 QUERER SER, PERO NO PARECER
Gran parte de nuestra comunidad, se siente identificada con las costumbres norteamericanas o europeas, principalmente las clases alta y media alta, y desean fervorosamente vivir como ellas, pero bajo ningún aspecto tienen la sana intención de abonar los impuestos que esas sociedades aportan mensualmente a sus respectivos fiscos.
O sea, desean vivir como ricos o seudos ricos, pero pagar como pobres, toda una viveza que parte de la cultura criolla, siendo de esta manera, una fórmula difícil de sobrellevar, porque para nutrir a las escuelas con mejores planes educativos; los hospitales con mejores servicios de calidad sanitaria o proveer a las familias de viviendas dignas, previo puesto de trabajo, es imprescindible, casi diría obligatorio, tener una política fiscal ordenada y que todos se conviertan en contribuyentes participativos y honestos, algo que está muy lejano para que suceda en nuestro bendito país.
Lo primero que sale ante estas alternativas, es que los funcionarios son corruptos y se llevan o roban, todos los recursos que el pueblo abona con sus impuestos, pero a la hora de la verdad, cuando se intenta analizar y controlar desde las esferas fiscales, aparecen todo tipo de prebendas que utilizan los mismos contribuyentes, para desviar la verdadera causa de sus ingresos, motivando de esa manera, una peligrosa evasión, que permite insoslayablemente el no cumplimiento de las premisas enunciadas anteriormente.
Esto es un pequeño panorama, a mi criterio de lo que alcanza a una gran parte de la sociedad argentina, ahora, vayamos a comparar, algo que tampoco resulta muy satisfactorio, pero necesario al fin, de lo que acontece con la sociedad china en su conjunto, después de haber vivido un ordenamiento cultural y revolucionario durante casi 90 años.
Si bien casi todos los cambios en las sociedades universales, se han producido mediante guerras y revoluciones armadas, no forzosamente la doctrina de Mao, tuvo los mismos alcances, a pesar que han tenido varios años de lucha para revertir situaciones anómalas y destructivas con los imperios anteriores.
El líder de la revolución china, inculcó a su pueblo una nueva cultura, basada en el trabajo y el orden y a través de los años, comenzaron a recoger frutos impensados en los comienzos de esa lucha. No resultaba fácil manejar una revolución para miles de millones de almas que estaban acostumbradas, literalmente a otra cosa. Tal vez predominaba fuertemente la poca inserción de lo religioso, algo importante para obtener cambios significativos, debida cuenta de la teoría de Carlos Marx, cuando opinaba que “La religión, es el opio de los pueblos”.
Yendo más profundo al tema de la fe, los católicos, protestantes y evangelistas, no tomaron para nada lo conceptos de Jesucristo, y así les fue a lo largo del tiempo en estos 20 siglos de convivencia. Confundieron palabra por palabra las bases doctrinarias, con argumentos religiosos que paralizaron las mentes humanas en toda su dimensión.
Para hablar de todo esto, es menester utilizar alguna frase que mencionaba en una de sus canciones, el cantautor popular de nuestro folklore, Horacio Guarany, cuando decía, por ejemplo: “No tengo culpas si no traigo rosas”, cuando exhibía en el tema la exposición de espinas en la vida cotidiana del gaucho o el paisano.
Aquí repongo esas frases de Guarany, por el solo hecho de que muchas de mis palabras, no son de satisfacción para una gran porción de nuestra comunidad, pero es lo que sucede cabalmente en la actualidad.
No quiero que se acepte las bases de ese comunismo que estoy describiendo en mi comentario, simplemente, debemos reflexionar lo que significa hoy este seudo comunismo que empleaba Mao o aquella teoría marxista, que de ninguna manera es necesario emplear en estos días, solamente hay que recapitular todo lo andado, y aplicar un socialismo o comunismo social, que mancomunado con las buenas intenciones de los radicales primarios de Alem o Yrigoyen, más la doctrina de Perón y Kirchner, se puede llegar a un equilibrio político-económico de magnitud, para superar los grandes inconvenientes que nos dejaron los perversos neoliberales en las décadas anteriores.
El camino de este continente sudamericano, está dirigido hacia ése ángulo y en pocos años, disfrutaremos palmo a palmo, de los grandes cambios sociales y culturales que se están produciendo en nuestra querida Argentina.
Lo importante, es saber si gran parte de nuestra sociedad, le interesa realmente la igualdad o solo desea salvarse en la coyuntura y los demás "que se jodan". Eso no es lo que deseamos los argentinos de buen pie.
Por ello me ocupo en estas notas que ustedes van leyendo, de ofrecer un mejor detalle para un conocimiento profundo, de la real importancia que nos deja el modelo del país asiático y la mejor situación aún, al ver que desde el gobierno nacional, conjuntamente con otras administraciones políticas de Sudamérica, se van afirmando con China en la actualidad.
En las dos muestras que me faltan publicar, seguiré con la profundización de este trabajo, así pueden tener un panorama más enriquecedor sobre esta materia fascinante.
Hasta mañana!
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