LOS PREMIOS NOBEL Y LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN TAN DESEADA

Voy a relacionar una vez más el tema de la libertad de expresión, con otros contenidos que a mi entender, tienen mucha vinculación, porque está muy claro, que los medios de comunicación son herramientas vitales para cualquier disciplina y/o decisiones que se tomen en las esferas más importantes del mundo.

La reciente designación para el Premio Nobel de la Paz a la Unión Europea, algo que se vuelve a repetir, ya que anteriormente fue designado el actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, con dicha distinción, es algo que no resulta fácil de desentrañar, de acuerdo las intervenciones bélicas, con abuso de poder y falta de respeto a las comunidades del mundo que desean vivir en libertad y sin intromisiones ajenas, que irremediablemente necesitan estos pueblos. Resulta inadmisible que hayan recibido esta gentileza, actores u organismos que apuestan a la guerra y no a la paz.

Cuando tenemos que hacer comparaciones, que pueden resultar odiosas, pero inevitablemente hay que hacerlas, nos provoca una desagradable sensación, tener que juntar a la Madre Teresa de Calcuta o a nuestro Adolfo Pérez Esquivel, con personas o instituciones que han demostrado abiertamente, no interesarles en lo más mínimo la paz o la placidez para la humanidad.

Los medios corporativos de la información, vinculados con los grandes poderes económicos, sin dudas, han sido los detonantes principales para que esto ocurra, simplemente por sentirse identificados con los modelos de opresión y violación a los derechos humanos básicos que han producidos los personajes o instituciones nombradas. La defensa irrestricta de las recetas que impone el FMI y los ajustes opresivos a las comunidades, son los lemas de difusión,  que han tenido y tienen los medios corporativos en el mundo moderno.

No es nada casual el ataque a los gobiernos de neto corte progresista o de políticas inclusivas, porque se desvían literalmente de sus pretensiones y por ello provocan todo tipo de artilugios para defenestrar el accionar de tales gobiernos. Esto sucede en estos tiempos y está muy a la vista de cualquiera que  desea no ser engañado por estos sectores corporativistas.

Las presiones maliciosas que sufren en la actualidad los presidentes Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales y Cristina Fernández de Kirchner, son obras creadas por estos mercaderes de la noticia, y están al acecho con todo un arsenal de provocaciones, inventos y mentiras, con el único objetivo de confundir y manipular a una sociedad que ante tanta porquería noticiosa, no puede zafar de esas intentonas, entrando en el juego que proponen estas cadenas del desencanto y el miedo, como suele llamarlo la presidenta de los argentinos.

No es en vano entonces, esta lucha que mantienen ciertos sectores progresistas de la vida nacional con una clara intención de devolverles a todos sus habitantes la sonrisa, la credibilidad y las buenas costumbres informativas que necesita el ser humano, en esta etapa crucial de la profundización de las democracias.

Considero que el único camino posible para obtener definitivamente la convivencia pacífica, es a través del cumplimiento de las leyes, pero no esas que fueron confeccionadas y ordenadas por las dictaduras, sino aquellas que en esta era de las democracias modernas, se votaron para darle a cada pueblo, las herramientas básicas para vivir dentro de la pluralidad y la plena obtención de derechos.

Rescaté una frase muy importante de un medio periodístico, vertida por el relator especial de la ONU, para la Libertad de Expresión, Profesor Frank Larue, que invocaba textualmente lo siguiente: “ La Ley de Medios votada en el Parlamento Argentino, no es otra cosa que el modelo ideal para el continente y otras regiones del hemisferio”.

¿Qué raro, no? Los medios no afines a las políticas que emplea el gobierno de Cristina Fernández, (léase Clarín, La Nación, Perfil, etc) no juzgan o no concuerdan con esas aseveraciones tan firmes del profesor citado, pero siguen “machacando” sin contemplaciones, con el único propósito de destruir la credibilidad de nuestra sociedad, con el modelo, que por suerte, estamos vivenciando con total alegría en nuestro país y casi en todo el continente.

¡Ley de Medios, ya! Es la consigna y esperamos ansiosos el 7D, porque paulatinamente se irá modificando la vida de los argentinos.