Generando cambio

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Octavo Capítulo sobre las decisiones Imperialistas PDF Imprimir Correo
Escrito por Gerardo Bova   
Miércoles, 07 de Septiembre de 2011 02:10


       LAS MISMAS EXCUSAS DE SIEMPRE PARA ELIMINAR CULTURAS

Comienzo este octavo acto marcando con énfasis lo que produjeron aquel trío que les comentaba en el artículo anterior, pues los presidentes ruso y estadounidense, Gorbachov y Reagan respectivamente en franca sociedad con el Vaticano, conducido por Juan Pablo II, luego de la muerte sospechosa de Juan Pablo I a pocos días de su asunción, comenzaban con el plan siniestro de la “repartija” de negociados con la creación de la globalización y la posterior Comunidad Europea, adjudicándose para las empresas corporativas de sus respectivas naciones, todas las “licitaciones” que se abrían de los negocios más opulentos del planeta. La presencia de ambas administraciones en todo el mundo, con preferencia en América latina, era muy evidente y peligrosa, ya que sin introducir industrias en cada país, se limitaban a inmiscuirse en cada uno de ellos,  exportando sus productos, sacrificando hasta el cierre definitivo  casi  todas las fábricas nacionales de cada región del continente americano.
Conscientes de las carencias que se le avecinaban en el tiempo, teniendo como premisa que los imperios siempre se adelantan y tratan de asegurarse las provisiones por varias décadas, comenzaron a construir nuevas alternativas de invasión en distintos puntos geográficos del mundo, con la intención de “manejar” no solo esos gobiernos y administraciones, además fueron en busca de las pertenencias más suculentas y que dejaran márgenes de superávit superlativos para las arcas de sus respectivos estados.
Por un lado se disolvió la Unión Soviética, desapareciendo toda una revolución que estaba viciada de corrupción y obsoleta, y por el otro se terminaba con la hipótesis de conflicto de una guerra entre las dos superpotencias.
De esta manera se vislumbraba una negociación entre ambos, repartiéndose los territorios como si serían los dueños absolutos del universo.
Estados Unidos tomó mayor predominio entre los grandes, ayudado y asesorado por un organismo débil como las Naciones Unidas, que solo atinaban a levantar la mano favorablemente, cuando la situación lo requería en beneficio del país del norte.
El FMI, el Banco Mundial (asesor del Fondo) y el Club de París, representantes de la cadena de bancos más importantes y crueles del mundo, repartían las directivas y allí comenzaba la búsqueda de las riquezas de los países que supuestamente estaban supeditados a las maniáticas decisiones de sus “dictadores”. Siempre me pregunto que si un país decide mantener un presidente durante el tiempo que sea, es absoluta responsabilidad de cada pueblo y nadie debe intervenir para cambiar costumbres o culturas de cada región, para ello está el voto de cada pueblo o el conformismo de sus habitantes en tolerar el gobierno que invisten.
Pero esto no seduce al Imperio y por supuesto fueron por el mercurio de la Yugoslavia, dividiendo en varias regiones a un país que no tenía grandes fracturas, salvo algún encontronazo entre montenegrinos y croatas a través de los siglos. Pero a sabiendas que dicho país era el productor más importante de mercurio en el planeta, tomaron la iniciativa de invasión, logrando no solo la división natural entre croatas, kosovinos, serbios y montenegrinos, sino que hoy también tienen el manejo total de la negociación de tal preciado metal, utilizado preferentemente para la informática, armas y algunas disciplinas científicas.
Lo mismo ocurrió con Afganistán, Irak y ahora Libia, con los mismos argumentos, tan ingenuos e irreverentes, que no lo puede creer ni siquiera las criaturas que van al jardín de infantes. Lo concreto que gran parte de la sociedad consumidora de los medios periodísticos afines al modelo invasivo del neoliberalismo, ha “comprado” el discurso de las armas químicas y de los dictadores asesinos y genocidas y avalaron con la desidia y la imprevisión, la irresponsable medida de una invasión que tenía otras intenciones de poder y no la de liberar a un pueblo.
Con Grecia hicieron prácticamente lo mismo y aduciendo que sus economías estaban quebradas y fuera de circulación en el mundo europeo, se encargaron de “asesorar” a través del FMI, para otorgarle una salida mediante créditos que obligaba a un serio ajuste y recesión, pero no ventilaban sus intenciones de apoderarse de la administración y producción de las fábricas de armamentos bélicos más importantes de Europa, detrás de Inglaterra y la misma Estados Unidos.
Toda Europa se encargará en la actualidad y en los años cercanos para pagar esa cuantiosa deuda que le contrajeron a la debilitada Grecia y en pocos años, sin entran en el ánimo apocalíptico, todo el viejo continente estallará como una granada al no poder solucionar los graves problemas que les ha contraído el Imperio a través de sus recetas.
Las terminantes deudas “asumidas”  por los yanquis, con tantas provocaciones bélicas, despilfarros y arrebatos desmedidos,  indudablemente han perjudicado el andamiaje norteamericano y alguien las debe pagar, ya que ellos no están, ni acostumbrados, ni preocupados en hacerse cargo de dicha deuda. Entonces es muy visible la intención de que el resto del mundo las debe contraer, pero con una diferencia con relación a las culturas tradicionales de estos organismos, ya que antes esas recetas se les aplicaban a los países pobres, mayormente los de Latinoamérica y el continente Africano  y hoy, al revertirse la forma de encarar las políticas públicas de estos países emergentes, la única solución que tienen, es maltratar a sus viejos aliados y cómplices.
Lo importante que debe rescatar la sociedad de este mundo, es la responsabilidad concreta que la cabe a cada uno de los involucrados, porque además de los países nombrados, más Inglaterra y Alemania, está la fuerte presión del Vaticano que ha interferido en las decisiones políticas en los 2 mil años de la era cristiana. Y cuando digo esto, no debemos mezclar para nada a la religión en si misma, esto tiene que ver exclusivamente con la Institución y no con las creencias religiosas. Seguramente, para los que son más creyentes, a Dios no le haría nada bien tener que decidir por estas cosas.
En estos dos capítulos que me quedan para cerrar este informe, los dedicaré a profundizar la salida, en síntesis, ver la forma más adecuada para salir de este enredo que nos desean imponer, o mejor dicho nos han producido. Considero que estamos recorriendo un camino correcto en el continente y les mencionaré los porqués en las conclusiones de este ensayo.

 
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