Analizar cada discurso de Cristina Fernández de Kirchner, al menos para quien escribe esta columna diariamente, resulta un momento de placer y nos abre el camino del aprendizaje. No significa lo que estoy manifestando, que me volví  adulón o deseo quedar bien con nuestra presidenta.
Simplemente, si tomamos nota de lo que Cristina ha dicho en el discurso anterior en las Naciones Unidas y el que acaba de pronunciar en Venado Tuerto en el día de ayer,  nos deja la sensación no solo de credibilidad, porque esto no se pone en dudas, ya que cada disciplina que elige para la disertación, está acompañada de un viso real de lo que acontece en cada región y cuales son las perspectivas para mejorar la situación cuando existen deficiencias o falencias en el tema en cuestión. Estamos hablando estrictamente del conocimiento profundo que posee la presidenta en cada tema que expresa, no titubea, no necesita leer y los números que menciona están identificados plenamente con lo real.
La planificación que explicó en Venado Tuerto con relación al Plan Estratégico Industrial  hacia el 2020, me da la impresión que desarma cualquier argumento que desean esgrimir los opositores que van a competir con ella por la primera magistratura el 23 de octubre próximo.
Si uno lee con detenimiento la carta publicada en el día de ayer en los diarios, firmada por el gobernador actual de Santa fe y candidato a presidente Hermes Binner,  creo que estamos ante un personaje que pareciera que vive en otro país y no desea admitir lo que en todo el mundo se comenta y difunde: El verdadero milagro argentino en el resurgimiento de la economía. A sabiendas que hay mucho por hacer y vamos por ese camino de profundización del modelo vigente.
Ese crecimiento anual del 7% anual en estos próximos diez años, más el millón y medio de puestos de trabajo, anunciado por la presidenta en su discurso de ayer, para llegar a los índices más bajos de la historia de nuestro país, abre un panorama beneficioso, no solo para Argentina, se incluye a toda la región, porque esto está consustanciado con lo que programan los países hermanos del  UNASUR.
Claro, tendremos que seguir soportando que los medios corporativos de la información, sigan vaticinando los cierres de fábricas, la fuga de capitales, tal como lo vienen  anunciando en estos últimos días, casos concretos Fiat y Alpargatas. Considero que ambas multinacionales han explicado perfectamente que esto es algo netamente temporario y se identifica con la súper producción y la crisis actual de los mercados por la situación en Europa.
Se imaginan que hace apenas una semana la Unión Industrial ha resaltado el plan económico del gobierno y expresado públicamente que nunca estuvo el sector tan firme como ahora,  y de repente a solo horas no van a cerrar sus fábricas o suspender la producción por una ráfaga negativa de los mercados. Precisamente, en el día de hoy, luego que se publicara la supuesta situación conflictiva de Fiat, el mismo Diario Clarín que había informado de este tema, en su página económica difunde que este año ya está superando la venta de automóviles con relación al año anterior.  ¿En que quedamos entonces?
Volviendo al tema principal de esta columna, creo que cada afirmación de Cristina, dicho con la seguridad, firmeza y convencimiento de lo que se propone, acentúa rectamente el nerviosismo opositor  en todos los ángulos y seguramente hasta el día de la elección presidencial, vamos a vivir horas invadidas de mentiras y malas noticias, algo que no es sorpresivo para nadie y que trae objetivos muy claros de crear la desconfianza en la sociedad para que se desnivele a otra dirección en ése día electoral.
Las cartas están echadas y no podrán cambiar en solo dos meses lo que se votó el pasado 14 de agosto en las primarias.