El continente vive horas difíciles y tendremos que trabajar mucho para revertir la situación

Alguna vez escribí sobre la problemática del crecimiento real del neoliberalismo en toda la región y, no precisamente por tratarse de un giro ideológico en las sociedades, sino por la aparición fuertísima de sectores empresariales en el ámbito político, incorporándose precisamente en los partidos tradicionales, los cuáles son denominados como populares. Esto ha pasado indiscutiblemente dentro del peronismo y radicalismo en nuestro país y también en naciones como Uruguay, Brasil o México a manera de ejemplo, aunque en el último caso, existe un giro fundamental en la postura ciudadana, pues el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, después de 24 años de lucha está dando sus frutos. Claro, para tener un panorama real de todos estos acontecimientos, es necesario hacer un análisis muy profundo para no caer en las trampas que nos tienden los sectores dominantes y saber como se mueven estos personajes en estos tiempos y cuáles son las herramientas o sistemas que utilizan para obtener sus apetentes propósitos.
Desde la década del 30 del siglo pasado en casi todos los países de la región, los cambios
políticos se daban con golpes militares, por supuesto, siempre sustentados y apoyados por los grupos económicos de mayor poder en cada nación, y desde ya, siempre apoyados por los Estados Unidos para obtener los resultados esperados de éxito en la gestión. Las secuelas dejadas por dichas participaciones de las fuerzas armadas, fueron tan elocuentes que todos y todas sabemos perfectamente lo sucedido, ocasionando innumerables problemas en cada país, incluso, con fuertísima presencia judicial, como pasó en nuestra nación a manera de ejemplo concreto.
Hoy los elementos y sistemas que se utilizan son totalmente otros y dichos "golpes" se arman desde las embajadas norteamericanas, con un fuerte apoyo de las estructuras económicas empresariales y los medios de comunicación, quienes en definitiva son los actores principales en la difusión y ejecución de tales propósitos, actuando en contra de todo lo que puede proponer un gobierno de neto corte popular y en defensa de los pueblos libres y con el derecho a vivir con libertad y dignidad. Claro, todo esto necesita de otro fuerte apoyo institucional y se logra a través del poder judicial.
Cuando no se encuentran argumentos válidos para debatir y cuestionar a dichos gobiernos legítimos elegidos por cada sociedad, se larga una campaña de desprestigio y una enorme catarata de mentiras con hechos inexistentes de corrupción, con el sólo objetivo de  concientizar a las comunidades del continente, desde los medios hegemónicos aludidos y desde las esferas judiciales .
Tenemos enormes pruebas de ello y solo basta recordar lo sucedido en las últimas dos décadas, tanto en países centroamericanos como Honduras o Nicaragua o lo sucedido en el sur del continente en países como el nuestro, Brasil, Paraguay, Ecuador, Venezuela y recientemente en Bolivia. Todo lo contrario sucede en Chile o Colombia, países hermanos que mantienen una fuerte corriente neoliberal en sus gobiernos, pero no son atacados con el mismo énfasis como al resto de las naciones nombradas anteriormente.
Tenemos "la manzana rodeada" como se dice vulgarmente en nuestra querida Argentina y ha llegado el momento de analizar profundamente cada caso, para saber en que lugar estamos parados, pues todos los países hermanos linderos a la Argentina, hoy están gobernados por sectores de derecha y antipopulares y fieles a los designios de los Estados Unidos y a una OEA que representa precisamente a los intereses del país del norte.
En distintas muestras iré puntualizando la situación actual, para que cada ciudadano/a tenga un panorama más certero de lo que está pasando y puede pasar en la región.
¡Hasta la próxima!