Generando cambio

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Quinto Capítulo sobre el dominio de los Imperios PDF Imprimir Correo
Escrito por Gerardo Bova   
Miércoles, 31 de Agosto de 2011 04:07


De la Segunda Guerra Mundial, hasta la década del 50.
Considero conveniente continuar con los capítulos prometidos, transcribiendo algunos contenidos de mi obra “Abya Yala, La América que Queremos”, principalmente por estar emparentados con los objetivos de la presente nota y que sin dudas clarificará notablemente todo este conflictivo tema de los dominios impuestos por los Imperios durante toda la historia de la  humanidad.
Desde la etapa correspondiente a 1930 en adelante, comenzaba una nueva historia en el continente americano, pero que tenía mucho que ver con lo que pasaba en el resto del conflictivo mundo, y fundamentalmente, estaba supeditado a las decisiones que tomara los Estados Unidos para con sus países vecinos, o mejor dicho para los que componían todo el continente. Se agudizaba día a día la predilección de los norteamericanos, en apoyar a gobiernos que sustentaran sus intereses corporativos, por encima de las  necesidades reales de nuestras sociedades.
No les importaba realmente si esos gobiernos fueran elegidos democráticamente con la anuencia de sus pueblos, o si se concretara a través de revueltas militares.
Lo importante era satisfacer las necesidades del imperio nuevo que manejaba el mundo, y que se acrecentara al terminar la segunda guerra mundial.
Es así que comenzaba una etapa de grandes conflictos en todo el continente americano, donde sucedían hechos que en algunos casos sorprendían notablemente a todas las sociedades que componían las américas.
Apenas comenzaba el año 1930, precisamente el 5 de febrero,  México sufría un atentado contra su presidente electo, que fue herido por un presunto fanático religioso (algo similar a los del papa Juan Pablo II), a pocos minutos de haber jurado como tal.
El presidente Pascual Ortiz Rubio fue herido, sin grandes consecuencias, pero quedaba un manto de dudas sobre la participación norteamericana sobre este hecho, teniendo en cuenta que no era de la simpatía yanqui, tal voluntad del pueblo mexicano.
El primero de Marzo de ése año, en República Dominicana se constituye un gobierno de carácter provisional, siendo nombrado el Ministro del Interior General Estrella Ureña, catalogado como rebelde e insurrecto, al renunciar el Presidente General Horacio Vázquez, pero perteneciendo a la misma camada gubernamental, ideológica y militar.
La solución parecía estar de acuerdo con el objetivo natural de los norteamericanos en reconocer  estructuras de gobierno de facto, nueva tendencia del Departamento de Estado respecto de los países latinoamericanos.
Lo difícil de explicar fue la indiferencia del general Trujillo, jefe de la poderosa fortaleza de Ozama, que se opuso a los rebeldes, pese a su reconocida lealtad con Vázquez. Pero al poco tiempo se descubriría el motivo que llevó a Trujillo a tal decisión.
Continuando con la persecución del país del norte, el primero de Junio de 1930 se intentó un golpe contra Leguía en Perú, por iniciativa directa del general Sánchez Cerro.
Por estas causas tuvieron que pedir asilo político los dirigentes universitarios Secanes, Sabines y Haya de la Torre, siendo éste último candidato a presidente aprista en las futuras elecciones.
Al poco tiempo, precisamente el 17 de agosto, se consolida y se justifica además el silencio del general Rafael Leonidas Trujillo en Dominicana, quién logra la presidencia de dicho país caribeño, sin haber votado el 40% de la población.
Se confirmaba de ésta manera que la anterior renuncia de Vázquez y la posterior toma provisional del poder de Ureña, era para allanar el camino a Trujillo, que sutilmente se había opuesto a ése cambio.
Por supuesto, y tengo que remarcarlo, toda ésta componenda tuvo la bendición total desde Washington.
A pocos días de estos acontecimientos se hacía cargo como Presidente de la Junta Militar en Perú, el general Luis M. Sánchez Cerro, convalidando el intento de golpe de meses anteriores y quedándose en el poder con la anuencia norteamericana.
Mientras iba corriendo rápidamente ésa intervención norteamericana en todos los países de América Central y del Sur, el 6 de septiembre del mismo año, el general José F. Uriburu, concretaba su golpe militar, derrocando a Hipólito Yrigoyen en Argentina, bajo la supervisión general e ideológica de otro General golpista como lo fue Agustín P. Justo.
Más tarde, el 24 de octubre, siempre en el año 1930, se consolida el General Getúlio Vargas en Brasil, asumiendo como presidente de la nación el 3 de noviembre.
Siguiendo con la “ola” de revoluciones en toda América, el 11 de diciembre, se promueve una revuelta en contra del dictador Machado en Cuba, sin lograr los objetivos de derrocamiento.
Entrando en el año 1931, las revueltas en todo el continente se hace cada vez más extensiva, y sucede que en Nicaragua, Sandino pide al presidente norteamericano Hoover, que retire inmediatamente las tropas de su país, para acabar con la ocupación ilegal de Norteamérica en Managua.
Sandino, se compromete fielmente a retirarse y abandonar la lucha armada, si se concreta el alejamiento de las tropas invasoras yanquis.
El primero de Julio del año 1931, Juan Vicente Gómez, reasumía la presidencia de facto con la anuencia estadounidense en Venezuela, continuando la modalidad impuesta.
Terminando ése año a mediados de diciembre, Luis Sánchez Cerro, se hace cargo de la presidencia del Perú, mediante un visible fraude electoral, y en Santiago de Chile lo hacía Juan Estéban Montero, suplantando a Ibáñez en su primera presidencia, en las mismas condiciones que las elecciones peruanas.
Hubo un “descanso” en la intromisión de Norteamérica con respecto a sus vecinos durante dos años, pero es importante destacar que se repetía la historia, al comprobar que en épocas que se constituyeron las Independencias americanas, la cosa parecía que se concretara por un efecto “dominó” y por contagio se iban concretando todas las liberaciones de los pueblos americanos de sus “conquistadores”.
En las circunstancias que estoy comentando con respecto a las seguidillas de golpes de estado, ocurría exactamente lo mismo, ya que en poco tiempo y tratando de preservar su dominio en el territorio, Estados Unidos provocaba todo tipo de alteraciones y atropellos en cada país para obtener los planes fijados por el departamento de Estado.
No quiere decir con esto que el “descanso” iba a durar mucho tiempo, apenas a los dos años recomenzaba una nueva estrategia de intromisión, que perjudicaría más a nuestras naciones y se acrecentaría nuestra dependencia.
Llegamos a fines de agosto de 1933, donde cae Gerardo Machado en Cuba, asumiendo la responsabilidad el General Manuel Céspedes, quién nombra presidente al Profesor Ramón Grau San Martín. Este es depuesto rápidamente por el sargento Fulgencio Batista, quién decide nombrar al General Carlos Mendieta el 18 de enero de 1934.
Por un acuerdo formal entre Batista y Caffery (Embajador de los Estados Unidos en Cuba), a los tres días de derrocar a Grau San Martín, se colocó en dicho cargo a Carlos Hevia, que no era del agrado de la oligarquía cubana y por los Estados Unidos.
Pero, para contener tal desagrado y la ola de huelga que se avecinaba y protestas concretas contra Mendieta, se establece la ley Marcial.
Seguidamente, el 21 de febrero de 1934, por “sugerencia” del país del norte, es asesinado brutalmente el líder revolucionario de Nicaragua, Augusto Sandino.
Cuando en julio de 1934, asumía como presidente de México Lázaro Cárdenas, aplicaba una política indigenista propulsada anteriormente por el presidente Calles.
Su buen programa, contemplaba además, la reforma agraria adecuada a esos tiempos y la nacionalización de los ferrocarriles, que contaban con fuerte inversión norteamericana y británica.
De esta manera se iba produciendo grandes desencuentros entre Washington y México, haciendo imposible el normal funcionamiento del gobierno mexicano.
Ya llegando el año 1935, el gobierno boliviano, denunciaba a la Empresa Norteamericana e Inglesa, Standard Oil, entidad que había construido un Yacimiento Petrolífero en la clandestinidad, en las adyacencias del Río Bermejo hasta la frontera Argentina (Provincias de Salta y Formosa). Estas denuncias no tuvieron el eco esperado y siguió en litigio durante muchísimos años.
Siguiendo con ésa política de apoyo a gobiernos totalitarios, el país del norte se regocija cuando el 8 de diciembre de 1936, asumía como presidente de Nicaragua, el General Anastasio Somoza, jefe de la Guardia Nacional nicaragüense, y una de las figuras más nefastas y genocidas de la historia latinoamericana.
Nacía de esta manera una de las dictaduras más crueles de América, apoyada irrestrictamente por los Estados Unidos.
Vamos llegando, ya entrado el año 1938, a uno de los desenlaces más tristes de nuestra historia contemporánea y mientras tanto, el Vaticano es el primero en el mundo que reconoce con documentos públicos al gobierno totalitario del generalísimo Franco en España. La iglesia católica, había luchado y ayudado al triunfo de la causa nacionalista.
Comienza pocos meses después la segunda guerra mundial, de la cual no me voy a ocupar en éste Ensayo, porque a sido difundida de una manera muy especial por todos los hombres y mujeres comprometidos con la libertad de pensamientos y que a esta altura de los acontecimientos, creo, no ha dejado ningún manto de dudas con respecto al accionar de uno de los seres más terribles de la historia de la humanidad como lo fuera Adolf Hitler.
Pienso, que es la única vez que el resto del mundo se puso contento por el triunfo de las fuerzas norteamericanas y sus países aliados, pero que estos no supieron interpretar a las sociedades, hartas de guerras y enfrentamientos entre seres humanos, simplemente para ocupar un espacio de poder.
Cuando la mayorías de las poblaciones libres, creían que la guerra podía cambiar los destinos del mundo, con políticas adecuadas al crecimiento intelectual de los hombres, creciendo en libertad y ser respetados todos los derechos que figuran en las Declaraciones de Independencia de cada País y en sus Constituciones Nacionales, nos encontramos que estos poderes cambiaron el rumbo de la historia para acrecentar su poderío y aumentar considerablemente sus tesoros, sin importarles para nada la vida humana.
Continuaba entonces la opresión de estos poderes mundiales, ahora con mayor presión por parte de los Estados Unidos, sabiéndose vencedores en ésa cruenta guerra, siendo como siempre, Latinoamérica la región más perjudicada, fundamentalmente, porque salvo raras excepciones, que fueron derrocadas por el poder, el resto de los gobernantes de nuestro continente, estaba totalmente identificado con el país del norte y seguía fielmente sus instrucciones de destrucción de nuestros países, pero acrecentando sus cuentas personales en cuentas bancarias en Europa.
Ya estamos en 1943 y un Movimiento Revolucionario Cívico, interrumpe fácilmente la gobernabilidad en Bolivia, región de muchos conflictos, por las necesidades de los imperialismos en manejar zonas petrolíferas y la coca.
Es derrocado entonces, el presidente Enrique Peñaranda, asumiendo el poder el General Gualberto Villarroel.
El golpe fue planeado por miembros del MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario) que presidía Víctor Paz Estensoro, quién fuera años después 2 veces presidente de los bolivianos.
Este golpe, tuvo el apoyo sustancial de militares de la logia secreta Radepa, uno de los fundadores era el mismísimo General Villarroel.
Se aducía que la reacción represiva de Peñaranda contra los manifestantes populares, por los descontentos y su política de “entreguismo” al capital extranjero, han sido los principales motivos del Movimiento Revolucionario para derrocarlo.
Siempre en el continente sudamericano, se concreta la asunción en Ecuador en el año 1944, de Arroyo del Río, quién fuera nombrado presidente, con una franca tendencia a favorecer los grandes capitales norteamericanos y europeos que invertían fuertemente en Quito y Guayaquil.
Para atomizar un poco todas estas secuencias, se concreta en Chapultepec el 21 de febrero de 1945, una Conferencia de países que componen la Unión Panamericana, con el único objetivo de elaborar un Acta que comprometiera a cada país americano en la defensa de cualquiera de ellos, ante el fuerte poder yanqui e intromisiones europeas.
La Conferencia se realizó con asistencia casi completa, salvo la excepción de Argentina y El Salvador.
El Salvador no asistió al lugar, por tener relaciones cortadas con México, el país anfitrión y la Argentina, no fue invitada porque los gobiernos de nuestro país sustentaban una política dictatorial y con una gran tendencia nazi, pese que Argentina había roto con los países del Eje.
Vayan agendando estos comentarios, con el objetivo de ir sacando conclusiones para dilucidar este berenjenal, de acuerdo a todo lo que  se viene en los capítulos venideros. Lo principal es comprometerse para que estas historias no se vuelvan a repetir nunca más.
 
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