Tenemos un panorama alentador después de lo acontecido en estos días pasados en la Cumbre del G20. Mal que les pese a algunos que rubricaban horas difíciles para nuestro país, en un futuro cercano, lo sucedido en dicha cumbre, marca todo lo contrario de las presunciones de  fatídicos,  que nos tienen acostumbrados a noticias desalentadoras para confundir a una sociedad que cada día les cree menos.
Está en mi recuerdo cercano las palabras de Jorge Lanata sobre lo que piensan de nosotros en el exterior. Ustedes recordaran que dicho periodista decía en distintos lugares que “Se nos cagan de risa en el exterior”. Bien, será importante investigar los motivos que llevaron a Lanata a difundir estos conceptos, por que en la práctica y vivencia diaria, ocurre todo lo adverso, Argentina no solo es respetada como país, además se pondera el modelo que se viene desarrollando desde mayo de 2003. Nos complace y enorgullece, al margen de cualquier ideología que podamos proyectar, que el presidente norteamericano,  en público sugiriera a su par francés de que “hay que aprender de Cristina” por los resultados de los  comicios reciente y del éxito de su plan de gobierno.
Pero esto que viene sucediendo, no solo lo deben capitalizar los países nombrados, también necesitamos que nuestro pueblo comprenda definitivamente que los peligros que aparentemente nos deja la inflación, no son más que eso,  traducido en hipótesis, ya que la única forma de salir de una crisis económica, es a través del estimulo a la producción que genera indefectiblemente fuentes de trabajo, y por ende reactiva el consumo. Esto la afirmó con total certeza la presidenta argentina en la Cumbre realizada en Cannes y lo seguirá  consolidando en la futura Cumbre del G77, el cual le toca presidir.
El reconocimiento que todo el mundo ha tenido y manifiestan los medios internacionales y las principales figuras de la política universal, está centrado en los logros del gobierno argentino, no solo por lo económico estrictamente hablando, lo resaltan por la forma que se encaró el dilema presentado por administraciones anteriores, vinculadas y afectadas a las recetas del FMI, lo distingue por el hecho fundamental de instalar la política por encima de la economía.
Aquí en Argentina, algunos sectores siguen apostando a otra cosa, prefieren utilizar los métodos anteriores al 2003 y que aplicaron durante casi 60 años, por suerte la ciudadanía argentina ya lo sabe y no desea volver a ese pasado bochornoso.
Cuando se dice que estos programas identificados con el oficialismo (“6,7,8”; TVR; Duro de Domar; Bajada de Línea), son reiterativos o repetitivos, queremos sentirnos también registrados con ellos, por una sencilla razón insoslayable, apostamos a la producción, trabajo y consumo, herramienta casi vital para lograr la libertad y la dignidad, y además preferimos o exigimos que no se desinforme  a la sociedad.
Esos gobiernos del Grupo de los 7, lo reconocen algo tarde quizás, pero siempre se está a tiempo, entonces esa convocatoria de Obama a nuestra presidenta para conversar durante y posterior a la Cumbre del G20, tiene contenidos y objetivos claros, no somos “partenaire” de nadie, somos libres, independientes y con la firmeza necesaria para discutir de igual a igual con los sectores del mundo que lo requieran y sin distinción de alturas sociales. Y desde ya, que la convocatoria del presidente norteamericano, no solo fue para conversar sobre relaciones bilaterales, también está inmerso el tema político social que nuestro gobierno ha implementado y con todo éxito. ¿Por qué alguna vez los grandes no pueden imitar algo de los pequeños? ¿O pedir consejos de los mismos? Bien, aquí tienen las respuestas absolutas, todo es posible, por la sencilla razón que en este mundo competitivo, nadie es grande, ni nadie es pequeño.