En las actuales circunstancias tal vez desear como se acostumbra unas felices fiestas, y un feliz y próspero año nuevo, podría considerarse como un atrevimiento, un deseo cuya propuesta exceda las posibilidades ciertas y favorables de un 2021 que trae sobre sí como lastre, una pandemia diezmadora, que se ha llevado muchos seres queridos, obligándonos a tomar distancia de nuestros afectos más cercanos, imponiéndonos una barrera entre ellos y nosotros, llamada contagio. Sin tener en cuenta la carencia de posibilidades laborales, la falta de recursos para las necesidades básicas, el hambre y la desolación. Pero lo peor de todo esto no es lo que pasó, sino lo que seguirá pasando, vacuna por medio, mientras el ser humano no tome conciencia de la importancia de cuidarse y cuidar a su semejantes, mientras se siga confundiendo «proteger la salud, con la política», mientras la soberbia humana entienda que los súper héroes son ficción, y nada tienen que ver con la realidad, mientras no entendamos que la vida es efímera en el contexto universal y única, mientras elegir entre la supuesta libertad y los cuidados temporales, no arrojen dudas, tal vez las perspectivas para el próximo año, no serán las que todos esperamos.
Es por eso que a la hora de expresarles mis mejores deseos, elijo la sinceridad a la hipocresía. Y voto por un nuevo año donde tomar conciencia de la necesidad de expresar el amor a través de cuidarse y cuidar a los demás, no requiera de discusión alguna, y entonces sí, el transcurrir del 2021, será sin duda un excelente año, donde convertir los sueños en realidad será como recoger los generosos frutos de un árbol.