La historia del peronismo está inundada de persecusiones, muertes y desapariciones de militantes y adherentes a lo largo de la historia, las dictaduras militares tapizaron el dolor sobre el movimiento nacional persiguiendo al pueblo, proscribiendo a nuestros líderes y fusilando a sus camaradas cercanos al pensamiento nacional. Nunca dudaron ni tuvieron pudor en su persecusión criminal. Hoy Cristina Kirchner, dos veces presidenta de la Nación por el voto popular, despedida de su segundo mandato por cientos de miles de personas en Plaza de Mayo, estadista respetada en el mundo está siendo perseguida en un intento de humillarla y denigrarla, inventando causas y sometiéndola a situaciones que no se le exigen ni a asesinos seriales. Como eso no pudo doblegarla, ni hacer que el pueblo le diese la espalda, no pudieron conseguir sus objetivos estratégicos de borrarla de la memoria popular, comenzaron hace tiempo a atacar a su hija Florencia.
Sin dudas es un golpe bajo de una justicia que dejó de ser tal, con personajes tan oscuros como corruptos, tributarios del ´poder imperial que les dicta sus resoluciones, que ahora tiene frente a si, un chica enferma, deteriorada por la situación de ser imputada en una asociación ilícita por ser hija de los Kirchner.
Tamaña ignominia, como la que padeció el compañero Timerman a quien negaron tratamiento, siendo Bonadío y su séquito responsables de su muerte antes de su tiempo, ha redoblado sus ataques contra una persona joven, ajena a la política, cuyo máxima responsabilidad ha sido recibir la herencia de su padre muerto, que además está incautada ´por el juzgado.
La compañera Cristina merece nuestra solidaridad plena, diaria, el afecto que le niega una situación de persecusión diaria, de tapas de falsas noticias, de imputaciones infundadas, de ataques personales de trolls y periodistas mercenarios, relatos falsos de la historia de su gobierno, quizás los más exitosos en términos de país y de Patria Grande desde la década feliz del primer peronismo.
No será gratis para los verdugos de hoy, el mañana del pueblo, tanto odio les alimentará con su sabor amargo los últimos tiempos de sus inviernos finales.
Cristina, Florencia un beso enorme multiplicado por cientos de miles de compañeros y fuerzas que estamos.