¿LAS CLASES DE HUMILDAD O SOBERBIA DE MAURICIO?

Estamos a pocos días de vivir por primera vez en nuestro país,  elecciones que marcarán un hecho histórico y que nos dejaran sin dudas un aprendizaje trascendente para el futuro, teniendo como premisa la importancia de unas primarias que nos enseñarán como elegir en el futuro y principalmente, para tener un seguimiento más calificativo de cada postulante entre éste período de plebiscito y las elecciones generales que seguramente siempre se ejecutarían entre dos y tres meses después. Tal vez el objetivo fundamental, además de tener partidos políticos fortificados, es la idea de aprehender definitivamente el logro al conocimiento básico de lo que significa la política como instrumento para vivir plenamente en libertad y hacer valer tanto los derechos de los ciudadanos, como así también, las obligaciones de los mismos. Claro, para obtener este privilegio, los primeros que deben tener un aprendizaje real de todo lo que significa esas posturas, son los candidatos representantes de los espacios políticos en disputa, pero da la impresión que esto está muy lejos de suceder en nuestro país, al menos por lo que vivenciamos cada día en nuestra “bendita” nación.
Una de las herramientas que utilizan los opositores al gobierno de Cristina, sustentados y estimulados por los medios corporativos de la información, son las falsas apreciaciones de los que representan al gobierno nacional, cuando refutan que son intolerables, amantes de lo crispado y con un sistemático modelo de provocaciones para dividir al pueblo argentino.
Menciono todo esto porque no me satisfizo las palabras vertidas por Mauricio Macri, luego de recibir la llamada telefónica de salutación de parte de la presidenta, porque en ningún momento demostró al menos  una forma áulica o exegética, como merecía la ocasión, ya que sus respuestas llevadas al discurso de festejo, fueron más cercanas a la ramplonería y con un alto grado de irrespetuosidad a la figura presidencial, puesto que literalmente estaba demás argumentar que estaba “en calzoncillos y en remera” cuando atendió el teléfono, para luego afirmar que “"con hechos concretos que mejoren la calidad de vida de los porteños y sobre todo que cambie radicalmente el mensaje que hasta ahora ha bajado el kirchnerismo al resto de la dirigencia, que no gusta".  rematando con otra frase que no armoniza con ese llamado al diálogo y el consenso que tanto pregona en sus discursos, revelando que: "No creo que haya nadie que esté de acuerdo con estos niveles de intolerancia y de aislamiento, etc, etc, etc, “
Estos niveles normales en las alocuciones de Macri, no son otra cosa que la provocación sistemática para profundizar precisamente lo que desean engrosar al gobierno, cuando en realidad sale de sus propias bocas, y pluralizo simplemente porque otros candidatos opositores se deslizan por la misma vía ejecutando el mismo plan para desprestigiar cada palabra o acción en la figura de Cristina. Esto no es solo una apreciación de quien escribe esta nota, ocurre en la realidad en el día a día y solamente sugiero que se detengan a reflexionar en cada nota o actuación de estos personajes, revisando los diarios y noticias televisivas y/o radiales.
Si observamos una de las evaluaciones de Macri en esa noche de festejo, pueden apreciar que los actos de soberbia que le atribuyen a nuestra presidenta, precisamente está de su parte, ya que no se entiende cuando manifiesta que “Estoy dispuesto a evaluar para un futuro diálogo con todos los candidatos a presidentes, incluyendo a Cristina, para unificar propuestas y tratar de lograr una mejor Buenos Aires, por el bien de todos los vecinos y ciudadanos del país”
Me hago una serie de  preguntas y traslado las mismas a todos los lectores: ¿Macri no se dio cuenta que solamente es un Jefe de Gobierno de una Ciudad, equivalente a un Intendente de cualquier distrito del país? ¿Acaso cree que los candidatos a presidentes, incluyendo a Cristina como el dice, estarán a sus pies para ver como va a trabajar en la Ciudad? ¿No le parece que esto si, es un verdadero estado de soberbia y tendría que ser mas cauto y humilde, porque nuestra ciudad es solo un granito de arena dentro del territorio?
Bien, esto que he manifestado en esta nota para todos ustedes, es simplemente un “abrir de paraguas” usándolo como subterfugio para que tengamos bien presente de que candidato nos puede representar no solo en Buenos Aires en este nuevo período, sino que ya no podemos caer en trampas en el futuro, porque las formas y estilos de Macri, no difieren en nada en las que utilizaban tanto Menem como De la Rúa o las que practica desde hace muchos años Duhalde. Creo firmemente que uno defiende este modelo de una manera celosa y efusiva, porque no deseo que caigamos nuevamente en manos y percepciones que están muy lejos de pretender la unidad e igualdad de los argentinos.