Un profundo análisis sobre un sistema que día a día imposibilita el bienestar de los pueblos

Escribí innumerables artículos y editoriales sobre el mal que produjo a través de la historia el capitalismo salvaje, denominado en tiempos ajenos como conservadorismo y hoy, neoliberalismo, algo que comenzó a llamarse de tal forma, luego de la segunda guerra mundial. Sin embargo, pareciera que dicho mal no ha sido suficiente para que gran parte de la sociedad latinoamericana no se haya dado cuenta de los trastornos que ocasionó a los pueblos, que denodamente vienen luchando para liberarse de tal enfermedad. La desigualdad es el arma vital que pregona dicho sistema y día a día nos vamos enterando que se acrecienta de una manera harto insostenible y que puede producir en breve lapso, insoportables crisis sociales, que no ayudaran en nada la sana y pacífica convivencia entre los seres humanos que habitamos estas regiones. Basta solo con observar lo que viene sucediendo en distintos países hermanos del continente (léase Chile, Colombia, Brasil, Ecuador, El Salvador, Honduras,etc) y que ha llegado también a la Argentina, Venezuela y Bolivia, países que en los últimos años estaban logrando un crecimiento tan visible, que ningún desentendido podía obviar. Es que el neoliberalismo no tiene límites, cuando las armas ya no pueden o no deben perturbar la tranquilidad de los pueblos, argumentan todo tipo de situaciones inventadas, caso concreto la corrupción, para desviar los destinos que tenían en sus programas los gobiernos de neto corte popular.¡Vaya paradoja! Ellos que denuncian cotidianamente actos de corrupción de los gobiernos populares, sumado a la inseguridad o el coqueteo con el narcotráfico, son los mismos que han cometido todo tipo de atrocidades en esos aspectos y que alguna vez la justicia tendrá que resolver, si dejaran de ser cómplices, algo que también está netamente vinculado con los medios hegemónicos de la información, artífices necesarios para cometer delitos con total impunidad.
Con solo observar las cuantiosas deudas contraídas en los últimos años por los gobiernos neoliberales, considero que son suficientes herramientas y pruebas para que nos demos cuenta, cuáles son los objetivos reales de estos sujetos que manejan los negocios del mundo, sin importarles en absoluto el bienestar de los pueblos que habitan en el continente. Agreguemos que en Venezuela, Bolivia y Brasil, a manera de ejemplo, han puesto toda la artillería necesaria para derrocar a los gobiernos de neto corte popular, consiguiéndolo sin tapujos, aunque todavía queda Venezuela, que navega a la deriva por todas las presiones comentadas.
Claro, todo lo que venga de lo popular y que favorezca a los sectores más desposeídos, es para los magnates del poder, un obstáculo que deben combatir y han utilizado todos los métodos necesarios para el cumplimiento de sus creencias y apetencias. Me parece más que suficiente y necesario, reproducir textualmente una frase que publicó recientemente en uno de sus artículos el amigo y compañero Jorge Rachid, que le pertenece a uno de los "próceres" de nuestro país, que ha sido el mentor fundamental de la educación de los argentinos, me refiero a Domingo Faustino Sarmiento, personaje que no es de mi agrado, aunque pueda significar un profundo malestar en mis lectores, pero lo traigo a colación, simplemente por no haber sido un defensor de la región y siempre representó a los intereses europeos, que manejaban las economías mundiales en el siglo 19.
Dijo Sarmiento al asumir su banca en el Congreso Nacional: “por fin me encuentro en un ámbito donde no tengo que convivir con negros, mulatos e indios mugrientos e indecentes”
Esto que reproduce Jorge Rachid, no es cuento, está documentado en los diarios de sesiones del Honorable Congreso de la Nación y pone en evidencia, cuáles eran los pensamientos ideológicos concretos del hombre que intentó y logró, educarnos con la base de la cultura europea.
Por supuesto, usted se preguntará con total derecho, que tiene que ver el contenido del presente editorial, con ésa frase desafortunada de Sarmiento, sin embargo pinta de cuerpo entero la ideología conservadora y mercantilista, pues el capitalismo, siempre ha separado a su clase social con aquellas comunidades más vulnerables y en todos los tiempos de la historia la ponen de manifiesto y no desean cambiarlas, ya que no permiten la igualdad de oportunidades para esos sectores marginados.
No voy a extenderme en demasía, pues usted ya conoce bastante de todo éste espinoso tema, pero no está demás recordarle que esa petición que hago asiduamente y que también repite el gran Víctor Hugo Morales, es necesario ponerla en práctica activa, y me refiero estrictamente a calzarse las "pilchas" de ciudadano/a y luchar para no perder nuestras conquistas y derechos y no descansar en derrumbar definitivamente al neoliberalismo, única manera de que los pueblos logren la felicidad y el bienestar que se merecen. Una de las herramientas claras y vitales que tenemos para combatir al modelo neoliberal, es la independencia de elección que necesitamos sobre el consumo de los medios mercantilistas de la información, que nos taladran a diario con noticias falsas, que solo favorecen a los sectores más pudientes de la sociedad, no lo duden.
¡Hasta la próxima!