LOS QUE REIVINDICARON NUESTRA MEMORIA, LIBERTAD, VERDAD Y JUSTICIA

No hace falta incurrir tanto en lo que significó el 24 de marzo del 76, para los argentinos, sin importar demasiado la ideología que tiene cada uno de nosotros. Ha sido una bisagra fundamental en nuestra historia, aunque a muchos todavía no le ha caído la ficha, como dicen Los Cafres.
Lo paradójico resulta, el “interés” de los medios corporativos, enemigos de la voluntad popular, en resaltar el accionar de aquellas agrupaciones que intentaban hacer valer sus objetivos de libertad, léase por ejemplo Montoneros, pero con la intención de hacerlos pasar como bandas delictivas que estaban en contra de los intereses del país. ¡Vaya contradicción! Son ellos los que en la actualidad están mostrando cabalmente, quienes son los que no les interesa el crecimiento de nuestra comunidad. Además, hacen hincapié en los genes, como si ser hijos de aquellos militantes populares, significaría la representación de revoltosos subversivos, que desean más la confrontación que la paz.
Entonces, dilucidamos que los ataques a los jóvenes de La Cámpora, no es más que la reaparición de los cuadros de servicios activos, para marcar a los posibles representantes políticos de un futuro cercano, del cual estamos orgullosos.
Pero vayamos debidamente a analizar toda la acción demostrada desde los comienzos de la nueva democracia en Argentina, para saber con legítima autoridad, quienes han sido los que verdaderamente, han reivindicado el rol de la libertad en nuestro país y los que han defendido la verdad y justicia, ante los hechos aberrantes cometidos por la dictadura cívico-militar.
El gobierno de Raúl Alfonsín, fue reconocido por llevar al banquillo de acusados a los genocidas de aquella etapa dictatorial, y es justo que así sea, porque cumplió el líder radical de Chascomús, con lo anticipado en la campaña proselitista que lo llevó a la primera magistratura de la Nación. Pero también, fueron débiles los argumentos de aquellas Pascuas, cuando esgrimió que “la casa está en orden”, permitiendo la creación de un partido “político” formado por hombres nefastos de las fuerzas armadas, que ni siquiera habían sido “héroes de Malvinas”, como los calificara el mismo Alfonsín, en aquella tarde de abril en nuestra histórica Plaza de Mayo.
Toda aquella patota digerencial castrense, comandada por Aldo Rico y otros abiertos defensores de las culturas hitlerianas, fueron preparando el escenario para que años más tarde, otro representante del neoliberalismo salvaje en el país, culminara la obra del “perdón”, dejando en libertad a todos los genocidas que aniquilaron a tres generaciones en Argentina. Algo que hasta nuestros días, nos ha costado muchísimo reivindicar y recuperar, al menos para los que quedamos, para que se nos tengan en cuenta, fundamentalmente, por todo lo que teníamos para ofrecer al país, como alternativa de cambio, con un modelo concreto de inclusión social, como nunca antes se había vivenciado en Argentina.
Ese amor y entrega, que tiene la gran mayoría del nuestro pueblo con Néstor y Cristina, no ha resultado ser una obra de la casualidad, ha tenido que ver literalmente, con el accionar de ambos políticos que nos devolvieron la credibilidad y la utopía de saber que se podía construir otro país en nuestro suelo.
Y ese día que fue instaurado por iniciativa del matrimonio Kirchner, como el de la “Memoria, Verdad y Justicia”, no es otra cosa que la convalidación y concreción de las políticas que están dirigidas al pueblo en su conjunto, y no para un sector de privilegio que nos llevó al desastre que nunca más queremos vivir.
La base o sustento de esa idea de los Kirchner, está centrada en dos palabras claves, que todavía muchísimos políticos, empresarios, corporativistas mediáticos u otros personajes menores de la Argentina moderna, no se han dado cuenta o no desean reconocer, son simplemente: Ideología y  Convicción, palabras que los partícipes de la derecha dicen que están obsoletas o enterradas..