Generando cambio

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Vamos por una educación cada día mejor PDF Imprimir Correo
Escrito por Gerardo Bova   
Lunes, 14 de Febrero de 2011 00:00
      Republicamos el artículo a pedido de los lectores:        ¿QUEREMOS ESCUELAS O CÁRCELES?
La educación es otro punto álgido en cualquier política de Estado, sobre todo con las enormes críticas que en la actualidad el gobierno nacional sobrelleva, muchas veces sin que se tenga un panorama concreto en el análisis, tal vez porque se desconoce lo hecho y existen intereses para que esos logros no se conozcan debidamente.
Desde ya es imprescindible que los contenidos de programas educativos para que tengan éxito en el tiempo, deban tener acreditados valores sustentables y estar sujetos a las necesidades básicas de una sociedad. Si no existen investigaciones profundas con respecto a las fallas anteriores, difícilmente estas se puedan corregir, porque los resultados o conclusiones finales, serían las mismas que condenaron al fracaso las políticas implementadas en el pasado.
No es la primera vez que escribo sobre este tema, desde que volvió el régimen democrático en Argentina en 1983, tuvimos 2 oportunidades históricas al producirse aquel Congreso Pedagógico durante el gobierno de Alfonsín, y al modificarse la Ley incorporando aquella denominada Ley Federal de Educación, durante la administración Menem.
Dos fracasos rotundos por distintos factores: 1) La primera se dejó en manos de las Autoridades Eclesiásticas que “coparon la parada”, desviándose ostensiblemente los objetivos del congreso, donde participaba toda la comunidad educativa, que además proponía una formación abierta, participativa y acorde a los tiempos que nos tocaba enfrentar con relación a las potencias desestabilizadoras tradicionalistas en el país, logrando de esa manera aquellos, interponerse con inteligencia y así pudieron aplicar las teorías ortodoxas y todo quedó igual.
2) La Ley impuesta por Menem, no era otra cosa que adquirir el modelo obsoleto y fracasado español, simplemente para salvar a las editoriales de ése país que estaban en la bancarrota, y aún hoy tenemos bien presente como les fue, de acuerdo al modelo de aprendizaje que tienen nuestros niños y jóvenes.
Vuelvo a escribir sobre este delicado tema por la simple razón que en vísperas del comienzo de un nuevo ciclo lectivo, parecería que a una gran parte de nuestra sociedad, le cuesta mucho entender cuales deben ser las herramientas básicas para mejorar un modelo de formación educativa. Esto también le cabe a las autoridades de escuelas, empresarios, políticos y medios periodísticos, que muchas veces por sacar algún provecho personal o institucional a favor de sus intereses especulativos, no han tomado con la seriedad que merece el tema en cuestión.
Para lograr objetivos claros, sustentados en el tiempo y con la posibilidad de éxito, en primer lugar, hay que mejorar los cursos a docentes y profesores, porque no obstante les cause algún enfado, muchos de ellos no representan un nivel académico moderno, además de no poder interpretar y adaptarse a la transmisión de otras verdades, que con el correr de la historia se han ido descubriendo, de acuerdo a las investigaciones y trabajos serios realizados por especialistas.
Scalabrini Ortiz ha sido contundente cuando calificó a nuestra historia contada por aquellos historiadores del siglo 19 y parte del 20, como mentirosa en un 90% de los escritos y que además tenían ciertas cargas ideológicas, impulsadas por los “triunfadores” en aquellas épocas cuando se iba formando el país, contando con material totalmente ajenos a los intereses populares.
Me tocó en forma personal, vivir situaciones molestas en los talleres Parlamentarios que dirijo, con algún docente que reivindicaba la Conquista de América y del Desierto, sin reconocer el genocidio y la prepotencia utilizada para infundir culturas no afines y desconocidas a los pueblos nativos u originarios de nuestro continente.
Otro de los caminos adecuados, ya que no consta otro que lo supere, es la apertura de nuevos centros educativos en todos los niveles, algo que la gestión Néstor-Cristina le han dado prioridad y vienen ejecutando desde hace 8 años, con la inauguración de 1047 escuelas de todas las categorías,  en casi los 2700 municipios, comunas y delegaciones comunales  de todo el territorio nacional.
Y esto sin ninguna duda, ni discusión, es algo que el gobierno puede mostrar como estandarte, porque si hacemos una rápida revisión y comparación con los gobiernos de los últimos 60 años, crean que la diferencia es tan notoria que, reitero, no deja ningún margen de disputa.
Entre 1955 al 2003, se construyeron en el país 845 escuelas contra las 1047 de los últimos 8 años, con el agravante para las gestiones anteriores que se cerraron 246 casa de estudios, las mayorías secundarias y orientadas a características técnicas.
Menciono con cierto énfasis estas estadísticas por varias razones que están plenamente a la vista y no vislumbro a nadie que se dedique a explicar las diferencias entre dos modelos claros de hacer políticas públicas.
Aquellos que desean volver al gobierno con votos que no los acompañan, tienen como propuesta, apostar más a la seguridad que a la profundización de la educación. Les satisface mucho más abrir cárceles o querer bajar la inimputabilidad a los adolescentes, que la apertura de escuelas o el mejoramiento sustantivo de los planes de estudios que permita la inclusión social. Por ello defendemos y aprobamos con firmeza la Asignación Universal por Hijo.
Este concepto que acabo de exponer está debidamente comprobado: Entre los gobiernos militares y las gobernaciones en épocas democráticas (Romero en Salta, Menem en La Rioja, Rodríguez Saa en San Luis y Duhalde en Buenos Aires) se abrieron 11 cárceles “modernas” de alto riesgo. Como ejemplo puedo citar la que se construyó en General Alvear (Provincia de Buenos Aires) durante la gestión Duhalde, que inauguró un servicio penitenciario para 1000 internos, no teniendo en cuenta que ese pueblo de 8 mil habitantes carecía de capacidad hotelera y aquellas jornadas de paz que vivían habitualmente los alvearenses se derrumbó, principalmente los fines de semana, ya que los familiares de los presos, para poder visitarlos tenían que acampar a la intemperie, con la evidente intranquilidad ocasionada al pueblo anfitrión que no estaba acostumbrado a esas nuevas culturas.
También el tema candente de la edad inimputable, está en el interés desesperado de la oposición para ganar votos, ayudados por la estrategia que manejan los medios para asustar al pueblo, con la fuerte difusión de la inseguridad ante cualquier hecho delictivo, algo que en algunos casos no se puede negar.
Parecería que van a incluir los jardines o escuelas primarias dentro de las cárceles, así no se toman el trabajo de formar a nuestros niños, y decididamente con el tiempo bajarán la edad imputable a los 6 años, porque para estos sectores que poco le interesan la salud mental de los chicos, sólo creen que los que cometen delitos son los marginales y los sectores más pobres de nuestra comunidad.
A manera de estadística, puedo argumentar que en el presente verano en Villa Gesell, donde vengo habitualmente en la temporada, se cometieron en enero 9 hechos de robos en casas y quintas y 7 de ellos los produjeron jóvenes de clase media y media alta y no los sectores más olvidados de la sociedad.
Estas son muestras elocuentes, que lo más necesario es un modelo inclusivo, bandera principal del actual gobierno, y para ello debemos trabajar en todos los ámbitos para profundizar lo ya realizado. La participación activa de los jóvenes y niños en las escuelas con Parlamentos abiertos, donde se convierten en protagonistas, incluso en los debates de los presupuestos comunales, son herramientas que han dado frutos satisfactorios en distintos distritos: San Fernando, Chajarí, Junín, Ituzaingó, a manera de ejemplo, y debemos incluir a todos los municipios del país para que les demos instrumentos válidos y concretos a los más chicos, que en definitiva son los que van a conducir a la Nación en un futuro cercano.
Tuve y tengo el honor que el gobierno nacional me dio todo el apoyo para profundizar los parlamentos en las escuelas  y si agregamos que los niños produzcan debate  con la lectura de diversos diarios en el aula, seguramente vamos a formar a hombres y mujeres pensantes  que no serán serviles a los medios corporativos y/o políticos y empresarios que requieren y necesitan a una sociedad obediente y complaciente para poder ejecutar sus aspiraciones desmedidas de opresión. Caso concreto el modelo de esclavitud en  zonas rurales que fue descubierto recientemente.
El crecimiento formativo de una comunidad se logra con escuelas,  no  con cárceles y los errores cometidos en estos 200 años no se modifican de un día para otro, a lo mejor con 2 períodos más de profundización del modelo actual, nos permitirá que nunca más vuelvan a dirigirnos sectores contrarios a la independencia del ser.
Queda a disposición de cada uno de nosotros, en que país queremos vivir verdaderamente.

Última actualización en Lunes, 14 de Febrero de 2011 12:30
 
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