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ESTADOS UNIDOS SEGUÍA APOSTANDO SEGÚN SUS CONVENIENCIAS
Culminando aquellos procesos de facto, con el estimulo y apoyo en todo sentido de los poderes centrales del norte, incluyendo a los sectores corporativos económicos del mundo, este continente iba sobreviviendo a esos ataques pero era indudable que las democracias eran endebles y estaban sumergidas a las decisiones que venían de arriba. De esta manera parecía imposible y utópico pensar que las cosas pudieran cambiar y las esperanzas de que perduraran las democracias eran prácticamente nulas.
Se fue formando un nuevo cordón político cívico-militar en distintos puntos de esta América y los Estados Unidos iban “apoyando” a las democracias cuando les convenía y si existían algunas desobediencias, rápidamente actuaban para desbaratar cualquier intento que perturbara sus apetencias.
Finalizada la guerra, ya en el año 1946 aparece América del Sur, con algunos cambios sustanciales, como la asunción de Juan Domingo Perón en Argentina o el triunfo del conservador Mariano Ospina Pérez en Colombia y el ingreso a la presidencia de México por parte de Miguel Alemán, que promueve el voto femenino en su país, con fuerte apoyo de los sindicatos.
Un año más tarde lo promueve también el gobierno de Perón en Buenos Aires, fundamentalmente, por idea y sugerencia de su esposa Eva Duarte (Evita).
Iban sucediéndose hechos de resurgimiento de gobiernos autoritarios en el continente, con el dictador Moriñigo en agosto del 47 en Paraguay y en el mismo país un año más tarde lo sucede Natalicio González.
Ya llegando a 1948, hace lo propio otro hombre de caracteres dictatoriales como el general Manuel Odría en Perú, culminando en ésta región del continente con la asunción del poderoso terrateniente Galo Plaza Laso en Ecuador.
En Centroamérica derrocan al General Salvador Castañeda Castro, que fuera presidente de la república de El Salvador, y lo suplantaba una Junta Militar comandada por el Coronel Manuel Córdova, quién prometió al asumir elecciones libres una serie de cambios productivos para su país, pero como de costumbre, no cumplió por seguir incondicionalmente lo sugerido por los Estados Unidos.
Aparecen otros dictadores de gran predicamento, más precisamente en Sudamérica durante la década del 50.
En 1952 asalta el poder el Coronel Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, y reasume por segunda vez el General Carlos Ibáñez del Campo en Chile.
Un año mas tarde “da a luz” nuestra historia aun nuevo dictador, esta vez en Colombia con el Comandante en Jefe del Ejército, General Gustavo Rojas Pinilla y aparece en escena uno de los hombres más temibles para los pueblos libres, como lo fue el General Alfredo Stroessner en la república hermana del Paraguay, acérrimo defensor de las ideas hitlerianas para este nuevo mundo.
El 24 de agosto de 1954, ante las presiones incontenibles en Brasil, se suicidó el General Getúlio Vargas, quién fuera uno de los dictadores más afianzados en el continente sudamericano.
Después todos conocemos las épocas más recientes de la historia de nuestra América y sería reiterativo contársela porque a veces suena cansador y lógicamente, al lector le puede parecer que uno siempre vuelca la balanza para el mismo lugar.
Pero uno de los objetivos fundamentales de ésta obra es poder refrescar a cada uno de ustedes los hechos salientes de nuestra historia, para tener presentes que, en todas las épocas fue más de lo mismo, la humanidad tuvo que soportar las opresiones desmedidas de los que tenían más poder, sin dejar la posibilidad de crecimiento al género humano con ideas libertarias, que no estaba identificado con sus objetivos.
Con estos 6 capítulos ya publicados, seguramente van obteniendo algunas conclusiones y de aquí en más, con los 4 informes que difundiré en los próximos días, servirá para darse cuenta realmente porque se produjeron las ideas que motivaron a estos presidentes latinoamericanos de la presente década, para revertir los caminos de opresión que estaban signados para el continente.
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