Generando cambio

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Jair Bolsonaro entró en su cuenta regresiva PDF Imprimir Correo
Escrito por Gerardo Bova   
Sábado, 16 de Mayo de 2020 19:14

altSe destruye su gabinete y pierde confiabilidad en sus pares y el pueblo

En la intimidad de las fuerzas armadas brasileñas dicen que tiene los días contados

Situación muy complicada para Jair Bolsonaro en estos últimos días, algo que se agrava diariamente con su accionar, alejado literalmente de la realidad y faltándole el respeto, no solo a miembros de su gabinete, sino que acrecienta sus discusiones y peleas con un gran sector de la prensa, incluyendo a integrantes periodísticos de O Globo, un multimedio de la actividad comunicativa, que lo sostuvo desde sus comienzos en la vida política.
Digo que lo sostuvo, pues en estos últimos días precisamente, va soltándole la mano y ya no comulga con las ideas que proyecta el presidente de Brasil. Sus estrafalarias actuaciones con el candente y peligroso tema del COVID 19, sumado a esas peleas visibles con miembros de su propio gabinete, que ha producido dos renuncias claves como la del ministro de justicia estrella, Sergio Moro, quien en definitiva fue el artífice principal para que llegara a la presidencia con todo el aparato judicial inventado contra Lula Da Silva y luego a Dilma Roussef y la del otro ministro clave, me refiero al de salud, Luis Mandetta, precisamente, por la forma de encarar Bolsonaro el tema del coronavirus y contradiciendo a diario lo que imponía su ministro del área, fueron herramientas claves para que el pueblo y el entorno presidencial haya perdido esa confianza que mantenía el presidente hasta llegar la pandemia.
Tal es así lo que les comento, que el ministro reemplazante de Mandetta, Nelson Teich, apenas estuvo en el cargo 23 días, pues no soportaba más las incongruencias de Bolsonaro, que pone en peligro la vida de los brasileños y por supuesto, la carrera profesional del mismo Teich.
Las fuerzas armadas del país vecino han comenzado a deliberar seriamente todo el tema en cuestión y ya no mantienen esa confianza y subordinación hacia el presidente, más teniendo en cuenta, que apenas es un Capitán retirado del Ejército y su vice presidente, Antonio Hamilton Mourau, es un general también retirado, pero sabemos que en cualquier país del mundo se respetan los rangos y ya Bolsonaro no tiene autoridad moral para dar órdenes a su gabinete en conjunto.
Fuentes confiables periodísticas de Brasil, me aseguran que la situación ha entrado en una alerta roja y no sería descabellado que de seguir con éste autoritario e irresponsable accionar en las políticas públicas, van a pedirle su renuncia y posiblemente llevarlo a juicio político. Su popularidad, que al asumir era de un 60%, nos muestra en la actualidad un escaso 30% y las revueltas populares están por aparecer en gran dimensión. Agregando que el promedio de 800 muertes diarias en los últimos días, ha puesto en jaque el sistema de servicios fúnebres, incluído por supuesto el área judicial y de salud.
No es el estilo de mis editoriales y de mi pensamiento ideológico, alentar cualquier golpe de estado, algo que vengo criticando desde mis comienzos en la militante actividad política y periodística, pero aqui se trata de otra cosa, pues no hay ninguna duda que pone en riesgo la vida de más de 220 millones de habitantes, sumado a la falta concreta de actitudes democráticas, como hacía mucho tiempo no se registraba tanto en el continente y en el mundo. No significaría que el problema de la falta de acciones democráticas puede resolverse con la renuncia o caída de Jair Bolsonaro, pues los que están detrás de él, tienen las mismas características autoritarias, pero sería un camino o sendero muy claro para pedir elecciones transparentes en el menor tiempo posible, eso no lo estoy pidiendo desde mi espacio, lo está solicitando o clamando más del 70% del pueblo brasileño.
Al igual que en Bolivia con Jeanine Áñez, la llegada a la presidencia de Jair Bolsonaro no fua para nada transparente y se utilizó todo tipo de mecanismos alejados de la cultura democrática y a través de causas judiciales armadas para derrocar al Partido de los Trabajadores, pudo asumir como mandatario del país hermano de Brasil, además contando como siempre con fuerte apoyo desde los Estados Unidos y todo el aparato financiero y por supuesto, como es habitual en nuestro avasallado continente, también con el apoyo incondicional de los medios hegemónicos de la información.
Tal vez ha llegado la hora de la verdad y Brasil podrá caminar por otros senderos que lo lleve nuevamente a una vida democrática normal y en defensa de los intereses de su pueblo.
¡Hasta la próxima!

 
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