Generando cambio

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Reformas urgentes debe realizar el gobierno pues la democracia corre peligro PDF Imprimir Correo
Escrito por Gerardo Bova   
Domingo, 21 de Junio de 2020 13:26

altNo se trata de ser alarmista, simplemente, es una realidad visible

¡Vaya si cuesta hacer periodismo de periodistas! Fundamentalmente, por tener que hacer un análisis sobre los contenidos que vierten algunos colegas, sin chequear al menos parte de ésa información que lanzan, y más aun cuando se enfrentan con profesionales muy avezados en los temas que se debaten, cuestionándoles todo lo que se discute y creyéndose que lo saben todo y que los entrevistados mienten por una cuestión ideológica o política.
En primer lugar, cualquier profesional de las comunicaciones, tiene la obligación y el deber de cotejar la información que lanza a la opinión pública, pues nadie merece ser engañado a través de un micrófono o una cámara. Aunque a muchos no les guste la definición que detallo a continuación, es necesario saber que un periodista, forma opinión y concientiza a una población en su conjunto, máxime si se tiene en cuenta, que muchos televidentes o radioescuchas, como también los que consumen la prensa escrita, siguen a un profesional y les ratifica su confianza día a día, de acuerdo a lo que consume del periodista en cuestión. Pero claro, siempre tuve en cuenta que si se te descompone tu auto, tenés que ver a un mecánico o si tenés algún choque con ése vehículo, necesitás ir al chapista; lo mismo si tenés un problema de salud, vas a un médico, si te falla tu reloj, vas a un relojero o si la cerradura de tu casa no funciona bien, tenés que ir irremediablemente a un cerrajero...¿Usted, piensa lo contrario?
Manifiesto en el párrafo anterior esas afirmaciones, simplemente porque observo que ciertos periodistas en estos tiempos, algo que no sucedía en mis comienzos como profesional de la comunicación, le discuten a un infectólogo sobre el COVID 19; a un profesor de derecho consitucional sobre la Constitución o las leyes en general e incluso, sobre algo más vanal, a un técnico de fútbol como debe formar a su equipo y como debe jugarle al rival. A todo esto...¿como debemos denominarlo, soberbia, narcisismo, envidia complejo de inferioridad o tal vez, idiotez humana?
A nadie escapa la forma de proceder de muchos compatriotas caceroleros y manifestantes anticuarentena, con respecto al odio que ponen de manifiesto en sus actitudes, despotricando despiadadamente en contra del presidente Alberto Fernández y con mayor ahínco a CFK, por considerarla como jefa del movimiento pro-Venezuela y Cuba. Claro, para que esto suceda, repiten sin quitarle una coma, todo lo que dice ése periodismo amarillo y servil que los ametralla día a día en la pantalla televisiva, radio y prensa escrita. No pueden esgrimir otra idea, pues no la tienen y demuestran una ignorancia y carencia intelectual que realmente sorprende, alarma y asusta al resto de la comunidad argentina.
No pude escuchar ninguna reflexión sobre los contagios de personalidades como Martín Insaurralde, María Eugenia Vidal, Alex Campbell o la mismísima Liz Tagliani de Telefé, pues si sucediera algo así, desnudan totalmente todas las mentiras que han querido instalar en la opinión pública con sus encuentros callejeros, defendiendo vaya a saber que cosa, pues han puesto en peligro a toda la argentinidad.
No termina aquí la cuestión, pues existen otras acciones que realmente me causa verguenza ajena comentarlas, pero amerita hacerlo para reflexionar con criterio. Los economistas que se desempeñan como expertos y columnistas en programas televisivos y radiales, no se cansan de contradecir la decisión del presidente Alberto Fernández con el espinoso tema de la firma Vicentín, e intentan hacer creer a la sociedad que se trata de una expropiación despiadada y un avasallamiento contra la propiedad privada, pero en ningún instante se detienen a analizar las maniobras dolosas de estos empresarios que quieren evitar sus compromisos, precisamente con bancos estatales, pues los privados no le prestaban un peso por su delicada situación, no económica o financiera, sino por irregularidades manifiestas en sus balances y dudosas exportaciones. Eso sí, los expertos economistas desean concientizar a la opinión pública, que se trata de un ingreso al comunismo venezolano o cubano y que Fernández-Fernández van por todo. Lo peligroso de todo esto, es que una gran porción de nuestra argentinidad, confía en estos sujetos y repiten en las calles los libretos recibidos.
Creo modestamente que el gobierno debe acelerar algunas cuestiones anormales que nos dejó la gestión macrista y una reforma judicial y de entidades financieras, tiene una prioridad absoluta, pues de lo contrario, corre peligro la mismísima democracia, si no se debate en el parlamento ambos temas con premura, a pesar de las otras urgencias que tenemos los argentinos para solucionar, sin embargo, estas dos cuestiones, son vitales para caminar sobre un sendero seguro y promisorio para el país, teniendo como base que las medios hegemónicos de la información, son artífices e ideólogos principales en esta despiadada guerra contra el gobierno popular legítimamente elegido por el pueblo. ¡No lo duden!
¡Hasta la próxima!

 
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