Generando cambio

Generando cambio

¡Que no nos cambien los libretos sanos de la política! PDF Imprimir Correo
Escrito por Gerardo Bova   
Martes, 11 de Agosto de 2020 00:02

altNecesitamos que los/as Jóvenes participen y crean fielmente en la verdadera política

Se habla mucho de la pérdida del sentido de militancia política en la mayoría de nuestros jóvenes de estos tiempos y es un tema que merece un análisis serio, pues en parte no deja de ser una verdad preocupante. ¿Porque digo esto? Muy sencillo, en los 20 últimos años, si revisamos con criterio la estadística de militancia de jóvenes en la política y considerando también la proporcionalidad con el aumento demográfico, esa militancia activa ha caído en un 40%, y sin dudas es algo que tenemos que revisar, sobre todo los adultos, pues eso se debe a una falencia de nuestra parte y no de los jóvenes, ni tampoco de la política en sí misma.

Vayamos pues a poner en práctica la memoria activa y de tal forma nos retrotraemos al 2001 y recordamos tristemente que la gran mayoría del pueblo, clamaba por el "que se vayan todos"...recuerdan?
Claro...no hacía falta darse cuenta demasiado para obtener la respuesta, pues aquella etapa neoliberal, algo que comenzó al final de los 80 con el menemismo y continuó inexorablemente con Fernando De la Rúa, fue tan nefasta que los resultados quedaron plasmados en todos los órdenes, con un país sumergido ante las corporaciones y un pueblo que pasaba a vivir una de las etapas más negativas de la historia en todos los sentidos.
Luego de ése clamor popular de "que se vayan todos", tuvimos una primera semana posterior al 21 de diciembre del 2001, donde pasaron a jurar en tan sólo una semana, 5 presidentes interinos, finalizando con una Asamblea Legislativa que nombró por mayoría a Eduardo Duhalde en la presidencia por un año, hasta que aparece Néstor Kirchner, que sin ser ganador de la compulsa electoral, pues fue segundo, obteniendo nada más que un 22% de los sufragios, pasando a ser el nuevo presidente de Argentina. Se explica con estos números el motivo real de que ningún candidato superara el 25% de los votos (Menem obtuvo ése porcentaje en primer lugar) por ése descreimiento en la política y en los políticos, sin embargo no era solamente una decisión del pueblo en su conjunto, sino una fuerte participación de los medios hegemónicos de la información, quienes necesitaban otros candidatos y ejecutaban fuertes "debates" en contra de la política en casi todos los programas televisivos. Fueron concientizando a sus televidentes hacia la "mala política" y de tal forma aparecían nuevos partidos de poco calibre, pero esta vez con una participación de empresarios en reemplazo a los militantes políticos tradicionales. Era una forma novedosa en el país en hacer política, algo que ya existía en otro sitios del universo, con resultados altamente positivos para los sectores corporativos que nucleaban tales ideas.
Lo que no tuvieron en cuenta esas corporaciones económicas empresariales y mediáticas, fue el resurgimiento de nuevos líderes en la región, que fueron cambiando favorablemente la situación de los pueblos, algo que debo resaltar, pues la presencia de Néstor Kirchner en Argentina; Hugo Chávez en Venezuela; el "Pepe Mujica en Uruguay; Fernando Lugo en Paraguay; Evo Morales en Bolivia; Rafael Correa en Ecuador e Ignacio Lula da Silva en Brasil, marcaban una diferencia no esperada por dichos sectores corporativos, que sin duda jerarquizaba la política en el continente y otorgaba una cuota de esperanza real a sus pueblos, quienes le dieron una fuerte adhesión a cada decisión que se tomaba desde cada presidencia.
Se imaginan que todo esto no caía muy bien a las arcas del privilegio y comenzaron con una campaña despiadada en toda la región, en contra de cada accionar político y a través de esos medios de comunicación que aludía líneas arriba, se iniciaba una nueva etapa en contra de las decisiones que se tomaban en los respectivos ejecutivos, ejecutando una nueva forma en desprestigiar a los actores que producían ése bienestar a sus pueblos, con una carrada de informaciones falsas y persecuciones judiciales, inventando un sinfin de delitos inexistentes en toda la región, logrando en parte sus objetivos, volteando a Fernando Lugo en Paraguay y Lula en Brasil. No pudieron con el resto de los presidentes en esos tiempos, pero en los últimos 6 años, con la continuidad de esos conceptos que le habían otorgado grandes dividendos, sumado a las derrotas electorales de Bachelet en Chile y del kirchnerismo en Argentina, lograron bajar a Evo en Bolivia con un golpe de estado y perseguir de una manera atroz a Rafael Correa en Ecuador, quien debió exiliarse en Bélgica. Fíjese en un detalle vital que afirma lo que comentara anteriormente, pues esos empresarios poderosos al no tener votos, se inmiscuían dentro de los sectores populares, participando en ellos, con la intención de candidatearse en el futuro. ¡Vaya si tenemos pruebas suficientes, pues sucedió en Brasil con Temer al lado de Dilma Rousseaff a quien la voltearon entre el poder económico y mediático, lo mismo que a Correa en Ecuador, con Lenin Moreno. En el caso de Moreno en Ecuador, fue peor pues se unió al partido de Correa, fue candidato a presidente y una vez que asumió lo traicionó como pocos veces se había registrado en la región.
En fin, todos sabemos lo sucedido en estos últimos años en nuestro bastardeado continente, pero lo sugestivo es que todavía gran parte de nuestra sociedad sudamericana, no se ha dado debida cuenta de como comenzó todo esto y cuáles son los verdaderos enemigos de las democracias. Es necesario que cada joven participe desde su espacio en acciones políticas y no permitir que sectores del poder económico se acerquen a las casas del debate, me refiero a comités, unidades básicas o puntos de encuentros de militantes políticos, pues con su poder económico quieren "comprar" voluntades e intelectos, para seguir con las premisas que les dan desde los sectores del neoliberalismo salvaje, esos que nosotros denominamos de medios de comunicación y buitres.
Ya sabemos todo lo sucedido con los gobiernos de derecha antipopulares, pues se quedaron con todos los esfuerzos y los dineros del pueblo y luego se fugan de sus países como ratas por tirante. Sin embargo, aquellos políticos que ellos denominan corruptos, son los que se quedan y siguen luchando por sus pueblos en su gran mayoría.
Los jóvenes tiene la oportunidad histórica en volver a creer en la política y sus políticos, aquellos que demuestren en el territorio sus verdaderas convicciones, pues los otros no salen a la cancha, solo dan instrucciones y no participan como actores protagonistas de la historia. Si necesita una prueba concreta, la tiene con Mauricio Macri, que ante una avalancha de denuncias judiciales y una derrota electoral, dejó toda la política, palabra que siempre ha despreciado y se fugó para desentenderse de todo y seguir haciendo negocios, que en definitiva es lo único que le da placer y sustento a sus acciones.
Estamos en todo el continente en un estado de alerta total y para colmo, esta pandemia nos fue cambiando literalmente el camino trazado, por lo tanto, sugiero de cada uno/a de ustedes, todo el compromiso para reivindicar la política, única herramienta de transformación de los pueblos, se los dice alguien que tiene 74 años de vida y todavía cree firmemente en todo lo que expongo en estas líneas. Por lo tanto, les sugiero que lean tranquilamente un documento que asiduamente lo traigo del recuerdo y lo difundo, el cual fue producido por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile hace muchos años y que nos deja un mensaje enorme de energía para militar con convicciones, por el bienestar de los pueblos. A continuación va el texto completo del documento aludido.-
A luchar con toda la fuerza...¡Hasta la Victoria Final!
----------------------------------

Documento del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria (Chile) de jóvenes militantes en la década del 80.-

Se lo reconoce con el título de "Para viejos Militantes “y dice textualmente:
Para viejos militantes

El Che y un compañero, recostados a un árbol, comían su medio cho-rizo con galleta y hablaban de sus hijos, cuando sonó el primer dispa-ro. Tres días antes habían desembarcado en Cuba, luego de navegar siete días con mar agitada y sin alimentos. Ahora se reponían de atra-vesar ciénagas.
El lugar se llamaba “Alegría de Pío”, y sólo 12 de los 82 guerrilleros pudieron escapar, entre ellos el Che, herido. “Pensaba en la amargura de la derrota y en la inminencia de mi muerte, que en los aconteci-mientos de la lucha”, relataría más tarde.
Pero la lucha siguió, y la derrota y la muerte pasaron a ser accidentes probables en la vida del comandante Guevara, como lo son en la vida de cualquier revolucionario.
Al partir de Cuba, en su carta de despedida a Fidel, escribió: “aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor”. Y salió a cons-truir mundos y hombres nuevos.
Han pasado casi 33 años de aquella charla interrumpida en Alegría de Pío. Las organizaciones revolucionarias de estas latitudes están emer-giendo de una derrota que, aunque costó vidas y dolor, marcó cami-nos, acumuló experiencias y sentó premisas históricas.
Toda derrota, aunque sea parcial, deja heridas en aquellos que partici-paron. Pero llama a la reflexión el hecho de que muchos militantes que atravesaron indemnes la lucha, el dolor, la muerte, el silencio, el ostracismo y la prisión, fueron alejándose, cuando esa frase quedó, por el momento cerrada. ¿Qué extraño fenómeno ha ido desgranando a las organizaciones que más sintieron los rigores del sistema?
La respuesta es compleja, por lo que toda simplificación o generaliza-ción será falsa y sólo profundizando y particularizando nos acercare-mos a las causas de ese goteo que ha ido raleando sus filas precisa-mente de aquellos más necesarios, los que guardaban en sí una expe-riencia insustituible.
El fuego antiguo
En primer lugar, a muchos les secuestró la vida, es decir el reencuen-tro con todo en la dura travesía de infiernos y desiertos. Parejas a zur-cir con hilos que el tiempo fue tiñendo de diversos colores; hijos que no admitían consejos ni preguntas de esos parcos extraños, culpables tal vez de su desventura; relaciones que, como el dinero, habían ido cambiando de valor, vidas no vividas.
A otros le jugó el cansancio, el “no vas más”, el “tengo derecho”, el “desensillar hasta que aclare”. Explicitado o encubierto con sofisti-cados argumentos, el cansancio.
A otros, simplemente, el miedo los envolvió con su pesado sudario, inmovilizando la fuerza y la razón, el “debería” y el “tendríamos”. Miedo propio, el que siente en el pellejo todo aquel que vive y lucha; y miedo ajeno, el que puede sentir quien mira una cuna y piensa en Simón. Miedo diurno, el que se piensa mirando los diarios donde la heroicidad es un cadáver tirado; miedo nocturno, el que golpea las vísceras cuando un sueño o reales golpes en la puerta nos despiertan, en esos breves segundos en que la memoria se apura para saber si es el pasado o el presente.
También están los que aún no tienen muy claro en qué punto se co-menzaron a despegar de sus convicciones. Tal vez fueron discrepan-cias con interpretaciones del pasado o enfoques del presente. Tal vez esta niebla tibia de hoy, que no deja avizorar lo que vendrá. Tal vez aquellas viejas motivaciones se perdieron en un futuro incierto, to-mando tal distancia en el tiempo que no hubo capacidad para recrear el fuego antiguo.
Por supuesto, no podemos olvidar a los inadaptados a esta etapa, que encuentran que hay que tirar de un carro muy pesado. La falta de mo-tivaciones los tira al fondo, los desanima: no hacen nada porque no pueden hacer lo que querrían.
Nacieron a la lucha política en épocas más activas, con gente en la calle, y hoy el reflujo- pantano del tiempo histórico- les impide ver la utilidad de militar organizadamente.
Y están, en fin, los puristas. Son los que creen que el hombre nuevo es el punto de partida y no un proceso lleno de baches personales y co-lectivos. Son los que pretenden tener la estrategia clarita antes de mo-ver un músculo, para no gastar un gramo de energía (dicen) si no va-mos en la precisa dirección. Son los que aspiran a que el dedo de Dios o el de Marx toquen a la organización política, imperfecta por huma-na, y operen el milagro de la perfección, desterrando todos los ismos sin necesidad de participación propia. Piden la casa pero no acercan los ladrillos.
Un camino personal
¿Qué respuesta hay para este arsenal de motivaciones y desmotivacio-nes?
¿Qué palabras pueden restituir lo perdido?
¿Qué argumentos lograrían imponerse a lo que quizás formó primero un nudo en la boca del estómago, y luego derivó en justificaciones?
A los que la vida se llevó, sólo la vida puede traerlos. Los cansados, no todos, volverán cuando una madrugada de insomnio se les revele, como aquella vez en el pasado, que hay que ubicarse en el fondo de las filas y pedir la parte que corresponde en el pesado trabajo de alumbrar un mundo nuevo.
Los que temen están en su derecho. Pero deben saber que el miedo no los salvará de un aparato represivo que no entiende de sutilezas.
Tampoco podrá tender un cerco impenetrable en torno a los más que-ridos, que a lo mejor despertarán a la lucha sin pedirles opinión.
Aquellos que se sientan a esperar que el imperialismo pase aunque sea malherido, deberían pensar que el problema es “donde debemos es-tar” y no “lo que queremos hacer”.
Las estrategias, los hombres del siglo XXI, las vanguardias y sus vín-culos con la gente, todo se procesa en una fragua que consume volun-tades humanas.
¿Pero es que se puede atesorar la vida, fatalmente condenada, con el sólo fin de ser espectador de la maldad?
¿Acaso se puede transitar un camino personal sin pisar el dolor del prójimo?
Los que sin saber cómo, un día vieron que las convicciones se les caí-an como piel mutada, podrán sufrir un proceso inverso a condición de que vientos del sur se lleven este denso y húmedo presente.
El milagro del trabajo
Al reflujo no lo revertirá la sola voluntad de cuatro personas o diez organizaciones. Tampoco lo hará un espontáneo e inesperado milagro, será forzoso que todos participemos en un proceso lento y difícil. Es necesario ponerse a trabajar, echar los cimientos, sembrar, organizar.
La revolución es viable, mañana o dentro de treinta años. Si dejamos el esfuerzo a quienes nos siguen estaremos escondiendo la historia detrás de nuestra pobre peripecia personal.
Muchas veces hemos pensado en la amargura de la derrota y en la in-minencia de la muerte, pero el espejo nos sigue recordando que termi-na por imponerse la esperanza de constructor.
Metámonos en camisa de once varas, busquemos nuestras viejas con-vicciones, invirtamos el capital de experiencia que nos fue dado, echemos los miedos en la mochila, compartamos los escepticismos entre compañeros.
Examinemos la historia y la sociedad con el raciocinio que indique los senderos a caminar y por las dudas llevemos en el fondo de los cora-zones la seguridad de que, aún derrotados, buscamos la verdad.
--------------------------------

Última actualización en Martes, 11 de Agosto de 2020 09:18
 
Joomla 1.5 Templates by Joomlashack