LOS JÓVENES VAN ASUMIENDO UN NUEVO ROL

Fue importante la última edición de la Feria del Libro, porque se puede producir estadísticas importantes que no estaban en la mente de nadie.

La concurrencia de público ha superado en un 4 a 5% a la muestra del año  anterior, pero si comparamos con las producidas desde 1998 al 2003, todavía en la administración de Eduardo Duhalde en el país, el crecimiento ha sido de un 24%, más aún si tenemos en cuenta que geométricamente,  la capacidad en metros cuadrados también se aumentó en un 12%.

Pero lo más trascendental  fue, según mi criterio, lo elegido por el público, con relación a que tipo de obras prefería el concurrente, a pesar de toda la propaganda neoliberal existente a través de los medios, muchos de ellos organizadores de la feria, o mejor dicho auspiciantes de la misma, como el caso concreto de Clarín y  La Nación.

La llegada de Vargas Llosa en la presentación de la Feria, además de toda la puesta en escena de la SIP, auguraba una presencia con posibilidades de apoyo a los organizadores  y una posible ola masiva a comprar libros con orientación a la corriente política que sustentan estos organismos.  Desgraciadamente para estos, no ocurrió lo pensado por las organizaciones  que posibilitaron la difusión del evento y las editoriales que mejor vendieron y la ola expansiva de la literatura progresista fue el factor determinante en el mayor caudal de ventas.

Como no creo en la casualidad, algo que vengo sosteniendo desde muchísimos años, los libros que se vendieron en mayor cantidad fueron los producidos por José Pablo Feinmann “El Flaco” en abierta orientación a la vida de Néstor Kirchner, o la obra “Zonceras…” de Aníbal Fernández, o alguna labor de Alejandro Dolina, libros de Editorial Fabro, de neto corte representativo del pensamiento nacional o los que produce la Editorial de Madres de Plaza de Mayo. Queda claro que los conceptos que vierten estos escritores o editoriales, no tienen nada que ver con la tendencia neoliberal.

No voy a aumentar el número de líneas de ésta editorial que les escribo en el día de la fecha, simplemente quería poner en conocimiento sobre el cambio que se viene produciendo en el país desde hace 8 años.

En estas últimas semanas y hablando sobre el tema en cuestión y algunos de corte similar, me quedé sorprendido al escuchar algunos conceptos de jóvenes que estudian en Universidades como la de El Salvador (USAL) o la Católica Argentina (UCA), estudiantes de clase media alta o alta, que en forma concreta y en base a convicciones que cualquier persona pueda desconocer de estos sectores de la vida nacional, me argumentaron que están con el modelo de inclusión social que impulsa nuestra presidenta, y que les provoca enormes discusiones familiares, teniendo en cuenta la forma de pensar de sus padres que no tienen nada que ver con ésa postura inclusiva a la cual, por netas cuestiones ideológicas no estaba acostumbrados. O sea, se produce un gran debate en el seno familiar, que mucha falta nos hace a los argentinos.