clara que digamos y tendremos que aunar esfuerzos, con sus pueblos comprometidos, para desprenderse definitivamente de aquellos que desean fervorozamente volver a las épocas coloniales, serviles al mercantilismo y a las corporaciones, con el único objetivo de sumergir a las comunidades que integran el continente, a la desolación y la exclusión total de sus habitantes más vulnerables. Quieren y desean un mundo para pocos, con todos sus privilegios y los que menos tienen, que se las arreglen, ellos no se consideran responsables o culpables, por las ideologías que ostentan, por lo tanto, siempre las culpas se las cargan a los gobernantes.
Lo que menciono en el párrafo anterior, siempre ha tenido como principal protagonista a los medios de comunicación, que representan literalmente a los poderes centrales de la especulación, la competencia desleal financiera y sus mundos giran alrededor del dinero y no del bienestar de una sociedad en su conjunto, como debería ser.
Se preguntaran los motivos que me llevan a argumentar todo esto, pero al leer detenidamente los contenidos de la presenta nota a continuación, lógicamente se darán cuenta hacia dónde deseo dirigirme.
El discurso de Cristina Fernández de Kirchner el pasado 9 de julio en Tucumán, por la celebración de los 199 años de nuestra independencia, sumado a las disertaciones públicas del Papa Francisco, tanto en Ecuador, Bolivia y Paraguay, van totalmente de la mano, identificados de una manera muy pronunciada, con lo que acontece en el mundo actual, fundamentalmente, por lo que viene aconteciendo en Europa y porqué no decirlo, también en la sociedad norteamericana, debido a su decadencia cultural y humanística en los últimos tiempos. El fuerte y exhaustivo análisis de Francisco, con relación a la crisis que está sufriendo gran parte de Europa, pone en evidencia que el Vaticano va cambiando el rumbo tradicional de sus 20 siglos de existencia, y decididamente se esfuerza por combatir el mundo financiero salvaje que va a contramano del bienestar de los pueblos y se inclina por reformular sus conceptos culturales y darle otro contenido a los discursos, apoyando netamente a todos los gobiernos que luchan por la inclusión social, aquellos que los medios hegemónicos de la información y los grandes poderes financieros, los denominan populistas. Es la primera vez en la historia del cristianismo, sin disimulos y con absoluta transparencia y convicción, que un Pontífice confecciona y habla en un tono concretamente político y se vincula con los grandes problemas de la sociedad mundial. Esto es bienvenido desde el ángulo que se lo mire y hace muy bien, para el futuro mundial, máxime, cuando se lucha denodamente para conmsolidar la paz y la convivencia de los pueblos que componen el planeta.
No es por casualidad que Francisco haya elegido hacer esta gira por Sudamérica, principalmente, en países que han sido derrotados en sus guerras con otras naciones hermanas a través de la historia. Le ha pasado a Ecuador con Perú, Bolivia con Chile y Paraguay en aquella guerra de la triple infamia, como la denomina mi amigo y compañero Jorge Rachid. El Papa argentino, conocedor de todas esas historias desgarradoras, deja ése mensaje de paz y unión, pero con un fuerte y valorable contenido emancipador, con el sano objetivo de alejarse de los mandatos corporativos, estimulando a sus gobernantes a seguir en la brecha y profundizar los modelos instaurados en nuestro continente, desde hace más de una década, incluso habló de la Patria Grande. Lógicamente, esto no lo ve con buenos ojos los sectores dominantes y a tavés de los medios de comunicación que los representan, tergiversan las palabras del Pontífice, con el objetivo de enfrentarlo con los gobiernos de la región y además, lograr la manipulación hacia la opinión pública, para que descrean de quienes conducen políticamente los respectivos países en cuestión, aunque ése mensaje está destinado a todos los pueblos de América, para que no se inclinen por esas profecías populistas y obtengan otra más atinada a sus privilegios.
Cotejaba los discursos del Papa Francisco y de nuestra presidenta, ya que ambos están dirigidos con el mismo objetivo independientista y con una clara intención revolucionaria (palabra que escucho por primera vez en la boca de un Pontífice) para desprenderse de los poderes dominantes y remodelar una postura que nos lleva a una nueva instancia de independencia total de los imperios.
Mencionaba al principio que no me convence todavía, a pesar de estos 199 años de aquella epopeya, sobre nuestra verdadera emancipación de los sectores dominantes y sólo tenemos que recorrer algunos capítulos de nuestra historia, para obtener dicha presunción, debido a que a sólo a 5 años de aquel 9 de Julio de 1816, ya Bernardino Rivadavia en 1821, nombrado Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores de la provincia de Buenos Aires por el gobierno del general Martín Rodríguez, comenzaba con la entrega de nuestro patrimonio nacional y así sucedía en forma más pronunciada, con Bartolomé Mitre, el gran cipayo argentino, que le dejó servido por décadas, toda la producción y esfuerzo de nuestros compatriotas, a los designios del Reino Unido. Eso era sólo el comienzo, pues destrozaron las esperanzas de los argentinos en el siglo veinte, primero con el derrocamiento de Yrigoyen y 25 años más tarde, lo mismo producían con Juan Domingo Perón.
Recién 50 años después, tanto nuestra nación, como la mayoría de los países sudamericanos, gracias a los gobernantes elegidos por sus respectivos pueblos, logran ponerse de pie ante los agresores mercantilistas y año tras años, vamos recuperando esa soberanía planteada hace dos siglos y paulatinamente, están llegando aquellos momentos añorados por toda la comunidad del continente, algo que fue notablemente pronunciado por el Papa Francisco en su disertación en los tres países visitados y visiblemente enunciado también por Cristina recientemente en Tucumán.
Vamos por la refundación concreta de ésa independencia de 1816, no sólo aqui, también en todo el continente y considero necesario, hacer el reconocimiento a nuestro Papa argentino, por comprender los verdaderos derechos de cada habitante que desea vivir plenamente en convivencia y en paz, pero en forma especial, por hacer público en su discurso, por primera vez en la milenaria vida de los cristianos, que el Vaticano se inclina hacia un modelo de plena inclusión social y además, por ése sentido perdón manifiesto hacia los pueblos originarios por los atropellos cometidos en el mal llamado "Descubrimiento de América", al cual lo denominó como un genocidio, algo jamás escuchado en boca de un Pontífice.
Sólo me queda para terminar con estos conceptos, solicitar a los medios de comunicación que no intenten seguir tratando de humillarnos con tantas mentiras y dejen de manipular la honestidad intelectual de cada uno de los habitantes que componen nuestro suelo americano. No podrán detener esa revolución nombrada por el mismo Francisco, vamos hacia la verdadera emancipación de los poderes dominantes y para ello, tenemos que doblegar nuestros esferzos con la plena militancia y con esas premisas que nos dejara en esos discursos, tanto Francisco como Cristina, seguir luchando por la liberación, con nuestra participación, haciendo "lío" como argumenta Bergoglio, pero en paz y con objetivos concretos de desprendimiento y libertad absoluta de aquellos representantes enemigos de la vida.

 
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