El Peronismo no se aprende ni se proclama, se comprende y se siente, ha dicho Juan Perón

Es convicción y es fe

Es convicción porque nace y se nutre en el análisis de los hechos, en la razón de sus causas y de sus consecuencias. Tiene el empuje y la dinámica de la historia en marcha. Es la conciencia hecha justicia que reclama la humanidad de nuestros días. Es trabajo, es sacrificio y es amor, amor al prójimo. Es la fe popular hecha partido en torno a una causa de esperanza que faltaba en la Patria y que proclama el pueblo en mil voces distintas en procura de una libertad efectiva nunca alcanzada a pesar del dolor y del esfuerzo de este glorioso pueblo argentino.
Luchamos por la independencia y soberanía de nuestra Patria, por la dignidad de nuestros hijos y de nuestros padres, por el honor de una bandera y por la felicidad de un pueblo escarnecido y sacrificado en aras de una avaricia y un egoísmo que no nos han traído sino dolores y luchas estériles y destructivas. Si el pueblo fuera feliz y la Patria grande, ser peronista sería un derecho, hoy es un deber. Por eso somos peronistas.
Somos peronistas, por conciencia nacional, por procedencia popular, por convicción personal y por apasionada solidaridad y gratitud a nuestro pueblo, dijo Evita.
Nuestra dignidad de argentinos y nuestra conciencia de ciudadanos se subleva ante una Patria vendida, vilipendiada, mendicante ante los mercaderes del templo de las soberanía y entregada años tras años a los apetitos foráneos del capitalismo sin patria y sin bandera.
Nuestra solidaridad con el pueblo, refirma nuestro peronismo. Somos peronistas, porque fué el peronismo el que le llevó alegría y dignidad a los trabajadores. Somos peronistas porque hemos tenido la felicidad de luchar, sufrir los dolores de la lucha, vivir sus alegrías y alimentar la esperanzas de un futuro mejor para todos los que trabajan y para todos los desvalidos, de quienes nadie se acordó hasta que Perón irrumpió en el escenario político nacional.
Nuestra lucha tiene la fuerza insostenible de las causas justas. Se forja en la dignificación del trabajo, en la humanización del capital, en la protección del desvalido, en la prodigiosa multiplicación de escuelas y hospitales, en la potencialidad de las fábricas, en las mejoras a los obreros del campo.
Somos peronistas por convicción y sentimientos, por confianza en su bondad y en los esfuerzos de los humildes en la lucha por la total independencia económica de la Patria, por nuestra completa liberación y por nuestra absoluta y limpia soberanía.
Esa lucha, esa convicción, esa fe se nutre en las inmutables 20 verdades peronistas que nadie podrá cambiar porque trasciende todos los tiempos, más allá de los cambios.