Si no se entiende lo que está pasando en el mundo, no existen políticas productivas para los pueblos

Para hablar de política en un país, es recomendable algo que lo repito hasta el hartazgo y tiene que ver con aquellos conceptos de Juan Domingo Perón, cuando afirmaba que siempre, hay que conceptualizar a la política en un plano internacional, ya que no se puede sólamente mirar tu ombligo y conocer lo que pasa en tu país, sin haber analizado lo que sucede en el mundo. Esto sin dudas, también la cabe a David Cameron, el premier inglés, que subestimando a su sociedad, no entendió lo que pasaba a su alrededor (léase Europa) para tomar semejante determinación de llamar a un referéndum sobre la continuidad de su nación en la Unión Europea.
Inicio el comentario del día de ésta forma, porque me sorprende la falta de conocimientos básicos en política, de parte del presidente Mauricio Macri y todo su entorno de empresarios que completan la grilla de ministerios, ya que siguen insistiendo con la destrucción del Mercosur y la Unasur, apostando fuertemente a las consignas recibidas por los Estados Unidos, en reflotar la Alianza del Pacífico, creyendo que la firma de pacificación reciente entre el gobierno de Colombia y las FARC, ayudan en ése contexto y abre un panorama alentador para la propuesta norteamericana.
Hago principal mención en todo esto, porque me da la impresión que algunos gobernantes de países hermanos de sudamérica (Paraguay, Uruguay, Chile, Perú, Colombia y el actual presidente interino de Brasil) sumado al presidente argentino, piensan que el despertar de actos de corrupción, difundido con mucho énfasis por los medios hegemónicos, socios de la propuesta norteamericana, da por tierra con todas las propuestas populares y el camino a recorrer es el resurgimiento del neoliberalismo que tanto daño le produjo a las sociedades americanas y en todo el mundo, sino que lo digan en Europa, que hoy se encuentra en un berenjenal insalvable, de acuerdo a lo sucedido hace algunas horas en el Reino Unido.
Todo esto no es nuevo, viene sucediendo en la historia del continente amnericano, tomado en le geopolítica, como un compendio de países emergentes y en vías de desarrollo, ya que nunca nos dieron la posibilidad de que podamos resurgir y ver cristalizados nuestro sueños de países fuertes y productivos, debido a que en todos los tiempos nos manejaron y nos dejaron sumergidos para que nos coman los leones, por supuesto, con la anuencia de gobernantes latinoamericanos que se prestaron a tales designios.
Ya en nuestro país lo hicieron contra Arturo Illia, luego con Perón en su tercera magistratura y más tarde con Alfonsín, apenas recobrada la democracia en Argentina, pero es necesario resaltar que en la década del 70, con la presencia de Salvador Allende en Chile y el retorno de Perón en nuestro suelo, la cosa se ponía espesa para los poderes concentrados de la economía especulativa y ya todos sabemos lo que pasó, pues el poder norteamericano se impuso en el continente y sufrimos las dictaduras más atroces del siglo pasado.Ya en nuestros tiempos la batalla del poder contra los pueblos, siguió con los ataques contra Chávez, Maduro, Lula; Dilma; Correa, Néstor, Cristina, Evo, Lugo, etc.¡Que casualidad, nunca contra los gobernantes liberales como Menem, De la Rua; Uribe, Santos, Piñera, Cartes o Humala! ¿Sorpresivo, no?
Lo sorprendente de todo esto, es el retorno a las viejas recetas y éste llamado no carga a los gobernantes sólamente, porque estos conductores representan literalmente a esos poderes centralizados, pero me cuesta mucho entender que están a sus órdenes nuestros pueblos, lo llamativo pasa precisamente por nuestras sociedades, que no han entendido nada de lo que ha pasado en América y siguen apostando a tales propuestas, que han destruído a familias enteras, entregadas a las ideas del neoliberalismo canibalesco que destruyó varias generaciones.
Los mecanismos y estrategias que utilizan los poderes dominantes son los mismos, difunden mediáticamente que los conductores populares, son los productores de actos de corrupción y ellos (los liberales) son los salvadores, por lo tanto, hay que realizar esfuerzos descomunales, porque en el mediano plazo se obtienen la respuestas favorables que les devuelven la felicidad y alegría, palabras que utiliza asiduamente el presidente Macri.
Bien, todos sabemos a esta altura de los acontecimientos que es una brutal mentira y los hechos demuestran concretamente lo que estoy escribiendo, pero una gran porción de políticos argentinos, incluso aquellos que hasta seis meses atrás estaban comprometidos con el gobierno de Cristina, parece que no se dan cuenta y caen literalmente en la trampa tendida por los poderosos y apoyan irrestrictamente todas las medidas que lanzan desde el Ejecutivo, emparentadas desde ya, con las consignas norteamericanas y los sectores económicos del poder. Claro, todo esto tiene una explicación y las voy a profundizar en mi próxima editorial, porque considero que necesita un espacio amplio para ser bien entendido.
Vuelvo entonces al contenido de ésta nota y es más que necesario decir que la situación del país es muy alarmante, y esto no significa que deseamos imponer el miedo en nuestra sociedad, es lisa y llanamente una realidad insoslayable, porque ninguna economía de un país, puede salir airosa, si se anula los impuestos a los ricos y se los cobran a los sectores más vulnerables, por lo tanto, desgraciadamente en escaso tiempo todo esto estallará por los aires sin remedios y posiblemente, aunque no me gusta ser apocalíptico, la situación superará ampliamente al 2001 y los presagios anunciados no tienen límites, es imposible deambular libremente por la vida, sin represiones estatales, si el pueblo no obtiene lo mínimo e indispensable para sobrevivir. Todo esto está orquestado en el continente como anunciaba en el principio de la presente editorial, porque irremediablemente está contextualizado en un circuito regional y las premisas del poder central son muy claras: Hay que destruir todo intento de resurgimiento de los movimientos populares o de gobiernos populistas, como  les gusta llamarlos al poder dominante.
Esta lucha recomienza en estos instantes y no hay que bajar los brazos, más aun cuando les escriba en el próximo encuentro, sobre estos políticos que se abren del campo popular, traicionando la confianza de un pueblo que había confiado netamente en ellos, cuando estaban identificados aparentamente con la etapa finalizada en diciembre pasado.
¡Hasta la próxima!