LA INTENTONA DE DON BARTOLOMÉ, EN PARTICIPAR DE LA REVOLUCIÓN IMPUESTA POR LEANDRO ALEM

Por las razones expuestas en el informe de nuestra redacción, tuvimos que suspender mis notas editoriales, pero esperando que se haya subsanado el inconveniente, intentaremos retomar el camino recorrido.
Habíamos dejado en la muestra anterior, el ingreso de Bartolomé Mitre, a la decisiva invasión mal denominada “Conquista del Desierto”, donde tuvo gran preponderancia, la trilogía nombrada en su oportunidad, me estoy refiriendo a  Domingo Faustino Sarmiento, Nicolás Avellaneda y el mismo Mitre, contando con la ayuda de Carlos Pellegrini y del ejecutor militar de la violación a los pueblos originarios, Julio Argentino Roca. Cada uno de estos, tenía una formación similar, pero algunas diferencias de conceptos sobre las políticas públicas, ya que Sarmiento era un defensor inclaudicable con la educación pública y gratuita, sin embargo, difundía una ideología identificada con los otros personajes nombrados, que tenía que ver, estrictamente, con una clara inclinación a los intereses extranjeros.
La iniciativa inglesa se agudizaba profundamente y comenzaron a repartir hectáreas de la Patagonia a unas 60 familias, entre ellas las de mayor renombre aristocrático del país, como los Menéndez Behety, Alzaga Unzué, Menditeguy, Gainza Paz (dueños del diario de ultra derecha de la época La Prensa), Martínez de Hoz, García Uriburu, etc., más treintena de familias europeas, de ascendencia inglesa.
El Diario La Nación de Don Bartolomé, era el encargado de difundir todas las premisas recibidas desde el Reino Unido, y trataba de cubrir las necesidades informativas de una sociedad de clase media importante, ya que lo que se consideraba como familias oligárquicas del territorio, estaba a cargo del diario la prensa de los Gainza Paz.
No existía un medio de información, que representara a los sectores populares y así se fue formando la república, con un tinte de corrupción y fraude en todos los niveles, principalmente en etapas elecciononarias. No existía forma de contrarrestar esa consigna de la derecha, pero se fue formando con los años, una nueva fracción de la vida política, con la conducción de hombres honestos, talentosos y decididos a revertir ese camino perverso en Argentina. Ese conductor fue Leandro N. Alem, apoyado por Aristóbulo del Valle, Adolfo Alsina, entre otros notables, donde se programaba persistentemente la Revolución del Parque, con la intención de vencer esa hegemonía del fraude y la corrupción.
Mitre, hombre sabio y conductor de toda la derecha y el fraude en el país, intentó vender otra imagen, acercándose a Leandro Alem, con el propósito de hacer creer a la sociedad que estaba del lado de los rebeldes, y que estaba decidido también, a vulnerar esa imagen de corruptela, algo que el mismo había inventado.
Si nos detenemos a reflexionar y lo comparamos con los momentos actuales, se darán cuenta, que las recetas de la derecha en Argentina, han sido, son y serán siempre las mismas, porque hay muchos sectores de la vida empresarial, política, económica, eclesiástica, etc, que utilizan los mismos métodos y hoy desean demostrar que son los salvadores del país, en contra de un modelo nacional y popular, pero se olvidan que han estado con los intereses más nefastos en toda su historia participativa.
Pero bien, sigamos, Leandro Alem, conocedor de la política de la calle y uno de los hombres más virtuosos de ésa cultura, además de haber tenido una doctrina bien arraigada a Juan Manuel de Rosas y Manuel Dorrego, se da cuenta de la intentona mitrista y rápidamente, logra que  se aparten  esos sectores, de la causa que estaban pregonando. Si bien la Revolución no tuvo el eco esperado en su momento, al menos quedó demostrado que los denominados insurrectos, lograron un cambio fundamental, ya que tuvo que alejarse del cargo presidencial Juárez Celman, asumiendo un hombre representante de los ricos, Carlos Pellegrini, pero ya estaba encendida la mecha de la liberación, pues se iba preparando con los años, el cambio esperado del voto universal, producido a través de la ley Sáenz Peña.
Mitre, que falleció en 1906, como la mayoría de los jerarcas del predominio oligárquico, entre ellos Manuel Quintana,  ya estaba muy anciano y enfermo en el nacimiento del siglo 20, abandonando las actividades políticas, pero no así la conducción de su diario, dejando a uno de sus hijos al frente del mismo, con la premisa concreta de seguir “informando”, sobre las bondades de esa revolución industrial impuesta por el reino Unido.
Mañana continuaremos con el inicio de otra etapa en Argentina, que tiene que ver con el ingreso de Yrigoyen, los nuevos cambios y las actitudes de los medios de información en este nuevo proceso.